Pongamos en contexto el tema que alguna vez nos ha tocado vivir.
¿Cuándo uno se enamora? A mí me ha ocurrido. Me sucedió en un viaje y fue con una mujer deslumbrante, tanto en físico como en encanto, que parecía amor a primera vista. Podría haber perdido la cabeza si no hubiera perdido el rastro de ese amor de una sola vía.
Te explico.
¿Realmente uno (o una) se enamora de la persona que está en su mente, o cree que está en su corazón, o simplemente es un acto reflejo de que quiere intimidad, o que ella quiere solamente protección? En este último caso, se trata de los amores de diferentes estratos sociales o de diferencias abismales en la edad, etc.
Mientras estemos enamorados (o enamoradas), veremos al sujeto de quién nos enamoramos como lo máximo: lo más simpático, afable, agradable, correcto, maravilloso, responsable, etc.
El enamoramiento es una ilusión que deforma la realidad. Es una percepción distorsionada que se debe al fuerte sentimiento que tenemos, y nos hace ver solo lo que queremos ver de quien estamos enamorados. Este sentimiento profundo y de poca duración obnubila la conciencia. Cuando te toca vivir un «no» en tu declaración o el día a día, te das cuenta de que no era amar, sino química o una ilusión pasajera.
Lo que sucede en realidad es que, con este fenómeno de ilusionarnos, hacemos una proyección de nuestras propias necesidades en la persona de quien estamos enamorados.
Si queremos a alguien bueno, lo veremos bueno. Si necesitamos a alguien que nos dé paz, lo veremos como la persona que nos dará la paz. Si queremos alegría, lo veremos alegre. Si queremos intimidad o solo sexo, lo veremos cuando eso ocurra, no antes, etc.
Lo que sucede de verdad es que proyectamos todas nuestras necesidades para que sean llenadas por la persona que nos genera esa ilusión o distorsión de la realidad.
En otras palabras, no nos enamoramos de quien estamos enamorados. Lo que hacemos es proyectar nuestras necesidades en esa persona para verla como nuestras necesidades lo quisieran ver.
Es la intensidad de nuestro sentimiento la que nos hace ver situaciones que en realidad no existen, pero que traducen nuestras necesidades proyectadas en la persona que nos las hace sentir.
Por esa razón, en la práctica, muchas veces cuando te das cuenta de que ese sentimiento es de una sola vía, o que tiene una relación formal o matrimonio, o que la pareja se pelea y la unión se disuelve, una de las partes se pregunta: ¿Cómo pude ser tan ciega o ciego? ¿Cómo no pude darme cuenta de cómo era? etc.
Lo que sucede es que nuestro sentimiento y nuestra proyección son los que han distorsionado la realidad y nos hicieron vivir una ilusión de una deseada realidad que está más llena de lo que necesitamos, que de aquello que encontramos en quien nos enamoramos.
El enamoramiento es una ilusión que se construye a base de nuestras necesidades, y si esas necesidades no son satisfechas, el enamoramiento dura hasta que lo palpas en la convivencia o en el olvido, cuando ves a esa persona en otra relación.
En otras palabras, enamorarse es normal: un sentimiento intenso y profundo, pero de corta duración, que obnubila nuestra conciencia y nos gratifica tanto que solo nos hace vivir fuertes sensaciones y emociones, sin ninguna participación de la razón.
Te pongo ejemplos prácticos de varios amigos o conocidos. Supongamos que yo me enamoro de una prostituta. Me obsesiono de tal manera por ella que dejo de trabajar, abandono a mi familia y solo me paso escuchando música romántica para pensar en ella.
Mis amigos me dicen que estoy loco, que ella es una mujer de la calle, que nunca cambiará, que está acostumbrada a una mala vida y que tiene relaciones sexuales con muchos hombres.
A pesar de ser verdadera esta realidad, como estoy locamente enamorado de ella, no la veo como es en verdad y solo la veo como una mujer sufrida, buena, ideal.
Mientras esté enamorado de esta prostituta, por el sentimiento que distorsiona mi conciencia y me domina, no podré concebir que ella sea una mujer diferente a la que imagino.
El incontrolable enamoramiento que experimentamos es un sentimiento profundo, intenso y efímero, que nos nubla la razón y solo nos permite sentir, soñar, suspirar y, a veces, destruir hogares.
AMAR ES OTRA COSA.
Este es un sentimiento igualmente profundo, pero mucho más estable y duradero, que conlleva la participación del razonamiento en la aceptación de la persona que se ama tal como es, y no como quisiéramos que sea.
¿Ves la diferencia entre enamorarse y amar?
Enamorarse es sentir; amar es sentir y razonar.
Volviendo al ejemplo de la prostituta: si después de razonar que es una prostituta, que nunca cambiará, y a pesar de ello la acepto tal como es, entonces, para mala suerte mía en este caso, eso es amor.
Por eso es muy importante que sepamos las diferencias en el mundo afectivo, porque el amor que no se dice es como el amor que no se tiene, y ese es mi caso.