16 abril, 2024

Poesía & Arte

Dios

Por último, no quiero dejar de presentar en esta serie, este hermoso poema de alabanza a Dios, en el que Rafael Pombo describe la obra más bella de Dios.

Dios
Rafael Pombo

¿Quién te dio tantas estrellas
¡Oh cielo! y tanto arrebol
y nubecitas tan bellas?
– Y el cielo contesta: Dios

El gato bandido

Para terminar con esta serie de cuentos infantiles, en el que debería estar incuida la preciosa Historia que ya publiqué de Rubén Darío “Los motivos del lobo”, veamos ahora la arrepentida historia de Michín, “el gato bandido”:

El gato bandido
Rafael Pombo

Michín dijo a su mamá:
“Voy a volverme Pateta,
y el que a impedirlo se meta
en el acto morirá.
Ya le he robado a papá
daga y pistolas; ya estoy
armado y listo; y me voy
a robar y matar gente,
y nunca más (¡ten presente!)
verás a Michín desde hoy”.

La pobre viejecita

Otra hermosa historia es la de esta pobre viejecita, que no tenía prácticamente nada. Esta es otra historia de Rafael Pombo, poeta colombiano del que ya hemos hablado y que tiene una extraordinaria facilidad de versificación y nos demuestra con esta poesía, su fino humor. Conozcamos a esta pobre viejecita:

La pobre viejecita
Rafael Pombo

Érase una viejecita
sin nadita que comer,
sino carnes, frutas, dulces,
tortas, huevos, pan y pez.

Mirringa Mirronga

Otra hermosa historia es ésta, de la gata Mirringa Mirronga. Espero que la disfruten.

Mirringa Mirronga
Rafael Pombo

Mirringa Mirronga, la gata candonga
va a dar un convite jugando escondite,
y quiere que todos los gatos y gatas
no almuercen ratones ni cenen con ratas.

“A ver mis anteojos, y pluma y tintero,
y vamos poniendo las cartas primero.
Que vengan las Fuñas y las Fanfurriñas,
y Ñoño y Marroño y Tompo y sus niñas.

El renacuajo paseador

RiN rIn ReNaCuAjO

Voy a presentar por unas semanas, una serie de cuentos infantiles en verso de un poeta colombiano del cual ya hemos hablado antes, Rafael Pombo. Veamos ahora la triste historia del Renacuajo paseador:

El renacuajo paseador
Rafael Pombo

El hijo de rana, Rinrín Renacuajo
salió esta mañana muy tieso y muy majo
con pantalón corto, corbata a la moda
sombrero encintado y chupa de boda.
– ¡Muchacho, no salgas! – le grita mamá
pero él hace un gesto y orondo se va.

A Margarita Debayle

Ya hemos hablado de Rubén Darío. Ahora quiero presentar una poesía de él que es un tierno cuento infantil, que vale la pena recordar.

Margarita Debayle Sacasa de Pallais, nació el 4 de julio de 1900 en León, Nicaragua. Fue hija del Dr. Louis Henri Debayle, conocido como “el Sabio Debayle”, un importante Médico nicaragüense que estudió en París, Francia, y regresó a Nicaragua con una máquina de Rayos X, que lo ayudó a dar diagnósticos certeros que le valieron su apodo. Su madre, Doña Casimira Sacasa Sacasa de Debayle fue hija del Presidente de Nicaragua en esa época, Roberto Sacasa y Sarría y hermana del posterior Presidente, Juan Bautista Sacasa y ligada por lazos familiares con la mayoría de las familias de rancia aristocracia de León, la segunda Ciudad más importante de Nicaragua.

El Doctor Debayle fue el Médico de cabecera de Rubén Darío y en 1906 fue invitado a la casa de verano de la familia Debayle Sacasa en la paradisíaca Isla del Cordón. Fue allí, en una tarde, cerca de la playa, que sentado en una roca, Darío escribió esta hermosa poesía a la entonces niña Margarita, quien le había pedido que le escribiera un cuento en verso.

Romance de los ojos verdes

Rafael de León, al menos por su poesía, tenía una fijación por los ojos verdes. Por eso no quiero dejar pasar, al hablar de él y de su poesía, este romance de los ojos verdes, que vale la pena recordar.

Romance de los ojos verdes
Rafael de León

-¿De dónde vienes tan tarde,
dime, di, de dónde vienes?
–¡Vengo de ver unos ojos
verdes, como el trigo verde!

El sueño juega y se esconde
en la plaza de mi frente…
caballo por las ojeras
de unos ojos en relieve.

Romance de la viuda enamorada

Otro hermosísimo romance de Rafael de León, es esta historia del dolor que producen las habladurías, en el corazón de esta viuda enamorada.

Romance de la viuda enamorada

Rafael de León

Siempre pegada a tu muro
y al filo de tus almenas;
siempre rondando el castillo
de tu amor; siempre sedienta
de una sed mala y amarga
de desengaño y arena.

¿Por qué te querré yo tanto?
¿Por qué viniste a mi senda?
¿Quién hizo brillar tus ojos
en la noche de mi pena?
¿Qué lluvia de mal cariño
quiso convertirme en yedra,
que va creciendo y creciendo
pegada a tu primavera?

Romance de aquel hijo

Ya hemos hablado de Rafael de León, sin embargo, de sus hermosos poemas tengo aún algunos en el tintero, que considero tan hermosos, que vale la pena ser recordados. Uno de los que más me impacta es este romance de aquel hijo que no tuvimos. Rafael de León hace una descripción tan bella de ese hijo, que provoca un sentimiento de melancolía y dolor de haber perdido ese gran amor de la juventud. Revivamos ese amor de antaño.

Romance de aquel hijo

Rafael de León

Hubiera podido ser
hermoso como un jacinto,
con tus ojos y tu boca
y tu piel color de trigo,
pero con un corazón
grande y loco como el mío.

Medardo Ángel Silva

He dejado pasar más de un año de haber comenzado a publicar la poesía de la semana, para hablar de un poeta ecuatoriano, aparte de lo que publiqué de nuestro Prócer y verdadero genio de la libertad del Ecuador, nuestro Patriota, Don José Joaquín de Olmedo y Maruri.

Vamos ahora a hablar del poeta romántico, guayaquileño, que perteneció a la generación decapitada, que nació en Guayaquil el 8 de junio de 1898 y falleció prematura y trágicamente, el 10 de junio de 1919, dos días después de haber cumplido 21 años. Escritor, músico, poeta y compositor, es considerado el mayor representante del modernismo en la poesía ecuatoriana.

Quedó huérfano a muy temprana edad y su madre, con la pequeña pensión que recibía, construyó una casita en la Avenida del Cementerio. Entró a estudiar en la Escuela de la Filantrópica, cercana a su casa. Es factible que su fijación por la muerte pueda venir de su niñez viendo pasar los cortejos fúnebres frente a su casa. Le gustaba la música y solía practicar el piano en el Convento de San Agustín.

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