Los 195 años desde la proclamación de la República merecen una advertencia por la responsabilidad política en la potencial redacción de nuestra vigésima primera Carta Magna. Así como la dolarización por sí sola jamás resolverá los problemas económicos del país, la institucionalidad tampoco se establecerá por el simple mandato de una nueva Constitución.
El desafío es inmenso para tiempos estrechos, caminos erosionados y voluntades tumultuosas. La propuesta del poder político determinará si la gente se vuelca hacia sus designios o resuelve continuar por un despeñadero cada vez más certero y sin retorno.
Una significativa reflexión cabe después de 10 años y 500 artículos de opinión rigurosamente expresados a través de esta primerísima tribuna y última trinchera del periodismo libre e independiente. El país, tal como vamos, puede súbitamente cambiar de un año para el otro, pero al final pasarán 25+ años sin que sus estructuras realmente se renueven ni se cristalicen las eternas consignas de aquel promisorio futuro. Mientras los ecuatorianos prosigamos dependiendo de individualidades, por más positivas que aparenten o puedan ser, y ni hablar cuando son negativas, y no establezcamos un debate de nivel para cimentar tesis apegadas a un verdadero Estado de derecho, mantendremos un sórdido peregrinaje por el devaneo de una nación notablemente rica cuyos hijos más preclaros continúan políticamente haciendo de ella una hacienda propia para tan egoístas e insaciables fines cuyos perjuicios trascienden generacionalmente.

Es necesaria una nueva Constitución con una estructura ágil, libre de concursos manoseados para la función judicial, jueces escogidos con mayor rigor. Se requiere que nada ponga frenos a la voluntad popular; que se prohíba y sancione las pugnas por intereses políticos y se obliguen a proteger a la nación toda y enarbolar justicia y no derechos de los pocos que delinquen por sobre los del Ecuador, so pretexto de proteger derechos humanos.
Saludos. Considero imprescindible un dialogo previo de ecuatorianos q anhelamos un país democrático, libre y de oportunidades para todos. Repetir más de lo mismo no cabe. Hay q ser más activos y evitar q oportunistas sigan sembrando desigualdades. La educación es prioridad al igual q la salud. La purga del sector público es otra necesidad para cortar la corrupcion y evitar el clientelismo político. La justicia debe enrumbarse con jueces probos. El sector privado debe ser transparente y apoyar a gente con sentido y criterio de país. Y los medios de comunicación ejercer su función q aun tomando partidos debe apegarse a los grandes intereses nacionales. Demandar de los políticos gente con capacidad y sin vínculos de grupos corruptos y quienes vayan a ostentoso un cargo público de nivel, lo hagan por sus capacidades y ejecuciones. Hay q hacer mucho por el Ecuador q queremos, si es que queremos.