16 abril, 2024

El valor de las circunstancias difíciles por las que atraviesa la Iglesia Católica

El papel de lo difícil de la vida

Las circunstancias difíciles no son obstáculo, sino oportunidad para que se revele la calidad de algo o la categoría de alguien…; o su inutilidad o ineptitud. Para demostrar la excelencia de un nuevo vehículo lo prueban en un empinado camino de montaña; lo categoría de un cirujano, se revela en la intervención  quirúrgica extremadamente complicada;  un abogado se trasforma en un afamado jurisconsulto cuando triunfa en la causa judicial muy compleja y delicada. Lo mismo sucede en el deporte, el atletismo, las contiendas políticas y debates académicos: la dificultad no es obstáculo, sino oportunidad para que se revele la calidad; sea esta buena o mala.

 

“El pájaro vuela no sólo por la fuerza de sus alas, sino también gracias a la resistencia del aire”. Un pájaro no vuela en el vacío. Decía San Agustín que es imposible alcanzar la corona de la victoria, sin victoria; y la victoria, sin combate; y que no se puede combatir sin un enemigo que se oponga…  Y concluía: el enemigo, sin saberlo, es condición para la victoria.

Cuando se llevaron a cabo las primeras larga estadías de los astronautas, al volver a tierra, su músculos estaban sin fuerza, flácidos. Se comprobó que gracia a la oposición de la gravedad terráquea, el ser humano mantiene su “masa muscular”: el constante vencimiento de la oposición de la gravedad ayuda al cuerpo humano a mantener su fortaleza. Lo que pasa con el cuerpo, ocurre también con el alma: las dificultades, no son obstáculo para la mejora, sino ocasión y requisito.

 

La Juventud en las dificultades

En la vida real, Las inmensas dificultades que rodean hoy a la juventud – ambiente pansexualizado,  facilidad para el acceso al alcohol y droga, relajación en el trato entre chicos y chicas, costumbres licenciosas  – no son obstáculo, sino oportunidad parque una chica conozca el perfil moral – noble o innoble – del que será padre de sus hijos, la categoría humana y religiosa del muchacho que hasta ayer fue un simple compañero de clase, hoy su amigo,  mañana su enamorado y pasado mañana, quizá, su esposo.  El chico virtuoso o vicioso se revela, justamente en medio del ambiente juvenil donde corre el alcohol, la droga, el sexo, la manipulación, la degradación y el vacío de moralidad. La chica profunda, con valores y criterio, sondea y observa el fondo del chico en el oscura noche de las costumbres juveniles de hoy; le ve actuar y reaccionar ante las desenvueltas chicas de hoy, ante la liberalidad de costumbres; observa cómo procede  ante los problemas y complicaciones de su hogar – mira si es respetuoso, comedido, servicial o, por lo contrario, egoísta con sus hermanos e ingrato con sus padres -; le mira cómo estudia, cómo se divierte, cómo sufre, se enferma o usa el dinero…

No cabe duda: una chica inteligente y profunda, hoy puede elegir con seguridad a su futuro esposo, gracias, precisamente al mal ambiente que se le ofrece constantemente al que puede llegar a ser su esposo y padre de sus hijos. Las circunstancias complicadas en las que está inmersa la juventud de hoy, lejos de ser un obstáculo para encontrar a esposo esposa ideal, son la privilegiada oportunidad para una buena selección y una excelente elección… Hablo de la chica profunda y pensante. De las otras… mejor ni hablar.  Al esposo-padre de un mañana adverso, las chicas pueden conocerlo, observando cómo procede su enamorado-novio hoy, en medio del sumamente adverso presente que nos ha tocado vivir.

