23 abril, 2024

Historia

La voz de Gilda Holst sobre la Generación del 30

La Generación del 30 en el Ecuador fue una corriente que echó raíces hacia muchos escritores ecuatorianos actuales, y cuya fuerza de realismo social ha perpetuado hasta el presente. El realismo quiere hacer denuncia, quiere tomar en cuenta los sectores desfavorecidos y llevar a cabo una aparición, que salga a la luz los individuos desesperanzados por su marginación social.

El alejamiento del modernismo gracias a las nuevas líneas literarias ejerce un cambio potente y transcendental. El realismo social transcurrido en la Generación del 30 equivale a un futuro destapado, sin un implante superfluo que cubriría a la sociedad burócrata e ignoraría al resto, a los marginados. En este ensayo se indagará la influencia de esta corriente en lo que es la literatura contemporánea y lo que fue en su tiempo. La escritora y crítica literaria ecuatoriana, Gilda Holst, quien fue entrevistada, será un pilar fundamental gracias a sus comentarios y opiniones sobre la Generación del 30 y su ideología sobre la proyección de esta en la literatura actual y en la propia, y será basado este análisis en el resultado de la conversación virtual adquirida con la literata.

Tres grandes Guayaquileños (II) – Dr. Julián Coronel Oyarvide

Destacado médico guayaquileño nacido el 16 de junio de 1845, hijo del Sr. José Julián Coronel Matheus y de la Sra. Ignacia Oyarvide Acevedo.

Sus primeros estudios los realizó bajo la dirección del preceptor Camilo Echanique, en una época en que se vivían las transformaciones sociales y políticas que se produjeron a raíz de la Revolución Marcista que puso fin a quince años de dominación floreana, y en 1858 ingresó al Colegio San Vicente del Guayas, que lamentablemente al poco tiempo después tuvo que cerrar sus puertas. Entonces viajó a Quito para ingresar al Seminario de San Luis, donde en 1865 se graduó con espléndidas calificaciones.

Olmedo, Guayaquil y su Aurora Gloriosa – Parte V

GUAYAQUIL, CIUDAD, PUERTO Y ASTILLERO; además, Provincia de Guayaquil, desde siempre y hasta siempre, desde la Colonia, en la Independencia, y en la República. La Provincia de Guayaquil y sus hijos, siempre han conservado su personalidad, su identidad, su nacionalidad. Características de la provincia de Guayaquil, son su independencia, libertad, generosidad y lealtad. Pero también siempre la Provincia de Guayaquil, ha sido perseguida y pretendida por el fenómeno del “CENTRALISMO”, tanto en la época de la Colonia: España; como en los albores de la independencia: Colombia y Perú; como en la República: De cualquier manera, se trata de opacar su brillo, ora cambiando el nombre de la provincia de Guayaquil, ora dividiéndola, o continuar desmembrando sus territorios, ora manipulando su historia, y restándole importancia al Padre de la Patria, al estratega político, demócrata ilustre, prócer y poeta, de la ciudad, de la provincia, del estado, y de América, José Joaquín de Olmedo.

Ya es hora que la República del Ecuador, reconozca y ensalce la gloria del PRIMER ECUATORIANO que legítimamente gobernó un jirón del territorio nacional independizado.

Olmedo, Guayaquil y su Aurora Gloriosa – Parte IV

No volvió a flamear en Guayaquil, el emblema NACIONAL, poco a poco, fue perdiéndose su recuerdo; sólo quedó en la mente de los viejos patriotas del año 20, que compartieron el pensamiento de Olmedo, de que, bajo sus pliegues, se amparasen los pueblos todos de la Audiencia de Quito, y por qué no, todos los pueblos libres de Hispanoamérica.

Fue por decreto oficial legalmente expedido el 2 de junio de 1822, que la Junta de Gobierno de Guayaquil, sustituyó la invicta e inmortal bandera por un pabellón blanco, su primer cuarto superior azul, y una estrella en el centro, cuando la lucha por la libertad de la Provincia de Guayaquil había terminado, venciendo en los campos de batalla, hasta las faldas del Pichincha el 24 de Mayo de 1822, para que el gloriosos pabellón azul-celeste y blanco de cinco franjas horizontales y tres estrellas, no presenciase la pérdida de la autonomía de la Provincia Libre de Guayaquil Independiente, convertida en territorio colombiano por Bolivar, con el uso de la fuerza, un 13 de julio de 1822, cuyo primer fúnebre aniversario conmemoraron dolorosamente el 13 de julio de 1823, al decir de Wilfrido Loor.

Tres grandes Guayaquileños (I) – Don Pedro Carbo

Octubre es el mes de Guayaquil y pasadas ya las fiestas de independencia quiero resaltar a tres grandes guayaquileños, ejemplo de grandeza y amor imperecedero por nuestra ciudad. Tres grandes de entre los grandes: DON PEDRO CARBO NOBOA, el Dr. JULIAN CORONEL OYARVIDE y el Dr. FRANCISCO CAMPOS COELLO. He aquí breves reseñas de su vida y ejemplar servicio a Guayaquil.

DON PEDRO CARBO

Repúblico guayaquileño nacido el 19 de marzo de 1813, hijo del Crnel. José Carbo Unzueta y de la Sra. Josefa Noboa y Arteta.

