24 abril, 2024

Tu felicidad depende de ti.

No hay nada más absurdo que pensar que tu felicidad, pueda depender de otra persona, que no seas tú mismo.

¡Nadie puede entrar dentro de ti y producirte felicidad! La felicidad no viene de tu aceptación de que esa persona entre o no en tu vida.

Puedes estar satisfecho de haber conseguido algo, ya sea material o espiritual, o haber conseguido a alguien, pero tu felicidad no depende de eso. Extrañar, incluso tiene su sabor: ¡el recuerdo!

El amor, la felicidad, los sentimientos, son momentos maravillosos, pero no dejan de ser eso: “momentos” y muchos de esos momentos, son irrepetibles. Como dice José Ángel Buesa en un poema: “…. pero no olvido aquel deslumbramiento, aquello gloria del primer momento: al ver tus ojos, por primera vez. Y sé que aunque quisiera, no he de volverte a ver de esa manera, como en aquel instante de embriaguez. Y siento celos, al pensar que un día, alguien, que no te ha visto todavía, verá tus ojos, por primera vez.”

Los momentos sublimes de felicidad, son eso: ¡instantes! Esos instantes son los que llenan la vida de recuerdos y esa cadena de recuerdos es la que llena nuestras vidas.

El ser humano que acepta la vida como ella viene, que no trata de manipularla, es el que vive feliz. Nunca esperes por la felicidad. La felicidad está en ti en tu interior, está en la aceptación de lo que te da la vida, sin discutirlo. Simplemente aceptando lo que Dios te ha dado y recibiéndolo con amor y sobre todo, sin pretender lograr nada más. Si Dios te lo da así, así es como debes aceptarlo.

“Nunca busques amor, que desde el cielo, vendrá para tu amor, amor divino…” Muchas veces somos nosotros los que le cerramos la puerta en las narices, a la felicidad.

Muchas veces, la felicidad no está en una conversación, en un trago, en una compañía, en un logro, en conseguir a alguien, sino simplemente en cerrar los ojos y recordar o pensar, con dulzura en algo.

¡Recuerda siempre! ¡No esperes encontrar la felicidad en algo o en alguien! ¡Tú felicidad está en ti! ¡Solamente en ti! ¡No te niegues la felicidad de ser feliz!

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