19 abril, 2024

Cancelando el “Cancel Culture”

CANCELADO, CANCELADO, CANCELADO. En los últimos años se ha vuelto más común escuchar esta palabra, sobre todo entre las generaciones más jóvenes. La cultura de la cancelación viene del inglés “Cancel Culture”, que es el nombre que se le ha dado a la acción o fenómeno de colectivamente retirar el apoyo financiero, digital, moral, y sobre todo social a una persona, empresa o entidad, por efecto de algún comentario o acción que se percibe por el colectivo como nociva. El resultado para el polo afectado, es decir los “cancelados” por este fenómeno, es la pérdida de su reputación, sus seguidores, y sobre todo de su plataforma.

Lo que comenzó en el internet como una manera de estar en desacuerdo con una persona o tendencia, se volvió parte de la cultura actual. Es más, en realidad se ha vuelto parte del lenguaje diario entre Millenials y Gen-Z; nunca falta la persona que responde a todo pulmón: “CANCELADO”, como una forma de desaprobación a cualquier comentario emitido, aunque sea un chiste.

En teoría, todo suena ideal. Las personas dañinas reciben su “golpe de justicia” y la sociedad misma se encarga de dar su merecido a personas que hablan o accionan de manera despectiva. Hoy en día, es verdaderamente común ver las represalias que puede llegar a tener una persona influyente cuando denigra a una minoría. Por eso, las nuevas generaciones ven a la cancelación casi como un acto de activismo, pero lo único que está generando es una sociedad con mucho resentimiento y sobre todo, sin apertura al diálogo. La cultura de la cancelación tiene un precio más grande del que imaginamos, porque estamos permitiendo que pierda su rumbo bien intencionado y que se convierta prácticamente en una moda al azar. 

Si como sociedad nos basamos en solamente lanzar piedras a todos los que nos oponen, nos limitamos a generar espacios sin juicio y sin criterio. La intolerancia de un lado, contrarrestada con más intolerancia solo logrará una sociedad cerrada, y por tanto, llena de odios. Si es que reemplazaríamos el “Cancel Culture” con un pensamiento crítico, tanto individual como colectivo, obtendríamos conversaciones objetivas, en vez de reacciones emocionales. El saber responder con empatía puede llevarnos a dialogar y separar errores reales del odio verdadero. No todas las personas “canceladas” actuaron con intenciones de minimizar a otros grupos, y con mayor razón, no todos los “canceladores” hablan verdaderamente desde un espacio del bien común y buenas intenciones. 

Si es que no aplicamos más de este criterio, el precio que pagaremos como generación, pero sobre todo como sociedad, será muy alto.  Queda claro que con todo lo que pasa en el Ecuador y en el mundo, no necesitamos agregar todavía más odio a nuestra ecuación. Es hora de cancelar el “Cancel Culture” y generar una sociedad abierta al crecimiento y al verdadero mejoramiento colectivo.

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1 comentario

  1. Al menos en los Chats las «cancelaciones» no se dan por cuanto su colectivo considera inadecuada la opinión de uno de sus integrantes , no se cancela a la persona mediante «referendum», es solo el deseo del administrador del grupo a pedido de uno de sus integrantes o por propia decisión.

    He visto muchas personas enojadas porque los han «botado» de los chats, ¿por qué darle importancia? ,debe causar reflexión o risa.

    Lo importante no es la cancelación sino la validez del motivo que lo provoca .

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