28 marzo, 2024

A Omar Quintana Baquerizo (+), Franklin Mazón (+) y José Santos Ditto (+) (3)

Al Ab. Jose Santos, lo conocí, en las aulas universitarias. Estaba en años superiores al mío. Era un líder en la Facultad de Derecho de la Universidad de Guayaquil. Se lanzó a la Presidencia de la F.E.U.E. (Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador), con muchas posibilidades de ganar las elecciones. Una “movida” de la Izquierda Universitaria, lo convenció de retirar su candidatura, dando paso al dirigente izquierdista, que perdió tales elecciones universitarias. Algunos años más tarde, me reconoció que fue un error táctico-político, de su persona.

Años después, lo vine a tratar, en el Magap, cuando fue nombrado por el Ministro Espinel, Subsecretario de Agricultura, con sede en Guayaquil.

Alguna ocasión, ya en el cargo, visitó la ciudad de Quito para asistir a una reunion de Caracter Nacional, en la sede del Ministerio en dicha ciudad. Llego, saludo con todos y nos dio un fogoso y muy fraterno saludo. A media reunión, tuvo que salir de la Sala de Sesiones del Ministerio, no se sentía bien. Tuvieron que llevarlo a una Clínica privada para atenderlo, parece que le afectó la altura. Por la tarde se regresó a Guayaquil.

Tan pronto regrese a Guayaquil, lo llamé para saludarlo. Ya estaba bien y minimizo el problema. Fui a visitarlo un sábado, a su residencia familiar que la tenía en una ciudadela de la Av. Samborondón, no muy distante de la mía.

En su casa, conversamos largamente, y tuvo la gentileza de obsequiarme algunas Obras de asuntos agrarios, de su autoría. Pepe era Abogado activo en la profesión, en la especialidad Agraria.

Muy conocedor del campesinado costeño del Guayas, luchó ante la Asamblea Nacional Constituyente, por su reconocimiento constitucional como grupo social y como grupo de atención prioritaria. Como Subsecretario del Magap, presentó un “Nuevo Proyecto de Ley de Reforma Agraria”, que lo analice y le envié mis comentarios, tanto a él, como al Subsecretario del Magap. Tenía aspectos interesantes, dicho proyecto, en favor del campesinado y del pequeño y mediano productor.

Sin embargo, El Ab. Santos Ditto, era contrario a la idea de que un predio deba tener muchas hectáreas, igual en la Sierra, como, sobre todo en la Costa, aún cuando estuviese perfectamente cultivado, por cuanto eso era inequitativo, me contestó cuando se lo pregunte, toda vez que conozco que plantaciones de Caña de Azúcar, Arroz, Banano, requerían de cultivos intensivos, para ser competitivos en el Mercado Exterior, por ser productos de exportación. En el proyecto de mi referencia, la cantidad de hectáreas máximas, de un predio estaba en blanco. Me indicó que ese era un aspecto técnico y que a las Autoridades Superiores del Ministerio, les correspondía fijarlo.

Pepe, como buen Bahiense, quería mucho a su ciudad natal. Bahia de Caraquez. Era el mayor de sus 7 hermanos. Su hermano Roberto, era un famoso médico de Bahía y notable investigador y su otro hermano Arturo, fue uno de los más prestigiosos poetas manabitas y representantes del arte poético.

Una de las últimas intervenciones públicas del Ab. Jose Santos Ditto, se llevó a efecto, en años posteriores al terremoto del 16 de abril, que afectó seriamente a la ciudad de Bahía y con otros ciudadanos y Autoridades de la ciudad y de la Provincia, fundaron una especie de Comité Cívico, en favor de Bahía.

Coincidiendo con un aniversario del terremoto, de manera masiva, los bahieños del lugar y los que ya no vivían ahí, que también fueron invitados, desfilaron en sus calles para exigir al Gobierno anterior la atención necesaria para rehabilitar la ciudad, que ya había recibido en menos de 25 años, la tercera o cuarta arremetida de la naturaleza.

El Gobierno del Lcdo. Moreno, reaccionó favorablemente, ante esta dura realidad, que afectó a Bahía de Caráquez, que aún no llega a tener los niveles de Productividad y de turismo, que siempre la caracterizó, desde antes de la Independencia de la República. Ciudad en la que se fincaron muchas familias de origen europeo.

Hasta el dia de su muerte, fue mi amigo en el F.B., y a través de dicho medio, aprecie algunos piezas poéticas de su hermano Arturo y de las investigaciones médicas de su otro hermano.

Ya estas, Pepe, junto a tu padre el Dr. José Santos Rodríguez, famoso Abogado Manabita, profesor universitario, Constitucionalista y ex Decano de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil, y de tu queridísimo hermano Arturo, muerte que no superaste.

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Las leyes

“Cuanto más leyes más ladrones.”
Lao Tse

“Las leyes inútiles debilitan las necesarias.”
Montesquieu

“Todos somos iguales ante la ley; pero no ante los encargados de aplicarlas”.
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“No hay ley escrita, por pura y clara que sea, que el ingenio y la malicia no oscurezcan”.
John Drydren

Los pensamientos que encabezan esta reflexión nos dan un marco referencial de como las leyes buenas, malas o con dedicatoria marcan el convivir ciudadano y los destinos de los países, su justicia su progreso y su vida civilizada y armónica.

Un paréntesis electrónico

En este mundo nuestro actual resulta difícil asimilar un oficio, un quehacer diario, sin la influencia de la tecnología, de la informática, sin poner un SMS, sin recibir un whatsapp, sin los recursos de internet, pero no hace mucho tiempo, todo esto no existía.

Estaba yo pensando, por qué no dar un descanso a los electrones que no paran de moverse de un lado a otro, que bien merecido tienen un reposo y recrearnos en pasajes del pasado no tan lejano donde ellos aún no habían surgido de su cuna.

Por unos instantes voy a pasear por una calle imaginaria y comprobar, al inicio del día, cómo las amas de casa acuden en pleno a la esquina de la calle; ¿qué ha pasado?, pues que el lechero ha llegado, con su gran cántara y un par de jarros de latón como medida, de litro y medio litro, repartiendo la leche fresca, sin pasteurizar y sin conservantes, directamente del ordeño al consumidor. Me dispongo, haciendo uso de la osadía que me caracteriza, a entrar seguidamente en una de las casas donde una señora está elaborando jabón, mezclando el aceite de oliva sobrante con la sosa caústica y poniéndola a hervir. ¡Cuidado!, me dice, no te acerques mucho que la sosa puede salpicarte y quemarte, mientras ella remueve con un palo hasta que toma consistencia y lo vuelca sobre un recipiente de barro. Así estará un par de días mientras se está endureciendo.

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