19 abril, 2024

La otra cara de Bolívar

La mayoría de los historiadores sostienen que no fue Bolívar quien se expresó en
peores términos sobre la Junta Provisoria presidida por Olmedo, sino su gente que
estaba en Guayaquil. Esta carta prueba lo contrario

EXMO. SEÑOR PROTECTOR DEL PERU,

D. JOSE DE SAN MARTIN.

Exmo. señor:

Tengo el honor de responder a la nota de V. E. que con fecha 3 de marzo del presente año se sirvió
dirigirme desde Lima, y que no ha podido venir a mis manos sino después de muchos retardos, a
causa de las dificultades que presentaba para las comunicaciones el país de Pasto.

Contestación a “historiadores”- respuestas de autor a comentarios recibidos

La historia de Guayaquil no puede ser igual a la de Quito, considerando que le tomó a Guayaquil más de 250 años tener apenas 12000 habitantes, cuando Quito y otras ciudades serranas tenían cinco y más veces de población. Son las personas las que hacen la historia y cuando son pocas, no hay mayormente historia. En la colonia, los hechos más destacados a narrarse para crear la historia de Guayaquil si limitaban a: incendios, ataques y amenazas piratas, epidemias y la terrible adversidad que sus ciudadanos enfrentaban; sobrevivir no era tarea fácil ni cómoda, en un clima terriblemente hostil. Era en Quito donde se encontraba la riqueza indígena, y los enormes beneficios de las minas y telares, usurpadas por los conquistadores a los indígenas para los españoles tener comodidad en su estilo de vida. Recomiendo leer Las venas abiertas de América Latina de Galeano (Tengo el libro en archivo electrónico. A quién le interese, gustoso se lo envío por e-mail). Los conquistadores y sus familias no se concentraron en Guayaquil porque no les ofrecía bienes materiales; para obtenerlos se requería trabajar arduamente y todos conocemos como era la mayoría de los españoles del siglo XVI. La situación en Guayaquil y pueblos de la Costa era muy diferente, sus pobladores tuvieron que comenzar de la nada, no había gente, mal podía existir explotación. Todos tenían limitados recursos. Poco a poco comenzaron a sobresalir los primeros empresarios, como los miembros de la familia Castro. Guayaquil no tenía recursos para tener infraestructura ni servicios públicos. El poder central, metía la mano a lo poco que producían los ciudadanos. Con los impuestos pagados por los guayaquileños y costeños se hicieron obras en ciudades de la sierra, Buenaventura y Cartagena. Desde siempre la ciudad ha sido víctima del centralismo.

Contestación a “historiadores”

Un ofensivo artículo sobre la Independencia de Guayaquil publicado en un diario de nuestra ciudad, pretende minimizar la importancia del 9 de Octubre y el rol de Olmedo en la Independencia. Es parte de un largo repertorio como el supuesto desprecio de Alfaro a los empresarios y las causas de la Revolución Juliana. El columnista se refiere a historiadores irresponsables y manipuladores. Quienes deben merecer tales calificativos son aquellos que pretenden que no exista revisión de la historia y creen que sus interpretaciones del pasado son eternas. Ellos tienen décadas ofendiendo a personajes y sectores guayaquileños, desde quienes participaron en la Independencia.

Mientras la sierra brillaba en esplendor y la costa se encontraba opacada por no tener población, ni existir actividades productivas de importancia, no había críticas a los costeños. Las ofensas comenzaron después de desaparecer el poder económico y político de las provincias serranas por la quiebra de los obrajes y Guayaquil se convirtió en el motor económico y político de Ecuador desde 1820. Desde las primeras ediciones del Patriota de Guayaquil, primer periódico de nuestra ciudad, se aprecia la diferencia del pensamiento ideológico entre las dos regiones, liberales los costeños, ultra conservadores los serranos. Las diferencias se acentuaron en el conflicto entre Flores y Rocafuerte. Este último tuvo que enfrentar a quienes no querían la apertura comercial; su Ministro de Hacienda fue destituido por el Congreso, primer juicio político en la Historia de Ecuador.

