25 abril, 2024

maria-gabriela-unamuno

Con el tiempo…

He aprendido que… como humanos tenemos derecho a equivocarnos, pero no tenemos derecho a justificar nuestros fracasos.

He aprendido que… desear o soñar algo no es suficiente; lo realmente importante es dedicarnos a hacerlo realidad.

He aprendido que… los “hubiera” no debieron haberse inventado; no hay peor manera de perder el tiempo que vivir en el pasado.

He aprendido que… es mejor morir en el intento que morir sin intentarlo; no hay causas perdidas… sólo quienes dan por perdidas sus causas.

Reinventemos una sociedad.

Marcha por Guayaquil

Hoy en día es muy común ver en la televisión, escuchar en la radio o leer en los periódicos sobre casos de crímenes en cualquiera de sus especies; ya sean éstos, asaltos, violaciones, secuestros, o cualquier otra vulneración al derecho ajeno.

Yo me pregunto “¿Dónde quedaron las buenas costumbres y el amor al prójimo que tanto tratan de infundirse?” Definitivamente son sólo el recuerdo de una época en la que enterarnos de que mataron, secuestraron o violaron a alguien, era algo que nos sorprendía.

En nuestra sociedad contravenir las leyes se ha vuelto una costumbre; y como la costumbre es una fuente del Derecho, que Dios nos ampare, y que arrebatar lo ajeno, matar, o violar, no se tipifiquen en alguna norma.

El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional

En estos tiempos es muy probable que ser feliz sea un anhelo para muchos y una realidad para otros, una quimera para algunos y una auto-realización para otros.

Vivimos en tiempos difíciles, es cierto, crisis económicas, políticas sociales, el desempleo aumenta, las enfermedades atacan nuestro cuerpo, atravesamos dolorosas pérdidas, familias que se desintegran. Parece haber más de un motivo para concluir que ser feliz es la dicha de unos cuantos.

En mi concepto, la felicidad no se mide por cuánto tienes, ni hace distinción de razas, tendencias políticas o grupos sociales. Yo creo que ser feliz es la capacidad de optar por la propia realización personal en circunstancias en que otros optan por la locura, el lamento o el dolor. Es la elección de ver el lado positivo donde parece no haberlo, ver la mitad del vaso lleno donde otros sólo verían la mitad de un vaso vacío.

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