¿Qué pena? Y por qué contra Guayaquil? La respuesta no la quiero asimilar.

Sobre “Un plan para perjudicar a Guayaquil”, nada más, ni nada menos sería atentar contra la patria toda.

¡Basta ya! Guayaquil ha demostrado que jamás se dejará golpear, porque como lo dijo el Alcalde Nebot en su discurso de octubre, “Guayaquil es de mujeres y hombres maduros, capaces de amar, pensar, ejecutar y progresar; capaces, de entender y de aprender, pero jamás de retroceder y peor de temer…”.

Ahora se atenta contra el aeropuerto José Joaquín de Olmedo, al quererlo responsabilizar del grave peligro que constituyen los pájaros en vuelo, contra la integridad de los aviones, también en vuelo, y por tanto de los pasajeros-vidas humanas-, lo que va en desmedro ante el mundo.

Realmente el momento es crucial y en ello, debe ponerse manos a la obra; la acción le corresponde al Ministerio de Transporte y a la DAC como responsables directos de la aeronáutica del aeropuerto y siendo emergente el caso, la TAGSA debe diligenciar dicha acción gubernamental, contando también con su contingente que si es necesario.

El caso es emergente y el gobierno debe responder, no puede cruzarse de brazos, eso sería no solo atentatorio contra Guayaquil sino contra todo el tráfico aéreo, de gran repercusión continental. ¡Atención! No hay tiempo que perder!

Todavía hay algo más que afrontar, en contra de Guayaquil “la existencia dizque de un plan malévolo” para asestar un golpe macabro contra el futuro de la Ciudad, al incitar la invasión, de las 2017 hectáreas de tierra -donde se levantará el nuevo aeropuerto-con el pretexto de que sean cultivadas hasta que se construya, plan que, incluso, va contra la existencia jurídica de Chongón, parroquia urbana desde hace 20 años, como jurisdicción de la parroquia Tarqui, así consta en la red municipal y todos los asentados en ese sector: urbanizaciones, industrias, centros educativos, poblados, comunas o no comunas, etc., así lo consideran y en hora buena que el Municipio de Guayaquil lo quiera urbanizar ya independiente. Esto, no va a alterar la vida de los habitantes con deberes y derechos civiles que podrán recibir y exigir obras. Y algo muy importante en “plena edad” de la preservación de la naturaleza y con ello del agua, elemento vital humano, se cometería un crimen si se llegara a afectar el agua del embalse de esa región, que sirve a toda la Península de Sta. Elena y Playas…. -Siempre las invasiones hacen de esos espacios sus desaguaderos-

¡Basta ya de tanto atentado politiquero gubernamental, contra el progreso de Guayaquil! especialmente contra su Municipio.

Hay que reconocer que Guayaquil tiene un Alcalde, cuyo único ideal es el engrandecimiento de esta Ciudad.

El no es un hombre de jaranas ni fanfarria, su vida la ha dedicado a hacer de Guayaquil-la Ciudad reconocida con un trabajo municipal excepcional, desde todos los ángulos -materiales y humano- Hay que reconocer que, en este último aspecto, no hay guayaquileño, nacido o domiciliado, que no se sienta orgulloso de vivir aquí y trabajar por engrandecerla: obreros, comerciantes, industriales, profesionales, artistas e intelectuales de todos los niveles económicos y sociales.