25 abril, 2024

Hacia la modernidad

Cuando Roma, hace más de dos mil años, logró expresar su presencia mediante su fuerza militar y poder político, todo el mundo mediterráneo estaba bajo su mando…No solo los bárbaros habían sido detenidos, mostrando su incapacidad para flanquear sus puertas. También las ciudades estado, con pretensiones de competencia, de su entorno, hacían cola para convenir tratados comerciales de paz y cooperación. 

Pero  al enganchar el feudalismo en la historia con sus residuos autoritarios  de monarquías trasnochadas solo significó demorar, algunos siglos, el proyecto social de la modernidad. ¿Tiempo de espera para la democracia?. Eugenio Espejo alcanzó a comprender semejante deficiencia y exigía, desde sus Primicias de la Cultura de Quito, en 1792, mayor empeño político para salir de este encarcelamiento. 

Prácticamente la industrialización no avanzó para una Latinoamérica obligada a soportar casi 500 años de oscuridad cultural… La modernización de las 

sociedades, de las instituciones y de los pueblos que las integran es hoy una necesidad sinónimo de desarrollo. Es hora de terminar con el político que solo piensa en llenar sus bolsillos con dinero fácil, contratos falaces, leyes amarradas… La cárcel, además, debe estar abierta para recibir a tanto juez corrupto e inmoral, que encubre con su función la perversión de una justicia insana. 

La modernización  de una sociedad significa, entonces, caminar hacia un desarrollo sostenido con la estabilidad del bienestar, en interrelación con una justicia sana fundamentada en una política de elevada promoción moral. 

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