16 abril, 2024

El silencio (I)

I PARTE

La historiadora Carmen Dueñas Santos de Anhalzer manifiesta: “La historia se convierte en objetiva cuando reconstruye el pasado mediante un conocimiento socialmente elaborado, y cesa de legitimar el pasado para justificar un presente”. Introducción de su obra “Marqueses, cacaoteros, y vecinos de Portoviejo”. (Cultura Política en la Presidencia de Quito). Datos de catalogación en la fuente: Biblioteca de la Universidad San Francisco de Quito, Ecuador, pág.7.

Comedidamente agregaría al mismo: “un presente… para cimentar la Verdad Histórica que forje la identidad en la nacionalidad de los pueblos”.

 

DEFINICIONES Y CONCEPTOS

Silencio: breve historia.

ETIMOLOGIA: Tiene seis acepciones según el diccionario de la Real Academia de la Lengua de las cuales transcribo tres, a saber:

Del lat. silentium.

  1. m. Abstención de hablar.
  2. m. Falta de ruido. El silencio de los bosques, del claustro, de la noche.
  3. m. Falta u omisión de algo por escrito. El silencio de los historiadores contemporáneos. El silencio de la ley. Escríbeme cuanto antes, porque tan largo silencio me tiene con cuidado.

Indicándonos, brevemente, su evolución histórica en el tiempo. “Proviene del sustantivo latino silentium, que corresponde al verbo taceo. En latín, existían dos verbos con el significado de: “hacer silencio, callarse o callar”, estos eran: taceo y Sileo, ambos usados como transitivos o intransitivos, el primero, era frecuente en la época arcaica, en cambio, Sileo, apenas se usaba en la época imperial, a excepción de poetas y autores en general.

En la época clásica, ambas palabras comportan el mismo significado. Se supone que Sileo, significó originalmente, no tanto el silencio como tranquilidad y la ausencia de movimiento y ruido, sino, como modo de referirse a personas y a objetos inanimados como: noche, mar, viento, etc. La palabra Sileo no ha pasado a las lenguas románicas, pero si lo ha hecho el término taceo”

Revisemos el significado actual. Según el mismo diccionario, Silencio significa:

Abstención de hablar”,Falta de ruido: El silencio de los bosques, del claustro, de la noche”, “Falta u omisión de algo por escrito: El silencio de los historiadores contemporáneos. El silencio de la ley. Escríbeme cuanto antes, porque tan largo silencio me tiene con cuidado”, “Pasividad de la Administración ante una petición o recurso a la que la ley da un significado estimatorio o desestimatorio”, “Toque militar que ordena el silencio a la tropa al final de la jornada” y “Pausa musical”. 

Además, la Academia lo asocia al término perpetuo: “Fórmula con que se prohíbe al actor que vuelva a deducir la acción o a instar sobre ella” y Omisión: “Omitirlo, callarlo, no hacer mención de ello cuando se habla o escribe”.

 

Disquisiciones sobre el silencio

Cada ocasión que exteriorizamos nuestro pensamiento mediante la ausencia de palabras, consciente e inconscientemente tendemos una relación comunicacional con otros seres, quienes interpretarán acorde con las circunstancias y conocimiento personal de cada uno, dando lugar a algunas interpretaciones en ocasiones acertadas o equivocadas conllevando consecuencias hacia el grupo interpelante o hacia el propio individuo.

A lo cual hay que agregar no solo las expresiones internas o externas, sino que estas pueden estar influidas por su origen cultural como es el caso de un ser occidental frente a un oriental haciéndonos conocer Gonzalo Llamedo Pandiella en “Silencios en-callados en la Sociedad Italiana”, (2019, pág.3)

“Conviene no subestimar su polisemia (Jaworski, 1998), pues no siempre se utiliza ni se percibe de igual modo. Cada cultura pauta unos límites de tolerancia del silencio (Lehtonen, 1985): la comunidad oriental lo considera necesario en su cotidianidad, lo invoca y lo respeta, mientras que la occidental tiende a sensibilizarse menos con este y a concebir su presencia como innecesaria, un intrusismo ruidoso (Gasparini, 2019”).

No pretendo ni siquiera imitar a grandes pensadores que se han manifestado de forma iluminada, variada, elegante y de gran lucidez sobre lo que se debe entender por SILENCIO, en lo interno como externo del quehacer humano. Leer tantas descripciones sobre él, me llena de muchas inquietudes conocer, sentir y tratar de comprender lo que viven las personas cuando son invadidas por este estado anímico.  El vivirlo es como un mundo no solo nostálgico sino lleno de nubes grises, distantes, que opacan el cielo del razonamiento, en ocasiones con frecuencia y duración para volver a empezar sin saber cuándo terminará y alcanzar el sosiego de quien lo padece.

Sin embargo, no siempre es así, considerando que el silencio, también, tiene el contrapeso o reverso de la moneda, originado por la alegría, emoción, capaz de, momentáneamente, quitar hasta el aliento, el habla, el entendimiento y solo expresarse, mediante el rostro la satisfacción, regocijo, júbilo, al volverse torpe pretendiendo manifestarse mediante palabras.

Reitero, no soy sicóloga ni siquiera seguidora de sus teorías sobre el particular, tan solo la experiencia vivida al respecto permite un enfoque, tal vez, con matices realistas de lo qué significa verdaderamente el silencio en toda su universalidad.

En la II Parte continuaré con esta exposición de un tema poco conocido y valorizado sobre todo en nuestra cultura occidental.

 

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