 

Dios, nosotros y las dificultades

En la primera lectura de hoy, Yahveh pone a prueba la fe de Abraham pidiéndole algo extremadamente duro: el sacrificio de Isaac, el hijo de las Promesas, y Abraham muestra su confianza y amor a Dios en tan gigantesco aprieto. En la segunda lectura, el Padre muestra Su radical amor por el hombre, entregando a Su propio Hijo a la muerte en cruz. Es el mismo Dios quien pasa por lo extremadamente difícil para revelarnos Su infinito amor. Y Jesús, para mostrar su amor al Padre y a sus hermanos los  hombres, atraviesa por la más terrible de las injusticias que jamás haya ocurrido en la historia, drama del Calvario.  La maldad, el egoísmo de la creatura humana, no es un obstáculo, sino la gran oportunidad que Dios escoge para que el Amor se revele.

Lo maravillosos es que esta elección de la maldad humana como oportunidad para la revelación del amor divino es una elección hecha por Dios antes de la creación del mundo. Siempre, desde que Dios es Dios, o sea, desde toda la eternidad, Dios decide crear al hombre, aun sabiendo de antemano cuál iba a ser la baja ingratitud con la que el hombre va a corresponder a Su amor, Dios sabe todo lo que va a ocurrir y cómo va a proceder Su criatura humana y, no obstante, decide crearla.  No hubo un “plan A” en el cual Dios supone que el hombre va a ser todo un caballero con Él, y sólo después, cuando Adán y Eva cometen el pecado original,  sólo entonces, Dios implementa el “plan B”,  el de la Redención por la Muerte de Su Hijo amado. No. No hubo ningún “Plan A ó B”.  Siempre y eternamente hubo un solo Plan, un único designio eterno: Dios sabía eternamente todo lo que iba a suceder, y aun así, decide crear al hombre, someterlo a la prueba,  y redimirlo, Él también, a través de lo difícil: la muerte en Cruz.

Sí; definitivamente: las dificultades no son obstáculo sino oportunidad para probar la calidad de algo o alguien. Es en el momento malo cuando las personas buenas pueden revelar si bondad… o su maldad.

 

La Iglesia, nosotros y las dificultades

Ahora mismo, en la Iglesia estamos atravesando una situación extremadamente mala. Nunca antes de este comienzo del Tercer milenio habían sucedido cosas tan graves en el seno de la Iglesia como las que hoy están ocurriendo; y tanto es así ,que se dice que no estamos en una “época de cambio”, sino en un “cambio de época”.

Prácticamente todas las semanas nuestros Jerarcas toca temas dogmáticos o morales y los pone en tela de juicio, los revuelve, los niega o cuestiona… Y lo más alarmante de todo es que el fiel católico  de hoy ya no se extraña ya de nada y se va acostumbrando a todo. Ya sea porque nuestra Jerarquía suprema realmente niegue, afirme o ponga en duda doctrinas dogmáticas o morales como nunca se había hecho, o la Prensa diga que nuestra Jerarquía ha dicho, negado o puesto en duda, alguna doctrina, lo cierto es que cada día el católico se vuelve más relativista y permisivo.

Para que captemos de qué estoy hablando, pongamos un ejemplo hipotéticoa sobre el panorama previo al próximo Sínodo sobre la Familia y la temática que en él se va a discutir ¿Cuál sería nuestra reacción si en la Iglesia se hiciera un sondeo de opinión sobre si es o no conveniente que la Iglesia católica use el narco-lavado como modo de buscar fondos para sus obras apostólicas y supongamos que de esa encuesta se concluye que hay opiniones dispares entre los obispos y laicos consultados y se va a discutir el tema en un Sínodo en Roma? Lógico, nuestra reacción sería: “¡No es posible que este tema la Autoridad de la Iglesia católica lo ponga en tela de juicio y se pueda discutir en un sínodo…! Sin embargo, la temática que se discutirá en el Sínodo de octubre es, por lo menos tan indiscutible, como el del ejemplo. Todos saben a qué temáticas me refiero…

 

La carta abierta de un obispo valiente ante la situación de la Iglesia  

Ante la situación ambiental de nuestra Iglesia, me van a permitir que lea algunos párrafo de una carta abierta de un Obispo. Mi elemental honradez de Pastor y mi respeto hacia ustedes como fieles católicos es lo que me mueve a no callar. No es posible – como se dice en esta carta- que esté pasando todo lo que pasa y los Pastores nos quedemos mudos, sin decir una sola palabra.

