Recordar el aniversario de independencia de Guayaquil es celebrar la libertad del Ecuador. Es tener presente que la declaratoria de Guayaquil Libre e Independiente, el 9 de Octubre de 1820, marca el camino, sin retrocesos ni paralizaciones, para la gran victoria del Pichincha el 24 de Mayo de 1822 y que 8 años después, en 1830, el 13 de Mayo, desembocara en la creación oficial de la República del Ecuador.
Cuando han transcurrido 204 años de la gesta heroica-libertaria se sigue confirmando la condición cívica y patriótica del guayaquileño, tanto del que es por nacimiento cuanto, también, por el que en retribución a su hospitalidad la adopta. “Nosotros, los guayaquileños”, se escucha decir y se percibe en su actuar a miles y miles de ecuatorianos -más extranjeros, también-, que se han afincado en esta ciudad y cantón. Junto a los auténticos, por lo nacidos en la “Perla del Pacífico”, los afuereños arriman el hombro y se entregan totales a la lucha y defensa de las causas más nobles de la patria chica y de la patria grande, convencidos de que la libertad es la única ruta para la conquista del progreso y del bienestar.
No es posible festejar la independencia de Guayaquil sin evocar sus más representativas características, como son la de ser cuna del voluntariado y cuyos máximos ejemplos se observan en la Junta de Beneficencia, el Benemérito Cuerpo de Bomberos, la Sociedad de Beneficencia de Señoras, Solca y otras entidades que, desde siempre, han sido financiadas y dirigidas por la filantropía privada. También, la de ser una ciudad católica y por ello contar con bellas iglesias como la de Santo Domingo de Guzmán, que data de 1548, y las de San José, San Francisco, Nuestra Señora de la Merced, San Agustín, San Alejo, entre otras donde destaca la Catedral de San Pedro o Metropolitana de Guayaquil, construida originalmente en 1547 y hoy es un hermoso templo e icono turístico para locales, nacionales y extranjeros. La de ser ciudad portuaria, marinera, de astilleros y de emprendimientos privados, simbolizados a través de las cámaras de Producción: comercio, industria, agricultura, pesca, construcción, ganadería. La ciudad “del río grande y del estero, donde el sol es un sol domiciliado, que amanece riendo en el primero y se duerme jugando en el Salado”, como le cantaba Pablo Hannibal Vela Egüez.
Ni siquiera ahora, en tiempos difíciles y complicados por los horrores y brutalidades del crimen organizado, Guayaquil, la más grande y más poblada del Ecuador, se rinde o se amilana. El pueblo de Olmedo, Villamil, Antepara, Urdaneta, Escobedo, Letamendi, Elizalde, Ximena, Roca y Febres Cordero, da dura batalla y se une para vencer como lo ha hecho en otras ocasiones, sea frente a los piratas y bucaneros, incendios y pestes, ladrones e irresponsables administradores municipales, traidores gobernantes centrales y más. En fin, es preciso rendir homenaje a Guayaquil en su cumpleaños 204 de libertad, ¡por Guayaquil y por la Patria!