Nuestros "Historiadores" – Parte Final

Guayaquil sí tuvo sus milicias como demuestra el documento reproducido a continuación, que forma parte de una lista de más de 50 páginas con nombres de oficiales del ejército de Guayaquil, mostrando la carrera militar a través de cargos y fechas. El título de la lista es Segundo Escuadrón de Milicias Disciplinadas de Guayaquil. El documento se refiere al Comandante José Matías iniciado en la carrera militar en 1808, gradualmente promovido hasta convertirse en ayudante militar del Virrey en 1819, un año antes de la Independencia de Guayaquil y al Capitán Darquea. Una parte de estas milicias debieron pasar a órdenes del Gobierno de Guayaquil, después de su Independencia y seguramente sirvieron para crear la División Protectora de Quito bajo el mando de Febres Cordero y Urdaneta, quienes fueron los primeros en iniciar la lucha por la libertad de Ecuador, mucho antes de la llegada de Sucre y su ejército.

Sobre el aporte económico de los guayaquileños a la Independencia de Guayaquil, los préstamos forzosos nunca fueron recuperados, los préstamos normales debieron convertirse en deuda interna del Gobierno Ecuatoriano, cuando Vicente Rocafuerte estando de Presidente, estableció la contabilidad del sector público. Numerosas obligaciones no fueron canceladas. En el Archivo Histórico de Guayas hay juicios de empresarios guayaquileños solicitando el pago de dineros, servicios o bienes aportados durante la Independencia de Ecuador. Frecuentemente los dueños de embarcaciones las ponían a disposición de Olmedo y Sucre para movilizar tropas. Son numerosas las cartas de Olmedo a Bolívar, San Martín, Sucre y otros, expresándoles que ya no puede exprimir más a los empresarios.

Nuestros Historiadores – III

Los “historiadores expertos” sobre el período de la independencia, no han leído la abundante bibliografía publicada entre 1820 y 1840; como ejemplo los más de XX volúmenes de las Memorias del General O’Leary, cercano a Bolívar, donde se reproducen centenares de cartas de los protagonistas de la Independencia. Quienes sostienen que los guayaquileños no contribuyeron con dinero, recursos materiales y humanos a la Independencia de Ecuador, por desconocimiento o mala fe, no han escrito que un mes después de la Independencia de Guayaquil, Olmedo en carta del 27 de noviembre de 1820, al Coronel Luzuriaga, uno de los asesores militares extranjeros, le hacía ver su decisión de apoyar la liberación de todo el territorio ecuatoriano:

“Sobre colección de armas, pertrechos, municiones y dinero de la caja que haya ido entrando en ese pueblo de la división dispersa, y demás atenciones y disposiciones necesarias, el gobierno reposa en el celo y acreditados conocimientos de Vuestra Señoría, quien, aceptando esta comisión, dará una nueva prueba de su patriótica adhesión a la más justa de las causas”. El subrayado es puesto por el articulista para recalcar. En carta del 18 de diciembre del mismo año, le informa:

“Quisiera que usted avisara cuándo quiere que la falúa vaya por usted. La absoluta falta de canoas hace que los 50 infantes y la Patriótica salgan mañana por la mañana en balsas”.

Nuestros Historiadores – II

Para las primeras décadas del siglo XIX, Guayaquil se había convertido en la ciudad más próspera de la Audiencia de Quito y la que más exportaba. En ella se encontraban los empresarios más ricos e importantes. Atrás había quedado el esplendor de las ciudades serranas que vivían una devastadora depresión económica desde fines del siglo XVIII. En 1790, Juan Antonio Mon y Velarde, Visitador, envió un informe al Rey sobre el deplorable estado de las ciudades de la región andina, especialmente de Quito. En su extenso informe menciona que habiendo sido esa ciudad una de las más ricas de América “…se ve hoy llena de ruinas que causan error verlas, dando un espantoso testimonio de su pasada opulencia…”. Se refiere a que los pocos negocios que hay “…caminan a su decadencia…”Agrega: “…en el curso de doce años no se ha fomentado ningún nuevo ramo de industrias…los trapiches se han disipado, los ganados perecidos por las pestes…” Si así eran las precarias condiciones económicas de Quito y demás ciudades de la sierra, era evidente que el principal aporte económico para financiar las guerras de la Independencia tendría que provenir de Guayaquil, como efectivamente sucedió. Los fanáticos de Bolívar se olvidan las duras expresiones de él contra los quiteños, por no ayudarlo financieramente como sí lo hacían los guayaquileños.

Nuestros Historiadores – I

Me refiero a aquellos que han escrito sobre la historia ecuatoriana sin usar fuentes primarias, basados en lo que narraron otros, décadas después de haber transcurrido el episodio en estudio. Sus obras están llenas de inexactitudes, los hechos han sido interpretados de acuerdo a la ideología y creencias del autor, no a lo que realmente sucedió. Estas contradicciones históricas existen desde la Independencia de Guayaquil.

