25 abril, 2024

Últimos meses de Simón Bolívar

En una de las bibliotecas de la Universidad de Harvard hallé un singular documento editado en París a 1866 por el médico francés, Alejandro Próspero Reverend, médico de cabecera de Bolívar en sus últimos 17 días de vida. En 67 páginas hay 33 boletines sobre los problemas clínicos, cómo y con quién se reunió, qué hizo, la autopsia, los funerales y el testamento. Es excepcional para historiadores bolivarianos y anti bolivarianos.

Bolívar vivió en Guayaquil durante tres ocasiones, la última de julio a octubre de 1829;  llegó para expulsar a los peruanos que se habían tomado Guayaquil. Su salud empezaba a flaquear desde 1828, se enfermó y pasó convaleciendo más de un mes en la isla Santay.  Le quedaba algo más de un año de vida. Este gran militar tuvo el mérito de haber logrado la Independencia de 5 países, excluyendo la provincia de Guayaquil. Pero lamentablemente tuvo el demérito de haber sido pésimo estadista. Dejó a 5 países en caos, todos manejados por militares que no tenían la menor idea de cómo construir buenas bases políticas, económicas, sociales y judiciales. Al final de su vida, Gran Colombia se le había ido de las manos, sólo le quedaba renunciar a la presidencia, la cual nunca ejerció porque se pasó guerreando.

Su oposición se inició en 1826 cuando se promulgó la constitución de Bolivia  para Bolívar perpetuarse en el poder, en 1827 hubo levantamientos en todos los países de Gran Colombia; convocó en 1828, a la Convención de Ocaña que fracasó. Siguió un atentado contra su vida que lo afectó psicológicamente, luego represalias que incluyeron fusilamientos; se abrieron frentes en todos los países; Bolívar saltó de un país a otro estando enfermo. El 15 de enero, 1830, regresó a Bogotá; usualmente sus recibimientos eran como los de los Césares cuando ingresaban a Roma, su entrada fue diferente, a pesar del Gobierno haber organizado una gran recepción, llegaba enfermo. El 20 de enero, se instaló el Congreso y Bolívar leyó su renuncia; no fue aceptada y el primero de marzo entregó el poder a Domingo Caycedo. Se fue a convalecer en una finca a las afueras de Bogotá. El 8 de mayo la dejó para ir a Cartagena. Manuela Sáenz sola y a caballo espero a la comitiva para dar el último adiós a su gran amante. Bolívar viajaba con un séquito de militares, alrededor de 10 personas mencionadas por Reverend. El primero de julio llegó a Cartagena, su plan era viajar a Inglaterra, pero la enfermedad se fue agravando, estuvo tres meses esperando recibir el dinero de la venta de su mina de cobre para financiar su exilio, no llegó.  Recibió una carta de Sucre, lo emocionó y contestó que le daba pena dejar a un amigo y su país. Días después conoció del asesinato. Eran malas noticias, una tras otra.  Joaquín Mier, rico español, lo invitó a su finca en Santa Marta. El primero de diciembre se dirigió a Sabanilla en el bergantín Manuel de propiedad del español. Fue escoltado por la fragata estadounidense Grampus cuyo capitán era Lt. Comdr. Isaac Mayo, viajaba el médico de la fragata, George B. MacNight. Falleció el 17 de diciembre a los 47 años de edad. La tuberculosis se lo llevó, hasta la primera mitad del siglo XX, era enfermedad fatal en los países tropicales. Cuando llegó a Sabanilla, uno de sus esclavos lo cargó a un carruaje que lo trasladó a la finca San Pedro Alejandrino de propiedad de Mier.

El documento de Reverend comenzó con su boletín inicial del primero de diciembre: “Su Excelencia (S.E.) llegó a esta ciudad de Santa Marta a la siete y media de la noche, procedente de Sabanilla, en el bergantín nacional Manuel, y habiendo venido a tierra en una silla de brazos por no poder caminar, le encontré en el estado siguiente: Cuerpo muy flaco y extenuado; el semblante adolorido y una inquietud de ánimo constante. La voz ronca, una tos profunda con esputos viscosos y de color verdoso. El pulso igual, pero comprimido. La digestión laboriosa[…]la enfermedad de S.E. me pareció ser de las más graves, y mi primera opinión fue que tenía los pulmones dañados.” En el segundo boletín comentó que Bolívar pasó muy mala noche y mencionó que el diagnóstico del Dr. MacNight coincidía con el suyo: catarro pulmonar crónico. Pero en un diario del cirujano estadounidense afirma que el diagnóstico de Reverend había sido tuberculosis y en todo caso ambas ofrecían terrible prognosis. Se pusieron de acuerdo para el método curativo. La reunión de los dos médicos difiere de la del diario de MacNight quien afirma que el diagnóstico de Bolívar tuvo lugar en Sabanilla. Cada boletín fue describiendo el deterioro de la salud de Bolívar. En el No. 32: “Todos los síntomas están llegando al último grado de intensidad: el pulso está en el mayor decaimiento; el facies está más hipocrático que antes; en fin, la muerte está próxima”. En el No. 33 y último: “Desde las ocho hasta la una del día que ha fallecido S.E. el Libertador, todos los síntomas han señalado más y más la proximidad de su muere”. Era el 17 de diciembre de 1830. Bolívar mereció tener una muerte diferente. Ni sus más cercanos colaboradores estuvieron presentes. Flores se había adelantado a salirse de Gran Colombia y pasar a ser presidente de Ecuador.

 

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