Olmedo, Guayaquil y su Aurora Gloriosa – Parte III

A José Joaquín de Olmedo lo analizan desde dos enfoques diferentes, el que lo considera como Prócer de su Patria ecuatoriana y el que ve en él, al Hombre de América. A su Patria pertenece como el primer ecuatoriano que legítimamente gobernó un jirón del territorio nacional independizado, al decir del padre Aurelio Espinoza Polit S.J. y; a América por haber sido su voz un eco decisivo, en la vida de las naciones que luchaban por su independencia, dueñas en delante de su autonomía soberana y de su porvenir.

El Libertador era un hombre de armas por convicción y para él, la fuerza debía ir adelante, para luego hablar de leyes y de paz. Rocafuerte por el contrario, era “anti-militar” encarnizado. También diferían los dos en las formas de gobierno. Bolívar quería reducir las colonias emancipadas, en una sola república en la cual él mismo fuese su presidente vitalicio, por el contrario, Vicente Rocafuerte era el “federalista más rabioso” que el Libertador había conocido.

Olmedo, Guayaquil y su Aurora Gloriosa – Parte II

El Acta del Cabildo da fe que se nombró como Jefe Político al señor doctor José Joaquín de Olmedo, por voluntad del pueblo y de las tropas, y que Olmedo prestó “el juramento de ser independiente, fiel a su Patria, defenderla y coadyuvar con todo ello que encierre a su prosperidad”. Este juramento lo cumplió mientras duró el mando, haciendo frente con denodada entereza al mismo Bolívar. Pero el problema más arduo y que más sinsabores le iba a causar, era la presión de la anexión de Guayaquil, por Bolívar y San Martín, a una de las dos grandes nacionalidades que le rodeaban. ¿República Independiente?, ¿República Equinoccial con Quito?, ¿anexión al Perú o anexión a Colombia? Olmedo, siempre fiel a su juramento, prefirió mantener la independencia de Guayaquil, y jamás se inclinó hacia ninguna fuerza, ora colombiana, ora peruana.

Olmedo, Guayaquil y su Aurora Gloriosa – Parte I

José Joaquín de Olmedo y Maruri nació el 20 de marzo de 1780, hijo del capitán español Miguel Olmedo y Troyano, y de la guayaquileña Ana Francisca de Maruri y Salvarría. Estudio en Quito, en el Convictorio de San Fernando, donde aprendió Latinidad y Gramática Española. En 1794, parte a Lima para continuar sus estudios donde realiza toda su preparación académica. Después de dejar el Colegio San Carlos en 1799, ingresó a la Universidad de San Marcos de Lima, donde estudió Filosofía y Matemáticas. El 15 de junio de 1805 obtuvo el doctorado en Jurisprudencia y el 6 de noviembre, alcanzó el de Derecho Civil. Olmedo fue amigo de Vicente Rocafuerte desde la infancia, éste había nacido el 1 de mayo de 1783, desde jóvenes coincidieron en ideales políticos. Simón Bolívar Palacios, con quien ellos tendrían fuertes diferencias había nació en Caracas, el 24 de julio de 1783. Es decir, todos tres, tenían similar edad.

La Gran Calamidad

Este año se cumple el centenario del inicio de la I Guerra Mundial, acontecimiento que con toda seguridad los distintos medios informativos se encargarán de recordarnos. Y a cien años vista qué pensará la gente sobre esta contienda que comenzó en el verano del ya lejano 1914 para terminar a finales de 1918. Pues seguramente que fue una guerra más de otras tantas que alberga nuestra historia, donde ganaron unos y perdieron otros. Pero si escudriñamos un poco en esos cuatro años largos, seguro que descubrimos cosas que invitarán a nuestra mente a que nuestra opinión sea algo más abierta.

Parece ser que los peritos en asuntos de batallitas coinciden en que el motor de la guerra fue la Alemania militarista del káiser alemán Guillermo II, quien debía albergar delirios de grandeza y conquista. Situémonos en los inicios. Nos encontramos en la ciudad de Sarajevo, una ciudad que por entonces pertenecía al imperio austro-húngaro; una fecha: 28 de junio de 1914, dos personajes: el archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austrohúngaro y su esposa, amigos del káiser alemán, y un incidente: el asesinato de ambos por parte del serbobosnio y miembro de una organización llamada Mano Negra. Pues éste fue el pretexto ideal que encontró Guillermo II para satisfacer sus ansias de conquista.

Olmedo presidente del Gobierno Provisorio

La vida de José Joaquín de Olmedo, como la de cualquier persona, se divide en etapas. Las más importantes de él en su vida pública son: desempeño en las cortes de Cádiz, participación en la Independencia de Guayaquil, presidencia del Gobierno Provisorio, elaboración de la primera constitución cuando Ecuador se convirtió en república, actividades en Perú, estadía en Londres y participación en la revolución marcista en 1845. No todas sus fases han sido estudiadas en detalle. Los libros de historia no profundizan su actuación como Presidente del Gobierno Provisorio entre noviembre de 1820 y julio de 1822, período indispensable para la independencia de Ecuador. Rocío Rosero Jácome, en su obra Olmedo Político, Patriota o Desertor, apenas dedica 20 páginas de las 580, a describir la labor de Olmedo en esos años.

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