18 abril, 2024

Soberanía e insurrección en Manabí

De la doctora Carmen Dueñas Santos de Anhalzer.

Grato fue leer y discernir el contenido de dicha obra. Por ello quisiera exteriorizar, indebidamente, pero con el entusiasmo que me generó su lectura, la descripción concisa de la realidad manabita desde su creación hasta el siglo XIX, conteniendo datos creo, verdaderamente, desconocidos para la gran mayoría de nuestros comprovincianos en particular; y, en general, para los ecuatorianos e invitarlos a su conocimiento.

Ha hecho una radiografía minuciosa no solo de las costumbres sociales sino aspectos más ambiciosos como fueron los miramientos que existió entre los manabitas respecto a la política provincial y nacional que, en ocasiones, dio origen al caudillismo y clientelismo, tal vez, por la poca presencia del Estado y de la Iglesia, a decir de la autora.

Resalta el progreso de Jipijapa y Montecristi, Charapotó y Chone debido al comercio originado en la paja toquilla para la elaboración de los famosos sombreros indebidamente llamados de Panamá; caucho, tagua y más. El afán de Bahía de Caráquez de ser puerto exportador e importador frente a las dificultades que enfrentó con Guayaquil, agregándose las contribuciones dadas por Puerto Viejo y con ello Manabí al adherirse al Nueve de Octubre de 1820, derivando en escenarios frecuentes de contiendas y luchas.

Respecto a la religiosidad, nos describe el caso de García Moreno que trató de impedir, por ejemplo, el concubinato, juego de billar; obligación a ir a misa, lo cual no fue conseguido, ¿Por qué? Por el incremento de libertades en el medio: de expresión, de cultos, eliminación de las aduanas cantonales y demás trabas para la circulación de mercancías; sin embargo, este auge originó la explotación de los agricultores por el avance de dinero para la siembra y venta de los mismos. Hechos que dieron lugar a que muchas autoridades de dicha época describieran al manabita como altanero, prepotente, humilde, pacífico, trabajador; o, mentiroso e inestable políticamente, tenía su justificación.
La integración de grupos sociales, existencia de varios periódicos exteriorizando la conflictividad que se vivía y cultura alcanzada. Escuelas trilingües a pesar de la escasez de establecimientos, pero por la presencia de muchos extranjeros y varios consulados, fue casi exigencia su creación.

En cuanto a leyes laborales no se hicieron extensivas. Al contrario, el Código de Policía de 1881 regulaba a los conciertos, jornaleros, sirvientes domésticos, nodrizas.

Como colofón de este sucinto relato personal, está la proclama del coronel Manuel Santos de 1859 emitida desde Charapotó. Contenía muchas reivindicaciones que, luego, formaron la plataforma de lucha del Partido Liberal:

“voto directo, gobierno democrático, electivo, representativo, alternativo y responsable, todos los ciudadanos sean parte de la Cosa Pública, participen de su prosperidad o decadencia, empleos temporales no perpetuos, sin restricción el pensamiento ni se pongan trabas a la industria, eliminación para siempre del agiotaje y monopolios, reformas a la complicada legislación política, diplomática, civil y penal. Fomento de vías de comunicación como pasaporte civilizatorio. Finalmente, fomento y auxilio el tráfico de extranjeros, bases para la organización social en Justicia, Razón, Inteligencia y Libertades Públicas”.

Brevísima descripción sirva para darnos la importancia y recomendar su lectura en los colegios manabitas y del público en general, al conocer nuestro antepasado con Verdad Histórica, base para la auténtica Identidad y pertenencia provincial y nacional.

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1 comentario

  1. qué interesante la obra de Carmen Dueñas, Regina. Muchas cosas de otras provincias las desconocemos y está muy bien rescatarlas porque son parte de nuestra propia identidad. gracias

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