Maduro ya tiene fecha

Los activos canales de comunicación de Miraflores con el Departamento de Estado carecen de resonancia diplomática para desactivar la inminente caída de Maduro. Los venezolanos, mayoritaria e indubitablemente, respaldan a María Corina y la transición política por los medios que sean necesarios y sin más dilaciones. El destierro de los mafiosocialistas dictadores es una contingencia en desarrollo producto de un nuevo perfilamiento suprarregional.

El incierto futuro geopolítico de Rusia, desgastado no solo en lo militar por los Estados Unidos y la OTAN, y direccionado hacia el fin de operaciones en Ucrania, pero fundamentalmente debilitado por su comercio con Europa, su mercado natural, ha notablemente estropeado las perspectivas de recuperación de su desvanecido apoyo a Maduro. China, el segundo stakeholder en importancia, negociaría su renuncia a Venezuela a cambio del levantamiento de los aranceles de Trump, una estratégica concesión significativamente menor para sus intereses latinoamericanos. La decisión final se tomaría eventualmente en Budapest, dependiendo de la predisposición de Putin por saldar sus deudas con el mundo civilizado al menor incremental importe posible y a costa de una irreversible pérdida histórica para Rusia.

El Nobel será entregado el 10 de diciembre y María Corina, en su discurso en Oslo, formalmente pediría a Trump la directa intervención estadounidense, caso no se hubiese concretado antes. De cualquier manera, los venezolanos recibirían las navidades en libertad por primera vez en 26 años.