28 abril, 2024

Sistema Falso, Opresivo y Paternalista

Con las renuncias de asambleístas al partido gobiernista, el llamado Socialismo del Siglo XXI está mostrando su verdadera cara. No se trata de ideales sino de dictadores.

Al fin se están dando cuenta que es un slogan para disfrazar a tiranos. Los que denuncian y se retiran por ahora son llamados traidores, aunque el verdadero traidor es el que traiciona a la patria causando incertidumbre para provocar caos, desempleo, pobreza, delincuencia, para en medio de la desesperación del pueblo tomarse el poder total argumentando que él solucionará los problemas cuando en realidad es el causante de ellos.

Culpa a otros, se aprovecha de los recursos del Estado para promocionarse; restringe la libre expresión, a medios de comunicación, para imponer su voluntad; reprime, utiliza el temor y la violencia para no ser descubierto. Si logra su objetivo, quien proteste será llamado disidente, enemigo del pueblo y de la patria, será excluido, marginado, encarcelado, declarado loco. Bajo control total los mejores trabajos serán para los obedientes que se esmerarán en denunciar a compañeros, amigos, familiares, para congraciarse y progresar. Es un sistema falso, opresivo y paternalista, basado en bonos clientelares para ganar votos. Busca someter al ciudadano, abarcar todas las esferas del poder y medios de producción.

El presidente ya no tiene mayoría en la Asamblea. Los asambleístas deben llamarlo a juicio político por malversación de fondos del Estado, por utilizarlos para beneficio personal, para ganar elecciones y definitivamente no se le debe permitir más abuso con propaganda falsa, especialmente ahora con motivo de la Consulta Popular y Referéndum.

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  1. Felicitaciones por tan acertado artículo Sr. Don Carlos Sagñay. Concuerdo con usted en que el Socialismo del siglo XXI, es el difráz con que Correa, trata de ocultar su afán de tirano con la máscara de idealista.
    Muy bién han hecho ciertos Asambleistas de Alianza País en renunciar, pués vislumbraron las verdaderas intenciones de Correa. Ojalá que se alcance la mayoria en el Congreso para destituir a este dictador del cargo que ostenta, razones hay muchas: alta traición a la Patria, al fingir un secuestro para engañar al pueblo, malversación de fondos del Estado utilizados en canpañas electoreras a su favor, etc.

  2. Su lucidez es admirable y digna de respeto, pero está arando en el mar. Cómo nos gustaría que no fuese así. En una dictadura es el tirano quien cuenta los votos, por eso cualquier engaño que pretenda en las urnas, le resultará.

    Su voz es un aliciente para quienes comprendimos desde un principio que elegir a un aventurero, ayudado por las criminales FARC y el déspota venezolano, no podía ser alguien de bien, o en sus cabales. Por eso no es raro que la delincuencia internacional haya cogido como su destino preferido un país descarrilado y en manos de sus compinches.

    El despelote continuará, la criminalidad se acentuará, el desempleo cundirá, la miseria se propagará, la mentira reinará, la división entre ecuatorianos progresará, porque forman parte del programa que sirve los designios de un individuo inepto, sin moral y sin norte.

    ¿Esperanzas de despertar de esta pesadilla? Pocas, pero las hay.

    Por el momento vemos que las tiranías medí orientales van cayendo como castillos de naipes, con la venia del gobierno americano, para que se perpetúen como dictaduras militares; es decir, el mamerto Obama ya está dando luz verde a los militares.

    Así que ya saben nuestros militares lo que deben hacer, aunque lo dudo porque mientras sigan disfrutando de las canonjías que comparte con el poder, pocas ganas tendrán de colaborar para cambiar el sistema.

  3. Nunca se ara en el mar cuando se dice la verdad sin temor ni reticencia. Lo que usted indica pasará sólo si lo permitimos. A las palabras no se las lleva el viento como muchos creen, menos aún a la palabra escrita. Los militares harán lo que tienen que hacer cuando nuestras voces de protesta se multipliquen y el clamor popular se vuelva ensordecedor. Pero debemos ser temerosos de los que callan porque los que vociferan y gritan para amedrentar son cobardes.

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