28 marzo, 2024

Nadie es una isla

“Nadie es una isla, algo completo en sí mismo; todo hombre es un fragmento del continente, una parte de un conjunto…”

Frase del poeta inglés John Donne que Ernest Hemingway ayudó a inmortalizar incluyéndola al inicio de su  novela: Por quién doblan las campanas.

La frase es importante y cierta, no porque la haya escrito Donne o la haya inmortalizado Hemingway, sino porque es una realidad  por sí misma, encierra un objetivo propio, manifiesta una verdad.

En las escrituras budistas hay una frase que aparece constantemente: “Uno y los demás”, se encuentra ahí como expresión de la base de la felicidad, de ese estado de felicidad inquebrantable al que el ser humano está llamado a encontrar  para luego  permanecer en él. Tal felicidad que solo se alcanza en un contexto de benevolencia e interés por el crecimiento, progreso y la felicidad de los demás.

Ninguna situación es absolutamente personal, ya que para existir involucra a alguien o a algo, sale del hombre o entra en él, pero en relación a…

Cuenta el Génesis que vio Dios que el  primer hombre estaba solo y  entre los seres creados no encontró a ninguno que estuviera a su altura y que lo ayudara,  fue entonces cuando Yavé creó a la mujer, le dio al hombre una compañera.  El ser humano es un animal social, y según mi criterio lo es de cualquier manera que lo manifieste, sea adentrándose en la sociedad o huyendo de ella, como el caso de los ermitaños o monjes. En la profundidad de la naturaleza humana,  a cada ser lo sostiene la convicción de que existe un grupo humano, que es su plataforma.  El contacto con los demás es lo que nos permite reconocer que existimos, no basta con respirar, no basta con vivir. Un ser humano solitario en el mundo, ¿para qué serviría? Dios mismo creó al hombre para que dé testimonio de su existencia, sino fuera así, ¿quien en esta tierra clamaría al Padre?

Es preciso que reflexiones de este tipo, sean filosóficas, literarias o metafísicas acompañen la cotidianidad de la vida social y política de los pueblos; es un sin sentido que quienes manejan  la nación mantengan posturas egoístas,  pensamientos codiciosos y  por lo tanto acciones negligentes. Lo que afecta a la masa va a recaer sobre la élite, lo que parece una isla, es una parte de tierra que se une a otra a través del océano. Solo disciplinándose en el bien, con una determinación sólida en el trabajo comunitario, con  la firme y serena idea del respeto propio y ajeno, se pueden obtener logros que reflejen de manera cristalina el bienestar y el progreso de  todos.

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