El secreto de la miel: La abeja no toma polen de una flor caída. (Proverbio chino).
Todos anhelamos la plenitud, cuyo sinónimo podría ser calidad de vida, aunque la
verdadera plenitud será en la totalidad de la vida, de la entrega, de la visualización
del Absoluto, de nuestro Dios. Sin embargo, podemos ver, palpar, que es posible una
calidad de vida que muestre lo mejor de nosotros mismos en el amor, en el trabajo, en
las relaciones. El punto está en saber descubrir el secreto que desarrollará esa calidad de
nuestro ser. El Padre Carlos Vallés, jesuita español, que trabajó muchos años en la India,
y autor de muchos libros de espiritualidad nos invita a pensar en el secreto de las abejas
para producir la calidad de miel que hace dulce la vida y muestra la esencia de su ser.
¿Podremos los humanos mostrar mejor calidad de vida, vivir a plenitud nuestras relaciones
de amor, amistad, trabajo? Veamos.
“La flor recién caída de la rama está aún llena de polen y es fácil tomarlo desde el suelo
donde yace, sin esfuerzo de alas ni preocupación de alturas. Sin embargo, la abeja no se
acerca. No cuentan en su búsqueda las flores que yacen en el suelo. Sigue su trayectoria
elevada y su abastecimiento en vuelo entre flores vivas. No toma el néctar derramado de las
flores caídas.