8 julio, 2025

Depresión

En los momentos que estamos viviendo, en este mundo convulsionado, nadie se escapa de ciertos tropiezos que nos depara la vida.
Hablo en esta forma no solo por la violencia que está en todas partes, sino porque hay tantas cosas que suceden en nuestro diario vivir y no podemos escapar de ellas. Me refiero a las enfermedades que, como solían decir los abuelos, «se encuentran a la vuelta de la esquina».

Ciertas enfermedades aparecen por los cambios de clima o por los lugares donde habitamos. Estas son más fáciles de curar por los médicos, ya que son producto de la falta de aseo, del contagio o del clima, y pueden ser tratadas con medicamentos que se adquieren con mayor facilidad en farmacias o boticas.

Otro tipo de enfermedades, como las mentales o también las depresivas, no son tan fáciles de curar con una pastillita. Estas requieren la ayuda de un especialista para que el enfermo logre ayudarse a sí mismo y pueda recuperar su salud.

En este caso, debemos tener en cuenta que la mente juega un papel sumamente importante, porque es ella quien dirige el pensamiento positivo o negativo. Y una persona en estado depresivo no tendrá pensamientos positivos: se dejará llevar por su propio sentir, que no es nada bueno.

Al inicio, la depresión en un enfermo posiblemente puede manejarse a nivel familiar, pero si ya la enfermedad está avanzada, siempre es imprescindible acudir al médico para que vea la forma de actuar con el paciente.

La depresión en una persona se nota casi enseguida, ya que el enfermo empieza a comportarse de manera diferente, tanto en el hogar como en el trabajo. Puede surgir en él un halo de tristeza, o muchas veces de irritabilidad, con una sensación de vacío.

El enfermo se siente fuera de lugar, sus emociones se trastornan en su interior y eso puede ocasionar una tristeza profunda. Sentirá que esta lo invade y perderá casi totalmente el interés por lo que lo rodea.

Imaginemos un joven de 17 años con síntomas depresivos: puede llegar al suicidio. Lo mismo puede ocurrir con un niño, un joven o una persona mayor. Esta terrible enfermedad les afecta profundamente y debe ser atendida de inmediato.

Un estado depresivo es diferente a los cambios comunes de estado de ánimo, ya que estos son ocasionados por pequeñas cosas que nos ocurren día a día y suelen ser fáciles de solucionar.

Cuando una persona empieza a entrar en un estado depresivo, su comportamiento cambia totalmente: deja de comer lo que tanto le gustaba, de hacer cosas que eran importantes para él o ella, no desea hablar con nadie y se refugia en su soledad. Es decir, abandona todo lo que antes le agradaba.

Pierde el deseo de salir, de comer, de reunirse con amigos. Comienza a cambiar sus costumbres y se vuelve casi un ermitaño, dependiendo del grado de depresión que tenga.

Al comienzo, también puede presentarse una excesiva baja autoestima, falta de esperanza en el futuro o deseos de suicidio.

La depresión puede causar profundos daños en la persona, en su hogar y en su vida comunitaria.

Ahora bien, ya hemos tocado el tema general de la depresión. Veamos cuántas clases de depresión existen: depresión posparto, trastorno afectivo estacional, depresión psicótica, depresión mayor, distimia, depresión bipolar.

Este es un tema interesante de tratar. En mi próximo artículo continuaré abordando más sobre la DEPRESIÓN.

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