Imaginemos, solo por un instante, que el embarazo de la Virgen MarÃa, no hubiera ocurrido hace más de 2000 años y que recién ahora, mandara Dios al Arcángel Gabriel a la tierra, a anunciar a MarÃa que va a ser la Madre de Dios.
MarÃa, recién desposada con José, sin haber vivido juntos siquiera, está en cinta. José, hombre mayor y respetuoso de la ley, se encuentra con el problema de descubrir que su esposa, con la que nunca ha estado, se encuentra embarazada.
El chismorreo, en el pueblito de Nazareth! Muchos pensarÃan que José se habÃa adelantado y muchos verÃan con malos ojos a MarÃa, la cual, inocente, no habÃa pecado.
Imaginen los consejos que le lloverÃan a MarÃa, para que aborte. La cantidad de amigas de esta chiquilla inocente, pidiéndole y rogándole que se saque ese chico, que qué va a decir la gente cuando se entere,
Incluso en esta época, ¡cuántas no se ofrecerÃan a acompañarla para el aborto!
A lo mejor, no llegaba a nacer Jesús, el Salvador del mundo y a lo mejor las autoridades, hubieran estado de acuerdo con que lo crucifiquen después.
Yo creo que es hora de reflexionar para todos, católicos, protestantes de cualquier grupo, sobre lo que significa el aborto. Sólo un fanatismo loco puede justificar esa forma de pensar. El asesinato de un inocente que no pidió venir a este mundo y que, por designio de Dios, vino a estar entre nosotros. Sólo Dios sabe porqué lo mandó a este mundo. Sólo Él sabe cuál es su misión, que viene a hacer.
No nos dejemos manejar por el odio o la comodidad. Tampoco por el pánico o por el temor. Aceptemos mansamente los designios de Dios y actuemos con valentÃa, enfrentando con serenidad la realidad, como lo hizo MarÃa hace más de dos mil años.