Cómo educar a los hijos en la libertad
La autoridad puede depender mucho del temperamento, de la forma de ser de cada hijo. No obstante, puede adquirirse, mejorarse o perderse conforme a normas seguras que conviene conocer.
Cuando a un padre o a una madre, o a un profesor, no le obedecen –en condiciones normales, me refiero–, la falta no está de ordinario en los alumnos, sino en quien manda. Repetir órdenes sin resultado, intervenir constantemente, mostrar dudas o falta de convicción y seguridad en lo que se dice, son las causas más habituales de la pérdida de autoridad.