25 junio, 2025

¿Quién es realmente un médico especialista? El significado real detrás del título

Por Dr. Andrés Román Jarrín
Médico especialista en Psiquiatría y Subespecialista en Psiquiatría Infantil y Adolescente

La confianza que los ciudadanos depositan en los médicos no puede entenderse fuera del contexto de la formación profesional que respalda el ejercicio de la medicina. En un sistema de salud serio y comprometido con la seguridad del paciente, es esencial que la sociedad comprenda qué significa ser un médico especialista, y por qué este título no debe ser tomado a la ligera.

Para ejercer la medicina en Ecuador, se requiere en primer lugar completar la carrera de Medicina en una universidad acreditada, un proceso que generalmente toma seis años, incluyendo un internado rotativo por distintas áreas clínicas. Posteriormente, es necesario aprobar el Examen de Habilitación para el Ejercicio Profesional, una evaluación nacional obligatoria desde 2014. Solo entonces el graduado puede llamarse médico general y realizar el año de salud rural, requisito indispensable para el ejercicio profesional en el país.

Pero el camino hacia la especialización apenas comienza ahí. En mi caso, decidí realizar la especialidad en Psiquiatría en España. Para ello, tuve que aprobar el riguroso examen MIR, compitiendo con miles de aspirantes de distintas partes del mundo. Una vez aceptado, ingresé a un programa de residencia médica de cuatro años en la Clínica Universidad de Navarra, que combinaba trabajo clínico supervisado con formación académica e investigación.

Tras obtener el título de especialista en Psiquiatría, opté por continuar mi formación con una sub-especialización en Psiquiatría Infantil y Adolescente en Estados Unidos, en el University of Pittsburgh Medical Center. Fueron dos años adicionales de práctica clínica supervisada, rotando por múltiples dispositivos especializados en salud mental infanto-juvenil.

En total, mi proceso formativo para poder ejercer en Ecuador, desde el inicio de la carrera de Medicina hasta obtener la especialización y sub-especialización y realizar la rural, abarcó 14 años de estudio y práctica profesional, en tres países distintos.

Ahora bien, también es posible realizar la especialidad médica en el país. Sin embargo, el camino en Ecuador ha sido históricamente complejo, especialmente para quienes deben autofinanciar sus estudios. Los médicos posgradistas enfrentan duros retos económicos y laborales para acceder y sostener su formación especializada, una realidad que también merece ser atendida con políticas públicas más justas y sostenibles.

Frente a este contexto, es vital que la ciudadanía conozca cómo verificar que un profesional de la salud tiene efectivamente los títulos que dice poseer. El portal de la SENESCYT (https://www.senescyt.gob.ec/consulta-titulos-web) permite a cualquier persona comprobar si un médico está registrado como tal, y si cuenta con una especialidad médica reconocida oficialmente en el país.

Lamentablemente, no son pocos los casos en que médicos generales se presentan como especialistas sin haber cursado una residencia formal, basándose únicamente en cursos breves, talleres o membresías en sociedades médicas. Tampoco son infrecuentes los casos en que médicos especialistas se atribuyen subespecialidades sin haber completado una formación oficial y acreditada en esos campos. Estas prácticas no solo son engañosas, sino que atentan contra la ética profesional y ponen en riesgo la salud de los pacientes.

A mis colegas médicos, les hago una invitación respetuosa a recordar el compromiso que asumimos con la salud y el bienestar de nuestros pacientes. La formación rigurosa, la ética profesional y el compromiso con la calidad del cuidado deben seguir siendo nuestras principales guías.

A los pacientes, les animo a ejercer su derecho a estar informados: hagan preguntas, consulten las credenciales y elijan con confianza a profesionales debidamente acreditados. La transparencia y la confianza mutua fortalecen nuestro sistema de salud.

Ser médico especialista no es simplemente un título. Es el resultado de años de formación rigurosa, supervisión clínica, responsabilidad ética y, sobre todo, un compromiso profundo con la salud y la vida de quienes depositan su confianza en nosotros.



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