24 abril, 2024

¿Fue Bolívar Estadista? – Cuarta parte

Bolívar fracasó entre otras causas por su idealismo, tratar de crear un gran país con obstáculos casi imposibles de poder superar, comenzando por la inhóspita geografía entre países y dentro de ellos. Viajar de Guayaquil a Quito o de Quito a Bogotá tomaba semanas y el viajero arriesgaba la vida. Cuando Rocafuerte dejó Quito al terminar la presidencia, le tomó un mes (incluyendo descansos) llegar a Guayaquil a posesionarse como Gobernador. Una tabla de distancias de tiempos a caballo entre ciudades revela que de Popayán a Quito tomaba más de 112 horas. La geografía atemorizó a los representantes de Ecuador para asistir a todos los Congresos, situación que ocasionó perjuicios al país por haberse dictado leyes contrarias a los intereses ecuatorianos.

¿Fue Bolívar Estadista? – Tercera Parte

En Repúblicas de Aire, obra escrita por el mejicano Rafael Rojas y de reciente publicación, el autor comenta que no hubo sólo una agenda en la Independencia de nuestra región:

“Las revoluciones de independencia en Hispanoamérica fueron, al mismo tiempo, un conflicto militar, un proceso de cambio político y una rebelión popular. Como toda revolución o toda guerra, quienes se involucraron en aquella experiencia lo hicieron por razones diversas y contradictorias. No pocos se levantaron en armas porque querían alcanzar un autogobierno criollo sobre los reinos y provincias del imperio borbónico. Muchos lo hicieron porque, más que a Madrid, rechazaban la hegemonía de las ciudades capitales sobre su región. No faltaron quienes se levantaron en armas para proteger un modo de vida tradicional o para ascender socialmente a través de la guerra y la política”.

¿Fue Bolívar Estadista? – Segunda parte

Bolívar tuvo grandes contradicciones como el haber expresado en el discurso de Angostura de 1819 ¨…nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado que los ha mandado mucho tiempo los mande perpetuamente¨ y luego haber diseñado y promulgado la Constitución de Bolivia, tomada de la Constitución de Haití donde él se nombró Presidente Vitalicio. Otra fue escribir sobre la importancia de la institucionalidad y no poner en práctica lo que sostenía. Después de haber tenido correspondencia extensa con Jeremy Bentham, autor de leyes y tratados y consultor de gobiernos europeos y Estados Unidos; haber recibido sus obras y ser gran admirador del constitucionalista y jurista inglés al extremo de solicitarle que ¨… me adopte como uno de sus discípulos, como consecuencia de haberme iniciado en sus doctrinas…”, ordenó no usar los libros de Bentham en la enseñanza universitaria.

Otra contradicción de Bolívar fue querer hacer cambios para sacar a nuestros países del atraso y pobreza con leyes obsoletas, copiadas de las españolas. Durante la Gran Colombia se mantuvo el sistema económico monopólico. El estanco de sal que había sido suprimido en Guayaquil, Bolívar lo volvió a poner en práctica al entregar su explotación a un grupo de particulares que le ofrecieron pagar 51,000 pesos por año, durante cuatro años. El 50% de esos ingresos fueron usados por Bolívar para cubrir sus gastos militares. El sueño de Olmedo de libre comercio estipulado en el Reglamento Provisorio, la Constitución de Guayaquil Independiente, no se hizo realidad. Bolívar estableció aranceles y limitó el número de países con los que Ecuador podía mantener relaciones comerciales.

¿Fue Bolívar Estadista? – Primera parte

Revisar la historia con objetividad es saludable para las nuevas generaciones, es común en los países del Primer Mundo, donde en algunos, hay procedimientos para hacerlo sistemáticamente. En Estados Unidos periódicamente se reúnen historiadores para escuchar las revisiones que colegas proponen y decidir sobre ellas.

Mi primer análisis de revisión histórica fue la Revolución Juliana, evento eminentemente económico, originalmente interpretado por historiadores que desconocían de economía. Mi interpretación es totalmente diferente a la de ellos, sobre las causas que motivaron los problemas económicos contribuyentes a la citada revolución, y la motivación central de Luis Napoleón Dillon, su ideólogo. Mi propuesta fue plasmada en un artículo controversial publicado en la revista Cultura del Banco Central y posteriormente en el libro La Revolución Juliana, evento ignominioso en la historia de Guayaquil.

Gran Colombia: Estado fallido: Parte final

Para 1829 el caos en la Gran Colombia era total, ocho años no habían sido suficientes para construir un Estado, sus dirigentes políticos se habían pasado en permanentes intrigas, disputas, amenazas y confrontación militar. Había problemas entre Bolívar y Santander, Páez y Bolívar, Mosquera y Obando, Flores y Elizalde, Flores y Obando, Flores y La Mar. La lista era interminable. Entre ellos buscaban la manera de hacerse daño, sin interesarles el futuro de la Gran Colombia. Desde 1826, Guayaquil había vivido prácticamente un estado de sitio; venezolanos, colombianos y peruanos querían ejercer poder en la ciudad, por su ubicación privilegiada y por ser emporio económico, donde estaban las rentas producidas en la Aduana.

