29 marzo, 2024

La estupidez. Primer tomo

Para llegar a entender la cantidad de estupideces que a borbotones surgen de las tres funciones del estado, hay que ser un superdotado, otro estúpido como ellos o estudiar con perspectiva de sociólogo el proceso que los distingue.

Como no pertenezco a las dos primeras categorías, he optado por estudiar el tema socialmente, armándome de valor, paciencia y estoicismo, recurriendo a valiosas bibliografías de cuyas páginas me permito hacer un resumen que paso a exponer.

Acudí a Oliviero Ponte di Pino y su obra titulada “El que no lea este libro es un imbécil”. Se trata de un estudio sobre la estupidez humana que, en forma divertida, obliga al lector, paradójicamente, a pensar.

A través de 565 citas analiza el concepto de estupidez y su evolución en la historia del mundo, desde los más eruditos filósofos y pensadores hasta los del montón, arrancando más de una carcajada al lector. Fuentes no confiables señalan que, para hacer la obra vino a Ecuador, pasó unos cuantos días en la asamblea donde aprendió que la opinión de los estúpidos es valorada porque son mayoría; otros tantos días paso en la Corte Nacional de Justicia, donde experimentó que las estupideces logran ascensos y reconocimientos y finalmente fue a la Presidencia de la República donde los asesores convencieron a Lasso que en política la estupidez es la norma. Durante la preparación de la obra, Oliviero no contactó a ninguna autoridad ecuatoriana, aconsejado por la maxima que dice: «nunca discutas con un idiota; la gente puede no notar la diferencia”

Señala el autor haber intentado escribir un libro lo suficientemente inteligente y lo suficientemente estúpido, culto y divertido para provocar en el lector estupor, palabra etimológicamente relacionada con estupidez.

En Ecuador la estupidez ha llegado a tener la característica de epidemia y no se ha podido inocular vacuna alguna, se trata de una condición donde el enfermo no es el que sufre sino los demás. Por lo general los estúpidos no saben que este mal los envuelve y por causa de su comportamiento errático, terminarán venciéndonos debido a sus movimientos impredecibles.

El apoyo a la amnistía, la liberación de presos, la falta de entrega de fondos a la policía, el nombramiento de ineptos en puestos claves, las trabas para que la seguridad privada se arme, el control de las cárceles, los asesinatos, asaltos y perdida de libertades en un solo año, son pruebas fehacientes de la estupidez con la que el gobierno ha manejado la seguridad ciudadana.

En mi próxima entrega les comentaré sobre dos libros espectaculares que profundizan este mal que sufre la patria. El uno de Paul Tabori denominado “Historia de la Estupidez Humana” y el otro de Carlos Cipolla quien desarrolló la famosa “teoría de la estupidez” en su ensayo titulado “Allegro ma non Troppo”.

La fase más avanzada de la estupidez es el socialismo, donde la falta de ideas se compensa con el exceso de ideologías.

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Decía Bernard Shaw que todos tenemos una hora diaria de idiotez y que no sobrepasarse de ese tope era una demostración de sabiduría. Se creía también que todos nacemos ignorantes y vulgares por igual ( en el real sentido de la expresión) y que el tiempo se encarga de modelarnos, mejorándonos o devastándonos.

Hoy se piensa, sin embargo, que unos nacemos para ser rubios o trigueños, débiles o fuertes, valerosos o cobardes , prudentes o desorbitados : la genética molecular y el campo del genoma humano hicieron su fantástica aparición. Y que a ello se deba que seres generosamente favorecidos por una educación sobresaliente en ciertas materias, no puedan evitar ser nulos en otras.

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