6 octubre, 2024

¿Acaso no somos ecuatorianos?

Duele ver que nuestro pueblo no vota por ecuatorianos. Prefiere en las elecciones votar por delincuentes, por pillos contumaces, por gente deshonesta, en vez de elegir ecuatorianos, gente que ame al Ecuador, gente que quiera el progreso de la nación, que quiera ser orgullosa de decir ¡SOY ECUATORIANO!, y vivir en un oasis de paz y de progreso.

¿O es que ya la cepa de ecuatorianidad desapareció del planeta y solo ha quedado el excremento puerco de la inmoralidad, de la delincuencia y del narcotráfico. ¿Lo material es lo único que cuenta para nosotros? ¿Para qué queremos poseer? ¿No nos hemos dado cuenta que lo que verdaderamente vale, lo estamos poniendo a un lado? ¿Somos tan ciegos?

Debemos recordar las palabras de Domingo Savio: “De que le sirve al hombre ganar todo el mundo, si al fin pierde su alma”. Posiblemente ya muchos superaron el escollo de la vergüenza y el arrepentimiento, peo me permito una reflexión: cuando morimos, ¿se acabó nuestra vida? O ¿hay una vida después de ésta?

Aún sin esa reflexión, ¿pensamos en el mundo que le dejamos a nuestros hijos? ¿Es el dinero o las posesiones, lo único que vale? ¡He visto y veo desaparecer fortunas!

La vorágine del materialismo nos está alejando del destino para el que fuimos creados. Desgraciadamente, estamos remando a favor de la corriente, corriente que nos está llevando a la descomunal cascada de la perdición total.

Empecemos con fuerza a remar contra la corriente y pidamos a Dios que aparezca un remanso, una pequeña playita, y que nos permita acercarnos a la orilla y salvar nuestro mundo.

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La libertad

Es indudable que una cantidad apreciable de gente prefiere no hacer el esfuerzo de pensar y que le “den pensando”, busca mantenerse en un status de sobrevida marginal y si le dan algo, con eso se contentan y prefieren recibir sin hacer el esfuerzo, pues lo que reciben ya les permite mantenerse, marginados, pero sobreviviendo, lo que yo llamo vegetar, pues al igual que las plantas, no se mueven de donde están plantados y esperan que Dios les dé el agua y la tierra (el gobierno) su sustento.

Hay sin embargo un grupo muy importante, mayoritario, de gente que quiere progresar, que quiere desarrollarse, que ha sido educada y ha aprendido a vivir en libertad, no plantados en el mismo sitio, gente que prefiere la libertad para pensar y decidir por sí misma que es lo que prefiere hacer, que le gusta hacer el esfuerzo por mejorar, por progresar, por lograr que sus hijos se desarrollen y lleguen mucho más alto de lo que ellos pudieron lograr, no por palancas partidistas o de amistades, sino por mérito propio, porque el hombre que sube aupado por palancas de cualquier tipo, deberá a la fuerza ser “mareísta”, es decir como el palo de balsa, mantenerse a flote al ritmo de la marea y buscar con tino a quien arrimarse para seguir arriba.

Nuestra cobarde realidad…

Nos hemos convertido en indolentes espectadores de la imposición dictatorial más atroz de la historia.

Por dondequiera que voy oigo opiniones que hablan a raja tabla en contra de Correa, pero sin embargo a renglón seguido concluyen que el mismo se quedará como mandatario por el fraude que cometerá.

En esta sentencia está encerrada la grave situación de la indolencia social del ecuatoriano.

El ciudadano común ha perdido ese espíritu libre y altivo que lo hacía soberano e indomable, para no permitir que nadie se le imponga y peor que lo ponga de rodillas.

1 comentario

  1. La verdad es que somos más estúpidos que los animales. Como dijo Sir Winston Churchil «los animales nunca permitirían que los lidere el más estúpido de la manada»
    Los delincuentes del SSXXI que han sabido manejar a la mayoría de estúpidos latinos. Unica manera de haber llegado al poder en Argentina, Bolivia, Venezuela, Ecuador, etc.

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