Antes de leer los párrafos de esta carta quiero aclarar que leo esta carta con la misma perspectiva con que fue escrita por su autor. Él tiene delante a toda la Iglesia católica; no una diócesis concreta; yo, igual.

Soy consciente de las posibles reacciones que suscitará mi carta abierta. Pero al mismo tiempos la voz de la conciencia no me permite permanecer en silencio, mientras que el trabajo de Dios está siendo calumniado. Jesucristo fundó la Iglesia Católica y le manifestó por su palabra y sus obras cómo se debe cumplir con la voluntad de Dios. Los apóstoles a los que El otorgó la autoridad de la Iglesia, llevaron adelante con celo el deber que les había sido confiado, sufriendo por causa de la verdad que ellos habían predicado, porque ellos “obedecieron a Dios antes que a los hombres”.

Se puede observar en todos los niveles de la Iglesia un decrecimiento obvio del “sacrum”. El “espíritu del mundo” alimenta a los pastores. Los pecadores dan instrucciones a la Iglesia para que Ella los sirva. En su confusión los Pastores se mantienen en silencio sobre los problemas que la afectan y abandonan a las ovejas en tanto se apacientan a sí mismos.  El mundo es tentado por el demonio y se opone a la doctrina de Cristo. No obstante los Pastores están obligados a enseñar toda la verdad sobre Dios y los hombres, “con oportunidad o sin ella”.

Sin embargo durante el reinado de los últimos papas santos se puede observar en la Iglesia el mayor desorden en lo que concierne a la pureza de la doctrina y a la sacralidad de la liturgia, en la cual Jesucristo no recibe el culto público que le es debido. En no pocas Conferencias Episcopales los mejores obispos son “persona non grata”.  ¿Dónde están los apologistas de nuestros días, que anuncien a los hombres de un modo claro y comprensible la amenaza y el riesgo de perder la fe y la salvación?

En nuestros días la voz de la mayoría de los obispos más bien se asemeja al silencio de corderos frente a los lobos furiosos; los fieles son abandonados como ovejas indefensas. Cristo fue reconocido por los hombres como alguien que hablaba y obraba con poder, y este poder fue otorgado a sus apóstoles por El mismo. En el mundo actual los obispos deben librarse de toda servidumbre humana y –después de la debida penitencia- convertirse a Cristo a fin de que fortalecidos por el Espíritu Santo puedan anunciar a Cristo como el único Salvador. Al fin de los días se deberá dar cuenta a Dios por todo lo que se ha hecho y por todo lo que no se ha hecho.

En mi opinión la voz débil de muchos obispos es la consecuencia del hecho de que en el proceso de elección de los obispos los candidatos no son examinados suficientemente sobre una firmeza indudable y una valentía en la defensa de la fe, sobre su fidelidad a las tradiciones multiesculares de la Iglesia,  sobre su piedad personal. En el asunto de la designación de los obispos, e inclusive de los cardenales, es cada vez más notable que algunos prefieren a los que comparten una ideología particular o pertenencia a determinados grupos que son ajenos a la Iglesia y que han influido en la designación de algún candidato en particular. Más aún, parece que a veces se toma en consideración el favorecer a los medios masivos que con frecuencia se burlan de los candidatos más santos, pintando una imagen negativa de ellos, mientras que elogian a los candidatos que tienen en un grado mucho menor el espíritu de Cristo y alaban todo lo moderno. Por el contrario, los candidatos que se destacan en su celo apostólico, tienen el coraje de proclamar la doctrina de Cristo y muestran amor por todo lo que es santo y sagrado son deliberadamente eliminados.

