14 noviembre, 2024

Cuando el amor es una esclavitud

Mucho se ha hablado, discutido, disertado, sobre el amor. Un sacerdote insiste en que el amor es una decisión. Los románticos creen que el amor es un sentimiento, Cristo insistía en que el amor es darse, entregarse de corazón, simplemente entregarse a los demás, como lo refiere San Juan en su epístola.

El amor es un sentimiento que nace del fondo del alma, que crece y aprisiona a la persona que ama, por ello, cuando se está enamorado, hasta el sufrimiento es dulce.

Indudablemente, cuando el amor une a dos personas, que decidieron libre y voluntariamente ser una pareja ante Dios, se convierten en realidad las palabras del sacerdote, ¡el amor es una decisión! Si los dos estamos unidos, si formamos un hogar, nuestro amor es una decisión que ambos hemos tomado, convirtiéndonos, en uno solo “hasta que la muerte nos separe”.

Sólo me permito una reflexión, por más fuerte que sea el amor, no lo conviertan en una cadena. Permitan el paso del viento. Muchas veces gracias al aire fresco, el amor respira y se fortalece, coge nuevos bríos y se ama más allá de lo imaginable.

El amor no debe nunca ser una obligación. Si usted siente que el amor que siente es una obligación, por favor, ¡no cometa matrimonio! Conozco casos de mujeres preciosas de bellos sentimientos, que son buscadas por hombres que se casan con ellas, no por amor, sino por amor a su fortuna. Imagino el horror que deben vivir, cuando se dan cuenta del error que cometieron al casarse con alguien que no las ama.

Si el amor es tan intenso en uno de los miembros de la pareja, puede ahogar a su compañía y convertir el amor en una esclavitud. La antítesis del amor son los celos. Los celos indican amor propio, no amor a la otra persona. La verdadera base del amor es la confianza.

A cada rato leemos en la prensa, femicidios asesinatos, sicariatos, algunos de ellos cometidos o mandados a cometer por parejas matrimoniales.

¡Eso no tiene nada de amor!, ¡es egoísmo rayano en estupidez! Si no amas a tu pareja, déjala en libertad. No hay ningún justificativo, ni celos, ni nada que pueda justificar a la pareja. ¡Simplemente no la amaba!

Pero volviendo al amor, ¡el amor debe respirar! El amor no debe ser una esclavitud. Si yo te amo, es porque yo siento amor por ti, no porque estoy obligado a amarte. Si yo no confío en ti, ¿porque estoy contigo? Eso no es amor. Si yo te amo, es mi decisión estar contigo toda mi vida, porque te amo. El amor es un sentimiento que nace del alma de un ser viviente, al encontrar al complemento de su vida. A veces lo dejamos pasar y luego nos arrepentimos, al ver que lo hemos perdido.

También ocurren casos, en los que encontraste la felicidad y Dios, decidió dejarte sólo en el camino y luego vuelves a encontrar la felicidad en otros brazos.

En estos raros casos, puedes estar seguro que Dios te miró con misericordia y quiso darte dos Ángeles para que llenen tu vida.

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Del Foro en la Universidad Politécnica Salesiana de Guayaquil

El mes pasado participé junto a distinguidas personalidades de algunas religiones y profesiones de la ciudad en el foro “El sentido de la vida”.

Aquí fragmentos de mi participación:

Atraída por el Título de este foro, “El sentido de la vida” me presento, no sin antes agradecer tan noble invitación, que me honra en grande, sobre todo, porque me invitan como maestra, una de las insignias que más me enorgullece, en la polifacética acción que me ha dado la vida a desarrollar.

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