Dejémonos de “jaliscadas”.

Me temo que los políticos han copiado el sistema estilo Jalisco, que fatídicamente impuso el correísmo en el país.

Si no hacen las cosas como yo las ordeno, lo exigiré por la vía legal, por enjuiciamientos, o por acción popular. No es importante que yo tenga o no tenga la razón. Si no la tengo, lo impongo y punto. Así quiebre o rompa las leyes, porque mi palabra es la ley.

Es diferente a la forma de pensar y actuar que tuvo el Ing. León Febres-Cordero y que continuó actuando igual, el abogado Jaime Nebot. Ambos, antes de actuar, meditaban, estudiaban la situación, advertían lo que iban a hacer, y luego, procedían. En esa forma, nadie podía alegar abuso de autoridad.

Cuando llegó al poder el señor Correa, comenzaron los caprichos y los abusos, las decisiones se tomaban de acuerdo con el genio del momento, y mucho más cuando era por odio o revanchismo. Nadie sabía lo que iba a pasar, si se levantaba con el pie izquierdo de la cama. Le hizo juicios estúpidos y absurdos al “Banco Pichincha” y a “El Universo” (para robarles dinero, teniendo la sartén por el mango), y a personas que escribían contra él, para callarlos. Con la excusa de la “prensa corrupta”, callaba a sus adversarios.

La cerrada del aeropuerto de la alcaldesa fue una decisión tomada con el hígado, que casi nos aísla del mundo. La demanda a Pfizer por no vender la vacuna al municipio nos puso en ridículo ante todos los países. Eso es un arreglo mundial el que se realizó para vender las vacunas solamente a los Gobiernos para evitar el acaparamiento de vacunas, y el problema mundial ante la pandemia y la desesperación.

Me preocupa la elección que tenemos a puertas, porque si sube algún abusivo o de grupos acostumbrados a abusar, el gran perdedor de las elecciones será el Ecuador.