14 junio, 2025

Nuevas leyes aprobadas por la Asamblea Nacional

Observo con atención cómo se reconfigura el escenario político del país, esta vez con una Asamblea Nacional que, por primera vez en mucho tiempo, parece moverse al ritmo de un gobierno con la posibilidad real de ejecutar su plan sin enfrentarse a una oposición sistemática.

El Parlamento ecuatoriano ha sido, por años, símbolo de parálisis política: un lugar donde las agendas personales, los cálculos electorales y los vetos cruzados impedían avanzar en reformas necesarias para un país que lleva tiempo pidiendo resultados. Sin embargo, en las últimas semanas hemos visto algo diferente: una Asamblea que aprueba leyes importantes, urgentes y orientadas a resolver varios de los principales problemas del país.

Estas leyes no son perfectas —siempre serán perfectibles—, pero representan un paso en la dirección adecuada. En especial, porque detrás de cada artículo aprobado hay una señal política clara: el Ejecutivo ya no puede escudarse en la excusa de la “ingobernabilidad” ni en el discurso del bloqueo institucional, tan repetido por presidentes anteriores.

Las mayorías parlamentarias son herramientas poderosas, pero también frágiles. El país ahora espera que se pase del papel a la acción: que las leyes se implementen con eficiencia, que los decretos se traduzcan en políticas concretas, y que las promesas de campaña comiencen a materializarse.

Por otro lado, es innegable que la ciudadanía ha recibido con alivio el debilitamiento del correísmo en la Asamblea. No es una derrota menor. Muchos ecuatorianos —sin ser necesariamente oficialistas— ven en esta nueva configuración un respiro, una posibilidad de cambiar la forma en que se hace política, sin el tono confrontativo que marcó los años más agitados del correísmo.

Desde esta nueva mayoría también se lanza un mensaje de madurez política. Más allá de las diferencias ideológicas, hay sectores que han entendido que gobernar implica llegar a acuerdos, construir consensos y, sobre todo, responder a las necesidades urgentes de la población: seguridad, empleo, justicia, transparencia. Esas son las verdaderas prioridades.

Ahora bien, la verdadera prueba no está en la rapidez con la que se aprueban leyes, sino en su impacto real. El país está cansado de reformas que no cambian nada y de normas que terminan archivadas en los escritorios del Ejecutivo. Ecuador necesita ver resultados, porque si algo ha demostrado nuestra historia reciente es que el respaldo popular puede desvanecerse tan rápido como llega.

El reto está planteado. El presidente Noboa tiene las condiciones, el respaldo y el momento político de su lado. El poder Legislativo ha demostrado voluntad para trabajar y desbloquear el camino. Lo que venga en los próximos meses marcará la ruta del país y definirá si esta mayoría será recordada como la oportunidad histórica para el desarrollo del Ecuador, o como una más que no supo aprovechar el momento y la coyuntura política.

Personalmente, confío y espero muy buenos resultados de estas nuevas leyes aprobadas por la Asamblea Nacional.

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