19 abril, 2024

Los exabruptos

Los exabruptos, según el diccionario, son «salidas de tono, como dichos o ademanes inconvenientes e inesperados, manifestados con viveza». ¡Y vaya que lo son! Últimamente he escuchado y leído algunos.

La Conferencia Episcopal Ecuatoriana cree que las expresiones «insolente recadero de la derecha», con las que el secretario jurídico de la Presidencia de la República tildó al arzobispo de Guayaquil, monseñor Arregui, «no fueron más que un imprudente exabrupto» y esperan, como es lógico, las disculpas del caso. Otro exabrupto fue haber puesto en nuestra super de vanguardia Constitución, en el art. 416, que el Ecuador «propugna el principio de ciudadanía universal, la libre movilidad de todos los habitantes del planeta y el progresivo fin de la condición de extranjero como elemento transformador de las relaciones desiguales entre los países», cuando luego echamos de nuestro territorio a los extranjeros, como Manuela Picq. Seguro a la señora Picq no le parece muy universal la ciudadanía ecuatoriana, ni que acaba progresivamente con la condición de extranjeros. Debió ser un exabrupto del momento haberlo puesto ahí. Y no necesitamos que ningún «pajarito» nos diga que es un exabrupto la manera como el Gobierno venezolano inició las deportaciones de más de mil colombianos en situación irregular, tras un decreto de estado de «excepción». «Situación irregular» no es necesariamente ser delincuente, ni paramilitar. Definitivamente Venezuela no propugna, como nosotros, la «ciudadanía universal». ¡Y ni hablar de los exabruptos del señor Donald Trump! Esos sí son de grueso calibre, en especial contra nosotras las mujeres, con quienes me solidarizo.

gop2016debate

Bueno, los exabruptos pasan y a cualquiera se le puede «chispotear» uno, como diría el Chavo del Ocho. Lo importante es el respeto y el diálogo de buena fe, como solución pacífica de conflictos. Recordemos que rectificar cuando nos equivocamos es de inteligentes, es sabiduría; lo contrario es debilidad simbólica.

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3 comentarios

  1. NO SE TRATA DE UN SIMPLE EXABRUPTO, COMO SE LO QUIERE CALIFICAR A ESTA BRUTAL EXPRESIÓN DEL SECRETARIO JURÍDICO DE CARONDELET, SE TRATA DE LA MÁS PURA EXPRESIÓN DE DISGUSTO DE UN HOMOSEXUAL CONTRA QUIEN NO ESTÁ DE ACUERDO CON LOS DE SU CLASE «HOMO», QUE APROCVECHÓ ESTA MUY PARTICULAR SITUACIÓN PARA REPLICAR EN DFENSA DE LOS DEMÁS HOMOSEXUALES QUE EN EL ECUADOR SE ESTÁN «SALIENDO DEL CLOSET», COMO HAN DADO EN LLAMAR AHORA A ESTA EXPLISIÓN SEXUAL QUE NO OTRA COSA QUE UNA ABERRACIÓN MORAL PROPIA DE LA CRIANZA DE LOS MENORES…ESTO NO ES ENFERMEDAD….ESTO ES CRIANZA…..Y ASÍ LO CRIARON A MERA Y A SUS «AMIGAS» VERDES……

  2. Exabruto, puede ser o no ser. Los exabruptos suelen provenir de las personas capaces e inteligentes, cuando tienen algún rencor interno y que al decirlo no pensaron en su daño o malestar que podría causar, ni meditaron la expresión. En el presente caso, es ináudito pensar que la persona que lo dijo, dada su condición de ASESOR JURIDICO nada menos que de la Presidencia de la República, no lo haya meditado. Y lo peor, es que no se sabe si el Ejecutivo está o no de acuerdo con la frase expresada en contra de su Eminencia el Monseñor Abogado Antonio Arregui, Arzobispo de Guayaquil. Ahora a esperar, si es que reconoce que se ha existido un exabruto, las disculpas del caso.
    Que no caiga esto en la enfermedad del Poder por el Poder.

  3. La respuesta que ha dado Mons. Arregui a los torpes comentarios tanto de Mera como de Correa, a los que yo no les llamaría «exabruptos» porque fueron muy bien pensados antes de emitirlos; permiten visualizar la forma correcta como una persona que ocupa un cargo eminente debe conceptualizar y transmitir un mensaje, a quienes deba ir dirigido, siempre con la altura y mesura con la que los seres inteligentes nos entendemos, sin llegar necesariamente al agravio u ofensa personal. Definitivamente, el torpe de Alexis Mera quizá pensó que ganaría puntos ante su amo y éste (más torpe aun) lo secundó y aplaudió enviando la famosa «queja» a los superiores de este buen cura. Aplaudo la respuesta dada por Mons. Arregui.

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