7 octubre, 2024

Me declaro ignorante

Me gustan los refranes, las sentencias, los escritos que en pocas palabras resumen verdades o expresiones lapidarias, frases que demuestran el pensamiento franco y libre del hombre que piensa. Esto me llevó a comprar el libro de Camilo Chaparro: ”El que me acuse de dictador es un ignorante”, que resume, en frases del General Hugo Chávez, el pensamiento del Presidente de Venezuela y su visión sobre su tipo de Gobierno.

Creo que la regla elemental para la convivencia humana es el respeto: el respeto mutuo, el respeto al orden establecido, a las leyes, el respeto al derecho y a la propiedad ajena, el respeto a la libre expresión. ¡Respeto, libertad e igualdad!

De la libertad al libertinaje hay una distancia muy grande, pero esta distancia no se puede acortar coartando la libertad, pues en ese momento desaparece la libertad. Por otro lado, una mentira repetida reiteradamente millones de veces, no se convierte en verdad, incluso aunque la gente crea en ello. ¡Eso se llama engaño! Ahora, con las nuevas maneras de comunicación, es muy fácil, tanto acusar falsamente, como actuar impunemente y luego decir “yo no fui”.

Es cierto que en nuestras democracias latinoamericanas, desde que nuestros países se declararon libres, muy pocos Gobiernos se han preocupado sinceramente por el bien del país y del pueblo. Ahora es muy agradable viajar por Ecuador y conocer sus encantos, gracias al buen cuidado y mantenimiento de las vías, lo que significa un logro significativo a favor de este Gobierno.

Yo no aceptaría un puesto público donde tenga gente a mi mando, porque no creo poder contar con las personas cien por ciento incorruptas y sin precio que necesitaría para ejercer mi cargo, ya que el hombre, en general, se deja llevar naturalmente por la amistad mal entendida, los favoritismos y la viveza criolla, y piensa, a veces sinceramente, que está obrando correctamente.

Lo que es cierto es que la acumulación de poder, el tener la sartén por el mango, el manejar los tres poderes y la justicia, dan a la persona una facilidad extraordinaria para pensar que tiene toda la razón, para callar a la oposición, para cerrar los oídos a las críticas, y los ojos a las acciones de sus aliados, creerse dueño absoluto de la verdad y por medio de ese absolutismo de poder, equivocarse y actuar erradamente. Entre ese absolutismo y una dictadura, la única diferencia es la fuerza pública y antes, la censura a los medios y el silencio obligado. Esta democracia dictatorial, que es la que se vive en Venezuela y se quiere implantar en otros, a mi modo de ver es Dictadura, porque lleva a los grandes peligros de ella, que son: la impunidad para la corrupción, el favoritismo interesado y la persecución a la oposición. En los momentos de elecciones se limita el gasto en propaganda, pero no se limita las presentaciones cotidianas del partido que gobierna, como lo hizo Chávez hace poco tiempo. Esto hace que sea imposible una competencia leal y honesta.

Chávez insiste en que el que diga que es un dictador es un ignorante. Dadas las circunstancias que nombro, me tengo que declarar ignorante.

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Primero, debe comenzar suspendiendo la consulta popular, por ilegal y amañada, por no respetar la Constitución vigente y por todos los propósitos ocultos, de dominar la administración de Justicia, los medios de comunicación y someter a un régimen de terror a todo el país con la pretendida ley y controles arbitrarios para combatir la corrupción y los enriquecimientos ilícitos. Los empresarios nacionales y, con mucha más razón o precaución, los extranjeros prefieren invertir en países en los que exista seguridad jurídica, en los que los jueces y las cortes sean independientes y sus regímenes políticos y procedimientos sean auténticamente democráticos.

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