28 marzo, 2024

¿Será verdad que yo estoy bien y tú estás bien?

Nuestro concepto moral corresponde al conjunto de valores, tendencias y usanzas de un individuo o de una comunidad.

Estos dogmas actúan de guía que marca cómo actuar. Dicho de otro modo: la moral y la ética indica qué está bien y qué está mal, razonamiento, por otra parte, es el proceso y el resultado de deducir. 

En base a estas afirmaciones, podemos sostener que un razonamiento moral es un proceso mental que permite adjetivar el valor de las cosas, para así determinar lo correcto y lo incorrecto. Este juicio propio implica la esencia de una nación.

En la niñez los pequeños no tienen conciencia acerca de las reglas y no comprenden qué es lo correcto. Es el núcleo familiar el que deben enseñar a medida que se desarrollan y avanzan en el proceso de la maduración, los niños adquieren nociones acerca de la “justicia” y comienzan a establecer criterios morales.

Un hombre al que le ofrecen una gran suma de dinero a cambio de acciones dañinas contra el prójimo. Más allá del plano legal, la persona en cuestión podría desarrollar un razonamiento moral y llegar a la conclusión de que, con su accionar, actúa honestamente. 

Y de este modo, determinaría que su gestión es correcta en vez de perniciosa, por lo que su decoroso lo llevaría a aceptar la propuesta.

Hace menos de un siglo muchos de raras prácticas encontraron que era fundamental destruir la familia y lo hicieron muy arteramente destruyendo la base de ella que es esencialmente la presencia y respeto a la madre y por extensión el que le debían al padre.

Muchos mal denominados hombres, “algunos que se auto endilgan ser muy machos”, encontraron conveniente esta artera estrategia y con la ayuda e impulso del mercantilismo consumista fueron indoctrinados para servir al dios dinero.

Reflexión moral, Según Lawrence Kohlberg, un influyente psicólogo norteamericano del siglo XX, los seres humanos presentamos un desarrollo moral que se extiende a lo largo de niveles.

Las normas representan una realidad externa y las respetamos tomando en cuenta las consecuencias, que pueden ser premios o castigos, o bien si quien las establece tiene más poder que nosotros y nos impone su cumplimiento.

Obediencia y miedo al castigo, destruyeron la autonomía y fue reemplazada por la heteronomía (los agentes que establecen lo qué se puede hacer). Cómo lo describiera el notable doctor HARRIS THOMAS en su libro “YO ESTOY BIEN TU ESTAS BIEN” basándose en el análisis transaccional, que confronta al individuo con el hecho de que él o ella son los responsables de lo que les ocurra en el futuro que conforman cada personalidad

En el camino hacia una supuesta moral desarrollada, cada vez más descontrolada y con la presión de los compañeros de los cuales asumimos las normas siempre que nos convenga. 

Tanto es así que nos parece correcto que las demás personas hagan lo mismo con respecto a sus propios intereses. Esta forma egoísta de vivir, propia de los niños, también se aprecia en los ya jóvenes adultos que aceptan cualquier comportamiento mientras se integran, o que solamente respetan a los que teóricamente se vuelven sus “familias” y los respetan. 

Cuando comienzan a identificarse con su grupo e incluso se muestran muy audaces, cada vez buscando superar las expectativas hasta la velocidad de caer en barrena.

El miedo al rechazo y los intereses propios se engloban en las esperanzas de sus entornos y se obligan a agradar a los demás, que los acepten y los quieran; cualquier acción que dé ese resultado representa lo correcto.

Los principios que escogemos a nivel racional tienen más peso que las normas, creemos que todos tenemos los mismos derechos y que éstos trascienden las convenciones y las instituciones. Por ello, cuestionamos los valores y las normas preestablecidas. 

Gentes resultantes de casas permisivas dónde por agotamiento o costumbre fijamos que los complejos de Edipo o de Electra (según si es niño o niña), es una fase de enamoramiento de mamá o papá que los niños experimentan y debe ser terminado por el mayor. 

Hoy tenemos principios muy alejados de nuestras costumbres, impulsados por infames gobernantes que actúan por encima de las instituciones y las obligaciones que impone la ley. 

El compromiso con la moral es profundo y sabemos que desaparece; por lo anterior, tenemos que llegar a realizar actos de gran valentía para defender nuestra amada patria y empezar a reconstruirla. 

La meta: somos iguales honradamente y merecemos el mutuo respeto.


Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×