7 noviembre, 2024

Ignominia al máximo nivel…

A nuestro pobre país lo han convertido en una suerte de recipiente repleto de miserias. Muchos actores políticos que se sienten con el derecho de creerse salvadores de la patria, camuflados al interior de una perversa e indigna coraza, planifican desde sus entrañas el logro de sus propios intereses, sin resquemor alguno y sin importarles el bienestar de los demás. 

Aquellos políticos que, además de ser “los dueños del circo”, el momento del show actúan a la misma vez como el payaso, el malabarista, el domador, el equilibrista, y hasta el que vende los caramelos… Succionan despiadadamente todo lo que a su paso encuentran y le es útil para sus protervos fines. 

Aquellos serviles de la ignominia, un día son de ultraderecha otro día de ultra izquierda, de centro, comunistas, socialistas y cuántas cosas más. Les fascina vestir camisetas partidistas de diferentes colores, y se entregan el mejor postor a cambio de unos cuantos centavos.

No es para nada justo que nuestro país, en virtud de ser un importante y prácticamente el único trozo geográfico de este planeta repleto de recursos y de gente buena, tenga que estar a merced del narcotráfico, del crimen organizado, de las extorsiones, sin energía eléctrica y en constante peligro. 

Un pobre país, otrora repleto de paz; ahora en cada calle, en cada esquina, en cada callejón, se cuentan día a día a cadáveres como producto del crimen organizado, para luego ingresarlos a una especie de morbo estadístico. Un país en el cual los delincuentes y criminales son sometidos por la policía y supuestamente procesados por el aparato de justicia, pero que sin embargo luego de unos cuantos días, salen libres para continuar haciéndole daño a la sociedad.

Un país en el cual; y lo digo con mucha pena, aquella ancestral casta guerrera Huancavilca y aquella ancestral casta guerrera de Aahualpa, ya son solo relatos históricos.

Hemos perdido el poder del razonamiento objetivo, nos pasamos midiendo fuerzas unos contra otros…sin observar los entornos, cediéndole espacios a la mediocridad. 

Algunos dicen ser honestos, pero puertas adentro, se la pasan planificando cómo meterle la mano al bolsillo del prójimo. Por otra parte, me atrevo a decir qué casi todo se ha descompuesto en nuestra sociedad, incluido los inmensos y profundos espacios espirituales y religiosos. 

A propósito de esta jugarreta de conceptos religiosos, cada quien apuesta a engullir, hasta la saciedad, las entrañas de la fe de los creyentes, birlándoles sus recursos económicos, vendiéndoles esperanzas de salvación, utilizando el nombre de Dios…Pobres y miserables diablos.

La ignominia es una ofensa pública que sufre el honor o la dignidad de una persona o un grupo social. Es decir, deshonor, descrédito de quien ha perdido el respeto de los demás a causa de una probable acción indigna o vergonzosa. Es sinónimo de injuria y vergüenza. Así estamos pues, quemándonos día a día con el ardiente y despiadado fuego de la ignominia.

El ecuador es tuyo, es mío, es de mis hijos y de mis nietos, es de todos…¡¡¡Creo fervientemente entonces, que el verdadero cambio debe ser YA…!!! 

Es ahora o nunca… Mañana será tarde…

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