25 abril, 2024

Opiniones de historiadores mexicanos y europeos sobre Vicente Rocafuerte

Este ilustre guayaquileño logró alcanzar las posiciones más altas de poder, dentro y fuera de Ecuador, como ningún otro ecuatoriano ha logrado. Rocafuerte estaba consciente de quien era, se consideraba americano perteneciente a Hispanoamérica, no era sólo guayaquileño. Para Rocafuerte era indispensable la uniformidad política de la región. Creía que su destino era ayudar a liberar no solamente a un país, sino toda una región a través de sus escritos liberales y acciones. Todas las puertas se le abrieron por su alto nivel de cultura, dominio de numerosos idiomas, y haber conocido en temprana edad a futuros líderes de varias naciones que visitó. Su gran oratoria y excelente pluma, combinadas con su fogosa personalidad, fueron tres herramientas que usó en su agitada vida.  Veamos que escriben los historiadores mejicanos sobre él. Raquel Díaz lo describe: “…este ilustrado, poseedor de una amplia cultura y seguridad económica, buscaba impulsar proyectos cada vez más atrevidos en beneficio de la sociedad donde se desenvolvía […] hombre político, culto, astuto, con experiencia y con una gran virtud que bajo ciertas circunstancias podía convertirla en una peligrosa arma: su habilidad para trabajar con las palabras y su capacidad para plasmar en forma clara, precisas y contundentes sus ideas en papel”. José María Cornel en su obra Breve Reseña Histórica de la Nación Mexicana escribe: “Rocafuerte era un hombre de ingenio y bien educado, la exageración era peculiar de su carácter, y deslucía en él otras nobles cualidades: escribía con fluidez y hablaba con asombrosa facilidad. Era en resumen tan filósofo como los que cortejaron a Federico El Grande; se comprende que no acabó así su vida, porque una razón más sana fue su antorcha funeral[…] por sus íntimas relaciones con los liberales de Cádiz, por su participación más o menos directo en la revolución de la América del Sur, por la publicación de su Ensayo político del sistema americano, obra no destituida de sensatez y de cordura, se procuró cabida con los hombres influyentes de México, y fue su empleado en elevado rango sin que hubiera ni aún pisado suelo. En Londres despachaba los negocios con su actividad genial, y era bien recibido por sus maneras cortesanas y por su instrucción”.

 

Rocafuerte no temía a nada, se enfrentó a dictadores, conociendo que su vida peligraba. Lorenzo de Zavala escribe: “No faltaban sin embargo hombres ilustres que levantaban su voz contra estos excesos y aquel despotismo, a riesgo de correr una suerte desgraciada. Entre estos deben numerarse Don Vicente Rocafuerte, ministro que fue de la república cerca de Su Majestad Británica, hombre de mucha instrucción y siempre patrono de la libertad”.  Pablo Vázquez se refiere a Rocafuerte como “…persona acreditada por sus luces, conocimientos y patriotismo”. Vicente Riva Palacios afirma: “Vicente Rocafuerte, que se había mostrado celoso republicano, desempeñaba en Londres el importante cargo de representar al gobierno de México, que le había nombrado ministro plenipotenciario […] hombre de gran talento y hermosa imaginación a veces delirante”. El mismo autor comenta que cuando Rocafuerte regresó a México “…a sola costa ensayó en una sala de espectáculos”. Se refiere a que Rocafuerte propuso al gobierno iluminar la capital usando gas y para convencerlo hizo una inversión. Joaquín Ramírez Cabañas, al referirse al Rocafuerte en Londres escribió: “…continuó en su puesto y en el goce ilimitado de la confianza del gobierno hasta el año de 1830”. Ramírez agrega: “…puesto que Rocafuerte militaba en las filas de los liberales mexicanos y a su regreso de Europa se alistó inmediatamente en la prensa de oposición”. Alfredo Álava escribe: “Cuando fue descubierta y desarticulada la conspiración republicana en la ciudad de México en agosto de 1822, quedaba poco por hacer a los partidarios de esa forma de gobierno. Desde los Estados Unidos, el guayaquileño Vicente Rocafuerte pretendía evitar el reconocimiento de Washington al gobierno de Iturbide”. Las expresiones favorables de esos historiadores se refieren a las actuaciones de Rocafuerte en los años que vivió en ese país la primera 1821-1823 y la segunda 1830-1832. Además, representó a México en Gran Bretaña entre 1824 a 1829 Por su aporte recibió la ciudadanía. Lo mismo sucedió con José Joaquín Olmedo en Perú.