El permanente estado de sitio fue rechazado frecuentemente por los guayaquileños quienes buscaron la manera de salirse de la Gran Colombia, como lo confirma una carta de Flores a La Mar del 22 de Junio de 1827:

Gran Colombia: Estado fallido: Cuarta parte

La deuda de la Independencia ha sido estudiada por numerosos historiadores ecuatorianos y del exterior. Los nuestros la han analizado desde el punto de vista del abuso de los acreedores. En la decena de libros escritos, critican las altas tasas de interés cobradas, los castigos a los papeles de los compradores y los serios perjuicios causados a las nuevas repúblicas latinoamericanas. Pero ninguno de ellos se ha molestado en investigar qué sucedió con los millones de pesos que recibieron los representantes de Bolívar en Inglaterra y luego qué sucedió con el dinero que ingresó a la Gran Colombia.

Los historiadores extranjeros sí lo han hecho. Frank Griffith Dawson en su obra The First Latin America Crisis, comenta que Francisco Zea, representante de Bolívar en Londres, vendió parte de un anticipo de uno de los préstamos e hizo una transacción que lo benefició personalmente, lo cual motivó a Bolívar a despedirlo. Zea también usó parte de los préstamos viviendo con derroche en la capital inglesa. Zea había reemplazado a Luis López Méndez y José María del Real, los primeros emisarios de Bolívar, quienes por sus negocios turbios fueron encarcelados en Londres. Estos casos y otros obligaron a Jeremy Bentham recomendar a Bolívar, no enviar a Londres a personas sin moral alguna.

Gran Colombia: Estado fallido – Tercera Parte

Una de las debilidades más grandes de la Gran Colombia fue el permanente atropello al estado de derecho. No existía institucionalidad. Lamentablemente, esta situación todavía prevalece en nuestra región y no se ha podido erradicar, por lo que sigue siendo simplemente materia de estudio en las universidades. Nació desde la forma de gobernar de Bolívar y Santander. El primero se dedicó a viajar por todo el territorio y a tratar de consolidar su poder enfrentando a todos los disidentes. Encargó el poder a Santander, quien en algún momento conspiró contra él. El poder ejecutivo, llamado a administrar y desarrollar el país, no cumplió con sus responsabilidades.

La división de poderes, con el objeto de establecer pesos y contrapesos, data desde 1652, a raíz del fin de la guerra civil en Inglaterra, que concluyó con el fortalecimiento del Parlamento y la reducción del poder del rey. Para cuando se terminaron las guerras de la Independencia, otros países europeos y Estados Unidos habían adoptado tal división, por lo que Bolívar, Santander y demás protagonistas de la Gran Colombia estaban informados, especialmente el primero al haber mantenido extensa corr

Gran Colombia: Estado fallido – Segunda Parte

La Gran Colombia fue el sueño de Bolívar, persona que demostró grandes habilidades en los campos de batalla, en los discursos y oratoria, pero mala planificación y organización en la construcción de la gran nación que le quitaba el sueño. Tuvo gran liderazgo en lo militar, pero le faltó en lo político. Por su forma de ser, no sentó las bases de la institucionalidad.

Su personalidad dominante y exceso de confianza en sus incuestionables logros militares, pretendió imponer su voluntad y sobreestimó la complejidad de lo que significaba construir la Gran Colombia. Su obsesión por la unificación y por querer ser quien conduciría los destinos de las nuevas repúblicas, ignoró o no puso atención a sus propios temores expresados a los pocos años de haber comenzado su carrera por la independencia.

Gran Colombia: estado fallido – Primera Parte

Se suponía que la creación de la Gran Colombia sería un paso adelante: terminar con un sistema político-económico oprobioso como había sido el español y encaminar a los países miembros, por la ruta de la prosperidad. Se trataba de emular a Estados Unidos que se había independizado décadas atrás y para 1822, intrigaba a las grandes potencias europeas sobre lo bien que se manejaba siendo república democrática.

Si el índice de “estados fallidos”* se hubiera inventado entre 1822 y 1830, Gran Colombia hubiera ocupado el primer lugar. No lo afirmo, el mismo Juan José Flores lo hace cuando en comunicado a los ecuatorianos escribe lo siguiente:

La entrevista de Bolívar y San Martín: Septima Parte

Quienes conocieron en persona a Bolívar y San Martín, vivieron en su época, o se enteraron de ellos a través de terceros, escribieron comentando sobre su personalidad, conducta, forma de actuar, puntos de vista, etc. Del que más se expresaron fue del primero considerando la enorme cantidad de libros que existen sobre él. Los historiadores contemporáneos tienen similares opiniones.

El Coronel Espejo quien escribió La Entrevista de Guayaquil y asistió a uno de los banquetes en homenaje a Bolívar y San Martín, los describió así:

“Lo que advertimos desde el primer instante fue la diferencia de estatura entre uno y otro: Bolívar bajo y delgado, cuando San Martín era alto y corpulento. El primero ostentaba con profusión el lujo militar de sus entorchados, contrastando con la sencillez espartana del segundo, que en los actos más públicos se presentaba con su casaca llana…sin condecoración alguna”

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