En el 2009 estuve en Ciudad Alfaro y tuve la oportunidad de ver el trabajo que se comenzaba a hacer para albergar documentos y fotos relacionadas con Eloy Alfaro. En diferentes lugares hay mensajes en las paredes relativos a este personaje sacados de nuestros libros de historia. En estos se puede interpretar que quienes pelaron junto al Alfaro fueron gente del pueblo. Almorzando con una autoridad de Ciudad Alfaro, le hice referencia a una foto que estaba en exhibición, en la que se encontraban jóvenes soldados que habían acompañado a Alfaro en su enfrentamiento con Veintimilla en las montañas de Manabí. Señalando a uno de ellos, le mencioné que era el abuelo de León Febres Cordero y a otro, Luis Adriano Dillon, padre de los Dillon Valdez, de la familia propietaria del Ingenio Valdez. Recuerdo claramente que sorprendida me expresó: “Habrá que escribir una nueva historia”. Efectivamente hay que hacerlo. No se puede seguir escribiendo sobre verdades a medias.

¿Oligarcas guayaquileños o personas de éxito? – Parte final

Con respecto a los que tildan a los empresarios de “oligarcas guayaquileños”, el mensaje que se ha querido comunicar en estos escritos es que están equivocados. Los empresarios se encuentran donde están por sus propios méritos, logrando sobresalir por habilidades que no tienen todos los ciudadanos, en el no fácil mundo de los negocios. En la narrativa se ha demostrado la dinámica empresarial vista en la rotación permannte de apellidos de empresarios que surgen y de otros que desaparecen o sus empresas disminuyen en importancia con el transcurso del tiempo.

La dinámica se observa claramente en el ranking anual de las empresas más grandes de Ecuador, no siempre ellas se ubican en el mismo puesto al comparar un año con otro. En el largo plazo, las diferencias son notables. Si se compara el ranking del 2009 de Vistazo con el de 1993 de la Superintendencia de Compañías, es decir lo que ha sucedido en 17 años, se observa lo siguiente: 16 empresas ya no se encuentran entre las 25 más importantes por causas como cierre de operaciones, salida del país o sectores de bajo crecimiento en relación con el resto de la economía. La mayoría desplazadas son guayaquileñas. Lo que quiere decir que el poder económico se encuentra en otras ciudades y pertenece a otros apellidos.

¿Oligarcas guayaquileños o personas de éxito? – Sexta Parte

Así como numerosas personas de otras provincias llegaron a Guayaquil para prosperar y mejorar su nivel de vida, desde antes de la Independencia, extranjeros se radicaron aquí, por la misma razón: triunfar en el mundo de los negocios a través de esfuerzo, tenacidad, visión y responsabilidad. Todos salieron de sus respectivos países en busca de un mejor porvenir en tierras extrañas y lo encontraron en nuestra ciudad que se convirtió en enclave comercial, donde con iniciativa y trabajo se podía hacer fortuna. La mayoría de los que vinieron se casaron con guayaquileñas, unos se regresaron después de vivir años en nuestra ciudad y otros se radicaron y se encuentran enterrados en suelo porteño. En los primeros decenios de la Independencia los que más prosperaron fueron estadounidenses, españoles e ingleses; posteriormente alemanes, italianos y españoles. A partir de fines del siglo XIX, libaneses, chilenos, colombianos y asiáticos. Posteriormente españoles, judíos, libaneses y colombianos.

¿Oligarcas guayaquileños o personas de éxito? – Quinta Parte

Con el inicio del auge cacaotero en las últimas décadas del siglo XIX, la economía guayaquileña comenzó a crecer a tasas sin precedente, la población aumentó, más personas se incorporaron a la población económicamente activa y mayor fue el consumo de bienes y servicios. Dentro de este entorno favorable se establecieron numerosas empresas, incluyendo fábricas. Estas últimas se establecieron en la calle Industrias, actualmente Avenida Eloy Alvaro. Los almacenes proliferaron y ofrecieron una gama más amplia de bienes. Este período, como en los anteriores, vio el nacimiento de pequeños nuevos empresarios que se hicieron grandes, logrando acumular riqueza, partiendo de nada. Uno de ellos, quizá el más representativo, fue Rafael Valdez Cervantes. Nacido en Ibarra, de joven se trasladó a Esmeraldas en busca de un mejor futuro. Allí entró a trabajar para Uladislao Concha Piedrahita, quien estaba en el negocio del tabaco. Después de ganar experiencia en la comercialización de ese producto, Valdez decidió trasladarse a vivir en Guayaquil, por ser ciudad económicamente mucho más importante que las demás.

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