18 abril, 2024

La razón

La razón es y debe ser de la verdad. La verdad es de Dios, y la verdad entre los humanos, debe ser discernida, debe ser razonada, es conveniente que sea analizada, discutida y de ser posible, probada con argumentos basándose en lo conocido y en la lógica.

Lo más opuesto a la razón es la imposición. Cuando se impone algo, se pierde toda opción a la razón porque la verdad impuesta deja de ser verdad.

En política, por el populismo, viene ocurriendo un fenómeno que considero muy peligroso: la masificación de la prepotencia, la que se ha ido intensificando. A mi modo de ver, no hay nada peor que los dueños de la verdad. Yo tengo que admitir que hay personas que piensan diferente que yo y tengo la obligación de aceptar que puede y definitivamente tiene que haber alternativas diferentes a lo que yo propongo y es posible que alguna de esas alternativas pueda ser incluso mejor que la mía. El creerme o sentirme dueño de la verdad, no me la pone en mi propuesta.

Una de las formas de imponer la verdad es callando toda otra voz, Se lo logra al permitir el derecho a la réplica sólo a la autoridad, con el fin de tener siempre la última palabra. Eso permite a la autoridad desdecirse y recular, primero hablo de defender la ecología y luego hablo de explotar destruyendo, dando argumentos que pueden ser fuertes o débiles, pero como nadie me puede replicar, lo que yo digo llega a tener sentido, aunque no lo tenga realmente. Como nadie puede replicar, se pasa desapercibido el daño a una Ciudad al quitársele su producción.

El tener la única voz permite hacer muchas cosas buenas, pero también justifica muchas obras malas y mucho daño a una nación. El consenso no debe hacerse solamente con el criterio de los líderes del partido. Hay que escuchar y analizar las posturas de la oposición. No soy dueño de la verdad aunque aparentemente lo sea, por las circunstancias dadas.

Por otro lado, lo cortés no quita lo valiente. Si yo he insultado, difamado o hecho difamar contra un inocente, aunque me sea antipático, es mi deber de hombría de bien, rectificar, decir la verdad y pedir disculpas.

La prepotencia es antipática y puede cobrarnos más caro de lo que podemos suponer, el querer mantener la actitud de prepotencia. “L´etat se moi” (El estado soy yo) decía prepotentemente Luis XIV y pocos años más tarde rodaban las cabezas de los reyes de Francia bajo la guillotina.

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Carta a Rafael Correa

No me dirijo al Presidente de la República. Me dirijo al ecuatoriano común que tiene un encargo que cumplir por un mandato ciudadano en un momento histórico determinado.

Me ha tocado la extraña suerte, sin ser cabildero, de haber estrechado la mano de muchos de los presidentes o jefes de Estado que se han sucedido en este país. A usted se la estreché cuando era un reciente candidato y acudió a una reunión de los jueves con los denominados “autonomistas” en el restaurante BonPain. Su locuacidad convenció a la mayoría de los presentes. En buena parte porque, además, el candidato opositor, Alvarito, es un tanto negado en el don de la palabra y rehuía a reuniones como éstas.

Usted se manifestó pro autonómico y se identificó con nuestras propuestas porque quedó en claro que no tenían dejo separatistas y se concentraban en lograr una efectiva equidad y proporcionalidad en la redistribución del presupuesto nacional, considerando la densidad regional y con fundamento en los índices de pobreza establecidos en base de los Censos Nacionales. Este fenómeno se atribuía al fuerte sistema presidencialista que hemos heredado desde el tiempo de la colonia, multiplicado por el activismo burocrático en beneficio de su lugar de residencia.

En realidad somos quienes éramos…

Entre las ancestrales tribus africanas existe la creencia de que cuando un hombre está en una situación desesperada y sin solución, se debe convocar a los espíritus de sus antepasados para que lo ayuden.

La energía emanada de la sabiduría que sus predecesores engendraron, acudirá hasta quién los invoque para ayudarlos en lo que sea por grave que esto sea.

Cuando vivían nuestros antecesores generaron muchos sentimientos, pensamientos y acciones.

Gracias a ellos somos lo que somos.

Esa inconmensurable energía que desencadenaron, fue transmitida a sus descendientes y estos a sus descendientes y así sucesivamente, hasta llegar a nosotros para ser lo que somos.

2 comentarios

  1. «aquel» (clon de LUIS XIV) que no se lo nombra y que todos aqui nos Imaginamos para quien va dirigido este excelente articulo seguro no se da por aludido y debe sentirse muy tranquilo y seguro, porque sabe que ya las GUILLOTINAS no se usan mas!

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