Yo considero que se puede hablar del Judío Errante después de la muerte de Cristo. Eso cuenta la historia, pero yo no voy a referirme sobre la aparición del Judío Errante en esa época.
Voy a escribir sobre las apariciones de este caballero en el tiempo actual; cuando escuché su historia por primera vez me quedé prendada. Así comenzaré la historia:
En el tiempo en que la bisabuela Carmen vivía en Esmeraldas con nosotros, es decir con su nieta, mi mamá, y sus bisnietos que éramos los Arteaga Calderón, las historias que narraba nos mantenían en suspenso y totalmente entregados a escucharla sin interrumpirla.
En mis relatos anteriores mi bisabuela, doña Carmen, era el centro de los cuentos y relatos, eso no cambia, sigue ella siendo el centro de estás fábulas, lo que es diferente es el contenido del relato y el personaje del cual voy hablar.
Era un día de marzo cualquiera, pero eso sí de mucho calor, era la época de invierno más fuerte en mucho tiempo, abundaban mosquitos, moscas etc. Eran los días pesados en esa época y daba la impresión que nunca acabaría.
El calor era un poco menos fuerte por los abanicos personales que se usaban en esa época, pero estos no abastecían, entonces se solían hacer abanicos grandes de las hojas de las palmas de coco, estos eran difíciles de manejarlos en forma personal, eran los sirvientes de la casa que tenían esa obligación de abanicarnos.
Estábamos sentados y bien instalados rodeando como siempre a la bisabuela.
Ella empieza la narración y nos dice: tomen un poquito de agua de coco para quitar la sed,nosotros la obedecimos y la bisabuela continúa: sonaron las 12 de la noche en el viejo reloj de la hacienda, ya todos estaban acostados. Yo estaba con el chino (era un sirviente de la casa)…
Ella se regresa a ver al chino y le dice “0ye chino no se porque estoy preocupada, bajemos al recibidor, estoy oyendo relinchar a los caballos”- el chino le contesta: “doña Carmencita no salga ya es muy noche y hace frío.”
Terminaba de hablar el chino y un relámpago fuerte se vislumbra en una puerta, esta se abre, ¡uy! ven a un hombre desconocido en la entrada.
La bisabuela se dirige a él y le pregunta: ¿Quien es usted?
-Yo solo quiero doña Carmen- le dijo el señor- Que me de posada por esta noche, porque es largo mi camino y no puedo detenerme en otro lugar sino aquí.-
-Dígame usted como sabe quién soy- le preguntó la bisabuela-
Le contesta el señor:
-En todas las haciendas que visité, todos los dueños me han dado posada y me dijeron que usted también lo haría, además me dieron su nombre y que era una buena persona. Pasé también por donde una tal Cristobalina y le pregunté: “Cristobalina no me das posada? ella me respondió: no, porque no se quién es usted. Tres veces le pregunté lo mismo, ella siguió diciendo que no, yo le respondí : ojalá no te arrepientas nunca.-
Doña Carmen le pregunta: ¿Qué le hizo a Cristobalina?
-Yo no le hice nada, de ella la vida se encargará.-
La bisabuela muy enojada le pregunta: ¿Usted quién es, cómo se llama y a dónde va?
El señor contesta:
-Judío Errante me llaman, nunca descanso y por el mundo voy-
Le pido- le dice el Judío Errante- que por favor me de un vaso de agua bien fresca de esa que filtra en la piedra pome y por favor también dígame su nombre completo.-
Mi bisabuela lo mira y le dice:
-Carmen Vernaza Urriola me llamo y bien estaba hasta que usted llegó. Después que nos hemos presentado, rogaría que se siente se lo ve muy cansado.-
-No- le dice el Judío Errante yo no puedo descansar jamás-
-No se preocupe- siguió hablando el Judío Errante- estoy acostumbrado a caminar por el mundo, lo he hecho por muchos años y no me canso jamás.-
Doña Carmen llamó al chino para que lo acompañe al Judío Errante a uno de los dormitorios que estaba arreglado y que le suba comida, se regresa el Judío Errant, la mira y le dice: con un vaso de agua tengo suficiente hasta mañana.
Se retiró a sus aposentos la bisabuela, cuando estaba tratando de conciliar el sueño, se sobresaltó porque en la parte de arriba se escuchaba caminar y caminar a laguien, sin descanso. Dieron las cinco de la mañana en el reloj, el gallo cantaba y se oía el trinar de las aves y subía hasta la casa el olor a tierra húmeda.
La bisabuela se levanta y abre la ventana de su cuarto y ve entonces un caballo que se aleja a todo galope escucha el relinchar del mismo que corría como alma que lleva el diablo.
Doña Carmen de queda petrificada, según nos contaba, y lo que veía era una capa que se levantaba y se perdía en lontananza. Era el Judío Errante que se marchaba y se perdía en el infinito.
La bisabuela va hasta la sala y sobre la mesa encuentra una hoja de papel escrita que decía:
“Gracias, gracias, gracias. El que da lo que puede siempre recibe más de lo que da- y seguía la carta- tu vida doña Carmen será muy larga y placentera y rodeada siempre de gente buena.”
La bisabuela falleció a los 105 años. Murió en paz, gozando de una lucidez total hasta el final de su vida. Todos sus bisnietos jamás nos hemos olvidado de ella.
Que en paz descanse.
Felicitaciones a Gloria Nidia Arteaga. Lindo cuento. Gran imaginación de la bisabuela o de la bisnieta
Excelente relato. Felicitaciones
Me encantan estas historias que contaban las abuelas nos hacen volar la imaginación y tambien llena de nostalgia. Excelente relato
Muy buen relato! Quería seguir leyendo.