El presidente Lyndon B. Johnson -LBJ- comenzó su carrera política como representante por Texas en la Cámara Baja (1937–1949), venciendo luego por estrecho margen en las primarias al favorito exgobernador Coke Stevenson gracias al voto de cientos de residentes permanentes de los cementerios del condado de Jim Wells. Finalmente, una holgada victoria sobre el republicano Jack Porter en la elección general lo convirtió en senador (1949-1961) y quizás el Majority Leader más efectivo en la historia de la Cámara Alta.
Yaku Pérez Guartambel sorprendió en las elecciones de 2021 al conseguir 27 curules para Pachakutik en la Asamblea Nacional, 2.25 veces el número de escaños obtenidos por Guillermo Lasso para CREO, quien inconcebiblemente acabó disputando la segunda vuelta. Los presidenciables arrastran votos para sus listas legislativas y lógicamente YPG debió dirimir la contienda por Carondelet. Empero, una verde motivada estimulación se habría interpuesto en su balotaje contra Andrés Arauz, sepultando políticamente al siempre manipulado indigenado al que Yaku acabaría igual acompañando en el mismo sepulcro en 2023.
Más allá del fraude electoral en ambos países, no existe parangón entre lo trascendentalmente logrado por el referente de la Great Society que ascendió a la Casa Blanca luego del asesinato de JFK, arrollando a Goldwater en 1964 y renunciando a la reelección en 1968, y lo aportado al Ecuador por el aprovechado abogado cuencano, presumiblemente coaccionado por un mísero establishment bancario. ¿Mana jinachu Yaku?