 

También George Canning, ministro de relaciones exteriores y posteriormente primer ministro de Gran Bretaña, tuvo favorables expresiones. Lo conocía por haber sido nombrado representante de México en Londres. En un memorándum al gobierno mexicano de José Mariano Michelena, representante saliente escribe: “El Sr. Canning me contestó, que se alegraba mucho que se quedase aquí el Sr. Rocafuerte; que aunque el uso requería que el Ministro de Relaciones Exteriores de México, por medio de una carta acreditase el nombramiento del Sr. Rocafuerte, se entendería con él y lo consideraría como tal Agente, sin atender a las meras formas diplomáticas…”. A Rocafuerte se debe que México fuera el primer país de Hispanoamérica en firmar un tratado comercial con Gran Bretaña, en aquellos años, la primera potencia mundial. Pero la admiración no fue sólo de los mexicanos. Carl August Gosselman, sueco en misión comercial a Sudamérica, visitó Ecuador en 1837: “El presidente Rocafuerte [ …] no es solamente uno de los presidentes, sino una de las personas más excepcionales que he encontrado en Sudamérica, y, en pocas palabras, un hombre que hasta en sociedades más civilizadas se destacaría por su educación, conocimientos y experiencia, y sobre todo por sus sentimientos verdaderamente patrióticos. Es también notable como presidente sudamericano por otras razones: la primera porque, sin haber sido militar, ha sido presidente cosa que ha ocurrido muy raras veces, y la segunda porque no retira su salario como tal cosa que no ha ocurrido…” 

 

Rocafuerte fue personaje mítico, tenía un nivel de energía excepcional, incansable trabajador y viajero, no temía a la muerte y algunas veces la tuvo cerca en varios países. Tuvo contradicciones en su accionar político, pero como afirma la mexicana Guadalupe Rincón: “Personajes como Vicente Rocafuerte desempeñaron roles fundamentales en la conformación de incipientes naciones que en ese tiempo, además de hombres valientes, requerían de personas formadas intelectualmente para desarrollar proyectos de Estado que reorientaran el destino de esas sociedades emancipadas[…]Descubrí a un verdadero político, a un hombre de una sola pieza, a un personaje preocupado por las necesidades sociales de los países con los cuales, en su momento, él colaborara”. Michael Christopher Domínguez al expresarse de Rocafuerte comenta que tenía “… la pluma más venenosa de la América Septentrional…” Volvió a usarla entre 1843 y 1845 en sus cartas A la Nación para ayudar a derrocar a Juan José Flores.



Artículos relacionados

Shows útiles y necesarios

Xavier Flores Aguirre, columnista de El Universo, fue parte de la comisión encargada de la revisoría que se hiciera a los artículos constitucionales aprobados -supuestamente- por el pleno de asambleístas constituyentes en Montecristi.

No se si Alexis Mera Giler, en su afán de servir a la revolución ciudadana, le pasó artículos ya revisados a los revisores, pero lo que sí se porque así lo admitió el revisor Flores Aguirre, es que se hicieron cambios inconsultos en los textos y que para él esos cambios se dieron para “sincerar” el texto constitucional (sic)…

1 comentario

  1. Magnifico artículo, refleja a Don Vicente Rocafuerte, al hombre, tal como fué apreciado, por personajes de su tiempo y por investigadores posteriores. Felicitamos y Agradecemos al autor.
    Carlos Nuñez.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×