La consulta y el referéndum son resultantes de la inestabilidad política del país y los fatigados intentos por enderezar el rumbo a pesar de la debilidad de su Estado de derecho. Las preguntas planteadas podrían constituir una nueva oportunidad para un inédito emprendimiento nacional, quizás, pero no necesariamente.
La condición legislativa del país es execrable. La naturaleza de sus leyes es directamente proporcional a la capacidad intelectual de sus legisladores y su reducción numérica, por simple aritmética, no imprimirá mayor calidad a la Asamblea Nacional. En el pasado, la ausencia de recursos estatales para los partidos nunca impidió campañas de amplio despliegue económico. Para venideros comicios, las significativas aportaciones en metálico quedarían exclusivamente relegadas para lavadores y poseedores de grandes fortunas. Aunque la procedencia del apoyo militar no ha sido especificada, la población esperaría nuevamente por bases estadounidenses. ¿Debería sobreentenderse así? ¿Acaso podrían ser también de otras potencias? ¿Será que la nueva representación fundacional se constituiría con los mejores exponentes constituyentes, al contrario de lo que sucede en el Parlamento?
La responsabilidad política por alcanzar un presunto futuro de bienestar debería también contrastarse, caso no lograrlo, con sus implícitos riesgos. ¿Existiría una ruta trazada en ambos sentidos? Sea como fuere, nada cambiará estructuralmente mientras los ciudadanos no se sometan finalmente a la supremacía legal de la resultante Constitución.

Se dice que tenemos un paciente terminal pero se ataca la fiebre en las sábanas, la Constitución no es el problema podríamos volver a la de Velasco pero de nada serviría. Podemos proclamar el federalismo y de nada sirve. ¿La calidad de los asambleístas no cayó en picada con Assad Bucaram y su amado Averroes? ¿Quién empezó a poner figuras deportivas y de TV en sus listas?
No, la calentura no está en las sábanas sino en la estructura económica desigual qué se institucionaliza en las leyes que se defienden desde lo ideológico (educación, cultura, y ahora memes y enemigos internos).
Lo urgente resolver: estado narco ¿alcanza la base militar en Galápagos?
Si seguimos haciendo lo mismo una y otra vez, seguiremos dándonos contra la misma pared. Si es necesario cambiar la Constitución, porque la actual a diferencia de todas las anteriores es la única que protege la criminalidad, la única que elimina antecedentes penales, la única que crea un emperador en una supuesta democracia, la única que bloquea las inversiones, la única que limita la ayuda de países amigos en la lucha frente a un agresor (la narcodelincuencia)… Hay que darle vuelta a esto para poder enrrumbarnos hacia el Ecuador que todos queremos
Una nueva Constitución?…Si, y en ésto, estamos -hoy como en los comienzos de la Republica-, siguiendo la misma tendencia: «la de la mona que, aunque se vista de seda, mona queda»…? Aspiramos a, q esta vez, prime la filosofía politica sobre el mero silogismo, y tengamos una Constitución de principios q -bien podrían extraerse-, de todas las anteriores, demostrando asi q el Ecuador es un auténtico Estado de derechos y no de leyes mutantes…