Pongamos en contexto el tema: en varias ocasiones, Colombia, EE. UU. y Panamá se disputaron la administración del Canal, que es una obra maestra de la ingeniería. Conecta el océano Atlántico con el Pacífico atravesando el país de Panamá, y se ha convertido en uno de los canales más importantes del mundo para el comercio internacional.
Características principales de esta obra maestra de ingeniería
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Fue construido por los estadounidenses.
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El tránsito promedio es de 35 a 40 barcos por día.
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Funciona con esclusas, un sistema único que permite subir y bajar barcos, dando la impresión de estar en un ascensor acuático.
Procedimiento
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Cuando un barco entra en el océano, ingresa a la primera esclusa; el barco se detiene y las puertas se cierran.
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Se llena de agua la esclusa: agua del lago se bombea o se libera para elevar el barco lentamente.
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Se abre la siguiente esclusa: el barco avanza al siguiente nivel y repite el proceso.
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Cruza el lago Gatún. Una vez elevado, el barco atraviesa el lago, ubicado en el centro del Canal.
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Desciende por las esclusas del otro lado.
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El barco baja poco a poco por otro grupo de esclusas hasta llegar al segundo océano.
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Se usa solo agua de lluvia para mover los barcos, sin bombas eléctricas.
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El tránsito de un océano a otro puede tardar de 8 a 10 horas por barco.
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Panamá gana más de mil millones de dólares al año por concepto de peajes.
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El canal fue construido por los estadounidenses y estuvo bajo su control hasta el año 1999, cuando pasó a la administración del gobierno panameño.
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Si el canal no existiera, los barcos tendrían que rodear toda Sudamérica por el Cabo de Hornos, sumando más de 13 mil kilómetros adicionales y costos altísimos.
Cuestionamientos internacionales
En el contexto de la conmemoración de los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá, Donald Trump, durante su primer período de gobierno, emitió una amenaza polémica al sugerir que su país podría reclamar el control del Canal si Panamá no garantiza una operación segura y eficiente.
Ante estas declaraciones, el presidente panameño respondió con firmeza: «La soberanía del país no es negociable». El gobierno panameño reafirmó su compromiso con la gestión autónoma y eficiente del Canal, señalando que cualquier intento de interferencia es inaceptable. Por historia y por derecho, el Canal es un símbolo de soberanía.