25 abril, 2024

Vieja chismosa

Da pena leer las noticias de la farándula y encontrar datos de divorcios y separaciones matrimoniales, las que, en la mayoría de los casos, se deben a expresiones de uno de los cónyuges o a chismes del medio en el que se desenvuelven. ¡La vida en ese mundo, debe ser insufrible!

Después del campeonato mundial de futbol que ganó España, fue muy sonada la boda del arquero español, Iker Casillas, con la periodista Sara Carbonero, que cubrió el evento, a los que se ve muy contentos en la foto que aparece con la noticia, junto con sus hijos, en la que se los ve tomándoles fotos con el celular.

No me quiero referir a las causas de este fracaso matrimonial, porque no me interesa el chisme. Lo que quiero destacar es el daño tremendo que se hace a las personas a las que se difama o de quienes se sueltan comentarios, sean verdad o mentira y sobre todo a los hijos de esos matrimonios, que pierden su hogar.

Me hizo acordar de una vieja canción de Pedro Infante, cuyo título es el de este artículo: “Vieja chismosa”. Esa jocosa canción mejicana, dice en su estribillo:

“Ay esta vieja tan re chismosa, como le gusta chismografiar, no más de la más pequeña cosa y ahí va enseguida todo a agrandar”.

Una de sus estrofas, dice:

“Mire chatita, no desespere, son chismes tontos y sin razón, que si he besado a Juana y a Tere, a Mariquita, Luz y Asunción. “

“Que yo he besado, eso es muy cierto, pero esos besos, no son de amor, yo sólo he besado pa’ver si aprendo y a usted poderla besar, mejor.”

Esta canción mejicana, por supuesto, es irónica, chistosa y exagerada, la he puesto de ejemplo para destacar que incluso los chismes, aunque sean verdaderos, pueden dañar una relación.

En el caso Casillas-Carbonero, duele mucho ver la carita de felicidad de esos niños, que van a estar condenados al divorcio de sus padres.

Dicen que el hombre es animal de costumbres. Es una pena que unos niños vean como se desbarata su hogar, por simples habladurías. ¡Nadie conoce el mal de la olla, sino la cuchara! Si usted va a comentar algo, sobre un matrimonio, por favor, ¡que su comentario sea para unir y no para destruir!

Sólo los interesados directos, conocen a fondo los sentimientos propios. Jesús advirtió: “No juzguéis y no seréis juzgados”. Si usted quiere intervenir, que sea para unir.

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