19 abril, 2024

No, para nada, señor Presidente

Lenín fue un revolucionario convencido y es claramente un presidente circunstancial. Su escasa preparación y medidos alcances propiciaron su convocatoria al purgatorio de Rafael. Fue así que acabó cultivando el bacilo y compartiendo una camaradería de bolsillo a lo largo de toda una década. Los dividendos no han dejado de fluir hasta nuestros días. Debió haber escuchado mucho, visto un poco más aún, tanto como para tener qué decir o hacer en algún momento si la racionalidad se hubiese impuesto sobre el poder. Si no supo, como repetidamente alega, fue un ignorante total; pero si además calló, como las evidencias demuestran, acabó también siendo un cómplice más. La extemporánea tentativa de reivindicación personal en las postrimerías de su mandato es un insulto a la inteligencia.

“¿Ustedes creen que yo …?”. Las encuentas confirman que la credibilidad del Presidente generosamente bordea apenas el 25 por ciento. Es posible que el 75 por ciento restante piense que esté diciendo la verdad en torno a ese específico tema, pero estadísticamente es muy poco probable.

¿Ustedes creen que se pueda sobrevivir a la corrupción sin contaminarse? La cuarta parte de encuestados pensaría que sí. Existen notables diferencias entre las dos administraciones de la Revolución Ciudadana, pero al final convergen en una sola y suprema realidad. Correa se fue para no volver. Moreno pronto se irá de igual manera, pero hasta que eso suceda su índice de credibilidad solo gozará de decrecientes estimulaciones. ¿Querrá preguntar algo más?

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Tal vez tengan razón los gringos cuando nos visitan y nos observan y concluyen diciendo, en su entrecortada y fastidiosa media lengua, “Ah! Ah!, Ecuator es un país mucho, pero mucho folklórico”. Término, desde luego, que nada tiene que ver con los valores tradicionales culturales internos. Mas bien con los comportamientos de las relaciones sociales diarias de los ciudadanos, en función de los cuales puede suceder cualquier cosa. Lo sorpresivo, lo raro, lo inverosímil es lo folklórico. ¿Qué más folklórico, en este sentido, que las repetidas y dañinas presidencias de Velasco Ibarra para el desarrollo del país, con las repetidas y dañinas torpezas con que embobó al pueblo, mientras sacaban provecho unos cuantos avivatos? Qué plantón para Ripley, de haber nacido aquí, con su tema de “Parece mentiras, pero son verdades”, en un mercado tan repetitivo de imprudencias en su accionar…

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