23 abril, 2024

Como ha pasado el tiempo

No es que me sienta viejo, al menos de espíritu trato de no serlo, pero de un día para otro se te presenta tu hijo y te dice Papi, este fue mi último examen del colegio y recién ahí te vas cuenta de todo el tiempo que ha pasado, y aunque no lo creas ese retoño tuyo, ya se ha convertido en un próximo bachiller de la República.

Hace sólo unos pocos días, nos felicitábamos con mis compañeros de promoción, ya que cumplimos 25 años de graduados, con la casualidad y con un premio adicional que también se convertirá en el primer año de graduado de mi hijo.

Mirar atrás ya no vale la pena, el tiempo pasó y lamentablemente no volverá, siento que como padre, he cumplido hasta donde mis posibilidades me lo han permitido, quizás estar más tiempo con mi familia sería una de la tareas que debo realizar con más acuciosidad, pero contento porque el fruto que se ha desarrollado, es a mi parecer un buen joven, con las metas claras y con la convicción que es más importante el servir que servirse, el dar que recibir, el ser y no parecer.

Dar buenos ejemplos en los tiempos actuales no ha sido tarea fácil, hay que llenarse de humildad y paciencia, como me repetía un gran amigo, para no tirar por la borda todo lo que uno ha tratado de construir durante el largo y duro trajinar de nuestra vida, pero ver a esa persona, que quizás ayer estuvo en tu regazo cuando era un recién nacido convertirse en un hombre de bien, es la mejor paga que Dios nos puede dar.

Le espera un camino duro, nuestra situación como país no es de la mejores, los escenarios que se están presentando, cada vez son más turbios, pero tengo la seguridad que él sabrá tomar las mejores decisiones y siempre buscará más que su beneficio, el bien común.

Por eso me siento satisfecho, por eso no me siento viejo, por eso más que todo, me embarga una nostalgia de tener que aceptar que esa ave en la que se ha convertido, próximamente buscará nuevos aires y nuevos vientos para volar, el síndrome del nido vacío, nos golpea a todos los padres, pero esa es una ley natural de la vida y debemos respetarla y asumirla, aunque por dentro nos parta el alma.

Son palabras que quería compartirlas con ustedes queridos lectores, cuando miramos atrás recién nos damos cuenta COMO HA PASADO EL TIEMPO.

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La Boda

Asistí hace pocos días a un matrimonio, en el que se leyó como es costumbre en estas ocasiones el pasaje bíblico de las Bodas de Canaán. Ya lo había escuchado un sinnúmero de veces, pero ahora la idea que llegó a mi fue distinta. Sin poder repetir con exactitud lo que el sacerdote dijo, remito algo parecido y escrito según mis palabras:

A los novios de las Bodas de Canaán se les acabó el vino; la fiesta entonces se iba a convertir en un fracaso y todo el pueblo iba a comentar sobre eso, contando con los invitados que seguramente harían las peores críticas sobre sus anfitriones. Pero, ¡Oh sorpresa! No contaban con ciertas amistades del novio y de la novia. Había entre sus invitados dos personas que harían de aquella situación algo que sería recordado por los siglos de los siglos: un milagro. Una sencilla Mujer invitada a la boda, quien parece tenía la costumbre de estar muy pendiente de todo, se da cuenta de que el vino se había terminado. Dice entonces a su Hijo, a estos dos se les acabó el vino, dales una mano, que los pobres están desesperados. El Hijo que no quería salir de su low profile (bajo perfil) le pide que no se meta en ese asunto, aún no es su hora de actuar. La verdad no sabemos qué es lo que estaba esperando o cuando sería el momento preciso en que se diera a conocer al mundo. En tal caso, tuvo que demostrar su identidad secreta porque aquella mujer como toda buena madre, no tomó en cuenta sus palabras y con sutil delicadeza ordenó a los empleados de aquella casa: ¡hagan lo que Él les indique! El obediente Hijo, se puso manos a la obra al darse cuenta que no podría ir contra la insistencia de su Madre, entonces hizo llenar las tinajas de agua y luego transformó el agua en vino. Con más que suficiente vino para esa noche, continuó la fiesta y con un detalle que jamás olvidarían los invitados; terminado el vino mediocre, los novios ofrecieron el mejor vino de la historia. Que se sepa, nunca jamás nadie ha probado un vino tan exquisito.

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