16 abril, 2024

Una guerra contra el tiempo y sus actores

Los actuales índices de violencia reflejan 14 años en los que el narcotráfico y el crimen organizado mantuvieron una sustancial anuencia política para infiltrar prácticamente todo estamento republicano. El colosal poder de los violentos ha desbordado al Gobierno en las políticas, estrategias y recursos necesarios para proteger a una desvalida sociedad que en este último año se consume en pánico sin saber cómo y por cuánto tiempo se luchará contra las mafias y el lumpen.

Buena parte de la clase política del país representada en la Asamblea niega su competencia, participación y contubernio en el auge delincuencial y narcoterrorista, siendo entonces muy difícil aglutinar todo el respaldo político necesario para derrotar a los subversivos en un tema plenamente de Estado. La responsabilidad, por ende, recae exclusivamente sobre el Gobierno y en su capacidad para articular con éxito, y en escasos 33 meses más, la defensa de los ecuatorianos.

Hace falta personal, entrenamiento, inteligencia, logística, armamento, cárceles y programas sociales, pero nada funcionará mientras el país no tenga un sostenido crecimiento económico a través del cual emprenda el camino hacia el pleno empleo y no se alcance el nivel de seguridad jurídica suficiente para que los jueces puedan ejemplarmente aplicar justicia a todos aquellos que delinquen. El Gobierno no fue electo para apenas mitigar esta herencia siniestra, debe derrotarla sin misericordia antes que los subversivos retornen al poder justamente por la falta de institucionalidad.

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ENTRE LA CORRUPCIÓN, EL MIEDO Y LA MISERIA… Después de la primera guerra mundial, en que el Imperio Turco Otomano voló en pedazos, sólo unos cuantos patriotas deambulaban, políticamente, buscando recoger los trozos de su historia desperdigados… Los “Jóvenes Turcos” es el movimiento de un inicio político formal que esperaba fijar los límites definitivos de Turquía y que luego, por la presencia de Mustafá Kemal Ataturk, primer presidente de la República Turca, es logrado. Los cambios sociales, políticos, culturales fueron abrumadores en un contexto de ferviente entusiasmo. Los pueblos árabes tradujeron este acontecimiento a favor de sus intereses. ¿Por qué no seguir el mismo camino hacia un destino propio? Las monarquías, mayoritariamente, cayeron en desuso y los golpes de Estado, políticamente justificados, catapultaron los nuevos liderazgos.

Desde comienzos del siglo XX hasta fines de la segunda guerra mundial, o quizás hasta después de unos cuantos años de la Guerra Fría, las ahora repúblicas árabes seguían en la lucha por una estabilidad socio política, sin conseguirlo. Como que eso de pasar de un colonialismo demasiado retrógrado, manipulado por el Imperio otomano, a otro manipulado por los países más adelantados del mundo, no significaba sino una nueva forma de bloqueo, de extorsión. Con la presencia de la Conferencia de Berlín (1884) y las resoluciones de la Liga de las Naciones (1920-1946) el mundo árabe fue repartido entre Gran Bretaña, Francia, (Italia) bajo el membrete de protectorados, con la aprobación de Estados Unidos, desde el escenario cosmetológico del “modernismo occidental”…

3 comentarios

  1. Bien puesto el dedo en la llaga. Nos ,los ecuatorianos, en somos como el perro del hortelano, ni come ni deja comer
    La factura la está pagando la sociedad civil, que no tiene a quien recurrir en pos de desarrollo y sostenimiento
    La dupla Congreso/Gobierno no van ningún lado , y como bien anotas, aún faltan 33 meses
    Aguantaremos?

  2. Es verdad que para combatir la delincuencia que nos está consumiendo, producto del narcotrafico, enquistado en las instituciones del estado, hace falta planificación inteligente, estratégica, implementos necesarios, pero hace falta lo más importante que es la voluntad política de este gobierno para enfrentarla y combatirla.
    Fátima Macancela

  3. Muy buen artículo Muy cierto. Pero de poco augurio ante una presunta solución eficaz. Se suma a tantos y fundamentados llamados a aplicar medidas que arreglen de verdad el problema Solo nos resta esperar, recordando que Dios es ecuatoriano

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