18 abril, 2024

¡Oh, Venezuela!

Donde los pasos guían, es ahí donde se debe de realizar la protesta. El siglo XX estuvo lleno de seres que desbordaron la realidad, de los cuales quiero hacer mención a dos: Madre Teresa de Calcuta y C.S Lewis. Estos dos personajes influyeron desde su acción a las personas a convertirse al cristianismo. Existe un dato que revela que Lewis mediante sus escritos tuvo más influencia en esta conversión que la propia Madre Teresa. Desde mi opinión, he ahí la verdadera revolución, la de la cultura.

Días atrás, sin poner fecha alguna, ya que donde fui, parece que no pasan los años, estuve en nuestra hermana nación Venezuela ¿Por qué digo que no pasan los años? Una generación entera de venezolanos no ha sabido lo que es el cambio de mandato en su gobierno, más de 19 años con el mismo estilo a la cabeza. No se mucho de política, pero definitivamente se ver y más aún escuchar.

Fin: asistir a un matrimonio – Misión: conocer la realidad. Así empezó el viaje.

Días antes de partir, junto con mi enamorada, nos sentamos a ver vídeos sobre Venezuela y su situación actual. Caracas era un ciudad donde el robo estaba más al día que el pan. Las filas para poder comprar pan se formaban desde temprano, para esperar horas e intentar adquirir alguno. Esto era lo que podíamos ver en aquellos vídeos, pero ¿Era lo que nos esperaba?

Llegó el día. Solo el inicio era para sorprenderse, un avión vacío, donde todos los pasajeros podían tomar una fila y acostarse. Al llegar, se lograba ver un aeropuerto abandonado, vacío, sin limpiar, sin aire acondicionado, donde notabas con demasiada claridad el pesimismo y decadencia de nuestros hermanos venezolanos. El trato recibido, no fue lo más amable para un extranjero. La propaganda no podía faltar, el Comandante Hugo Chávez con gestos diferentes en cada foto, resaltaba la virtud de todos los venezolanos y al final estaba ahí, su sucesor, Nicolás Maduro.

Una serie de sucesos en el aeropuerto, nos permitió ver la realidad de lo que Venezuela vive.

Si se puede resaltar algo positivo, de aquel lugar de recibimiento, es el wifi, excelente señal. Hubiese sido bueno, que todo haya funcionado como el Internet. Ir de Caracas a Isla Margarita, era nuestro destino final, esperábamos otro ambiente, de mayor júbilo, mucho más turístico. La realidad era otra. Parecía que llegábamos directo a aquellas películas de guerra, donde quienes nos recibían eran militares. La Isla se intercalaba entre edificio abandonado y viejo, gente con caras largas esperando que algún día pase un transporte para ir al trabajo.

Don Omar fue aquella luz que resaltaba entre tanto contraste, fue nuestro guía y chofer por ese día. El primer venezolano en darnos una cordial bienvenida, a partir de ese momento, la cordialidad se tomó el viaje. La primera parada fue en McDonald’s, donde pudimos percibir, gracias a este gigante estadounidense, la realidad del «socialismo del siglo XXI». Amabilidad y tristeza nos irradiaban las chicas que nos atendieron, sin embargo, la falta de Coca-Cola/tocino/pepinillos y queso, opaco todo buen gesto, bastó esto para saber qué estaba pasando.

Podríamos decir que Margarita es sinónimo de cuando la fantasía supera la realidad. Un matrimonio de 4 días, un hotel en medio del olvido, lleno de lujo, tanto en la atención como en toda la infraestructura. Tuvimos la oportunidad de conocer a todo tipo de personas en estos días de matrimonio, y podría decir que todos fueron muy amables, nada de qué quejarse. Pero el silencio y la mirada de duda llegaba cuando preguntamos sobre el “querido” presidente Nicolás Maduro.

Múltiples enseñanzas nos da Venezuela. Sabemos que el que tiene dólares es el que vive, el que tiene bolívares es el que busca salir. Es importante recalcar algo, hay personas que viven bien en Venezuela, pero no son los que han causado este destrozo, sencillamente han hecho las cosas necesarias para poder aprovechar el momento, por más duro que parezca. La curiosidad no dejaba de tocar mi corazón, mi lengua quería preguntar todo ¿Por qué no hacen algo? Chamo, me decían, ¿tú quieres que nos maten? Tenemos familia a la cual cuidar, ya hay personas que se han arriesgado, solo sufrimiento viene a ellos.

La amabilidad y hospitalidad del ciudadano común aún se siente, lo que los embarga totalmente es la desesperanza. Muchos han luchado, pero el monopolio del gobierno junto a los militares, hace imposible un rescate a la soberanía. Partimos a Caracas, no podíamos irnos sin que nos dejarán algo más vivo que una manifestación, no había agua. De regreso en el aeropuerto, estaban ahí de nuevo, los brazos y ojos del dictador, perdón, del Presidente.

A falta de gente que iba a Venezuela, muchos salían por un sueño. ¡Oh, Venezuela!, ¡cuándo serás libre de nuevo!

 

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1 comentario

  1. El solo evocar el nombre de Venezuela, se ha transformado en un lamento que solo representa carencias, injusticia, opresión, necesidades insatisfechas, hambre, pobreza y muerte. Aquella princesa, la llamada «Cenicienta de América» es hoy una hambrienta, vetusta y desgreñada figura, que representa dolorosamente, la nostalgia de lo que fue y lo que pudo la corrupción y la ineptitud de pocos frente el dolor de tantos
    De la que nos salvamos!!!!!!

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