No es superfluo recordar a mis hermanos en el episcopado la afirmación hecha por una logia masónica italiana en el año 1920: “Nuestro trabajo es para los próximos cien años. Dejemos a los más viejos y vayamos a los jóvenes. Los seminaristas serán sacerdotes de nuestras ideas liberales. No nos halaguemos con con falsas esperanzas. No haremos del papa un francmasón. Pero sin embargo los obispos liberales, que trabajan en el entorno del papa, propondrán al papa en la tarea de gobernar la Iglesia pensamientos e ideas tales que serán ventajosas para nosotros y el papa las pondrá en acción”. Esta intención de los Francmasones ha sido implementada de un modo más y más abierto, no solo gracias a los enemigos declarados de la Iglesia sino con la connivencia de falsos testigos que ocupan algunos altos puestos jerárquicos en la Iglesia. No es si razón que el

 

Bienaventurado Paulo VI dijo: “El espíritu de Satanás penetró a través de una grieta en la Iglesia”.  Pienso que esta grieta en los tiempos que corren se ha agrandado mucho y el demonio utiliza todas las fuerzas con el fin de subvertir  a la Iglesia de Cristo. Para evitar esto es necesario volver a la proclamación precisa y clara del Evangelio en todos los niveles del ministerio eclesiástico, porque la Iglesia posee todo el poder y la gracia que Cristo le dio. “Todo el poder me ha sido dado en el cielo y en la tierra. Id pues y enseñad a todas las naciones, enseñándoles a observar todas las cosas que os he mandado: y Yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos” (Mt 28, 18-20), “la verdad hos hará libres” (Jn 8, 32) y “que vuestro sí sea sí y vuestro no sea no porque lo que no proviene de aquí viene del mal” (Mt 5, 37). La Iglesia no se puede adaptar al espíritu de este mundo, sino que debe transformar al mundo en el espíritu de Cristo

Es obvio que en el Vaticano hay una tendencia a ceder más y más al ruido de los medios masivos. No es infrecuente que en nombre de una incomprensible tranquilidad y calma, los mejores hijos y servidores sean sacrificados para apaciguar a los medios masivos. Los enemigos de la Iglesia, sin embargo no entregan a sus fieles servidores, inclusive cuando sus acciones son evidentemente malas.

Cuando deseamos permanecer fieles a Cristo de palabra y de hecho, El mismo nos dará los medios para transformar los corazones y las almas de los hombres y el mundo será cambiado en el momento apropiado.

 

En tiempos de crisis de la Iglesia, Dios con frecuencia utiliza para su verdadera renovación los sacrificios, las lágrimas y las oraciones de los hijos y servidores de la Iglesia que a los ojos del mundo y de la burocracia eclesiástica son considerados insignificantes o han sido perseguidos y marginados por su fidelidad a Cristo.

1º de Enero, Solemnidad de la Santísima Virgen María, Madre de Dios

+Jan Paswel Lenga

 

Hasta aquí la lectura de la carta abierta.

De esta lectura se deduce lo  difícil que es hoy la situación de nosotros como fíeles católicos. Sin embargo, pienso que en nuestro difícil tiempo, la ley de Cristo se está realizando y que la Iglesia se va a renovar gracias a una fiel renovación interior de cada uno. Nuestra fidelidad puede ser más fiel, precisamente en medio de este difícil momento por el que atravesamos en nuestra  Iglesia.

Como dice el Autor de la carta: recemos, suframos y tratemos de ofrecer nuestra personal mejora como ofrenda al Señor por bien de nuestra Santa Madre Iglesia y para que los Padres sinodales, dando la espalda al mundo, sean fieles a la sana doctrina de toda la Tradición católica..

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1 comentario

  1. Si es verdad que la iglesia está perdiendo fieles porque ve incoherencias como ésta por ejemplo. Yo no entiendo padre porque usted escribe en este medio donde hay una apología general, al 100 por ciento del pecado del odio contra Correa y sus políticas sociales cuando estas son en beneficio de las mayorías que han sido explotadas y abusadas por siglos por los apellidos de siempre que casualmente también escriben o son representados por sus opinólogos en esta pagina. Es incoherente y eso me cuestiona, es como si usted estuviera de acuerdo con lo que dicen y hacern.

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