Parece increíble la facilidad que tienen las personas para olvidar los hechos o las ofensas que se reciben tanto en lo personal como a una comunidad; éstas pasan a ser un simple recuerdo muy rápidamente. Me referiré al mamotreto que se construyó en la esquina de la Fiscalía General en Quito.
No cabe duda que el mal llamado mural que mandó a construir el Fiscal con dinero de todos los ecuatorianos es un nuevo ataque no sólo a la ciudad de Guayaquil, sino a quienes la habitamos tanto por nacimiento, como por otras circunstancias de la vida sean por la necesidad de subsistir o para forjar una nueva vida.
El muralista de marras contratado, presenta en su supuesta obra al Ing. León Febres Cordero, Ex Presidente Constitucional de la República, junto a un grupo de dictadores, algunos sanguinarios, olvidando que él fue elegido mayoritariamente para conducir nuestro país y posteriormente votado en forma abrumadora, para ser el artífice del inicio de la reconstrucción de nuestra ciudad.
Según se ha dicho por parte de voceros de la Fiscalía, la representación del vergonzoso mural es para que nunca se borre de la memoria, ni se pierda de la retina, los actos de lesa humanidad efectuados mientras gobernó el país, sin recordar que evitó que guerrilleros y sicarios se apoderen de las ciudades o de parte de nuestro territorio.
La ofensa a Guayaquil ha quedado expuesta en la esquina de la Fiscalía. Se dice que algunos quiteños estuvieron en desacuerdo con aquello; pero no a de ser tanto ya que no se han visto las protestas si efectivamente estaban en desacuerdo.
En nuestra ciudad no olvidamos los problemas que se armaron cuando el monumento al Ing. Febres Cordero se iba a colocar en los bajos del Fortín en el ingreso al Barrio Las Peñas. Un grupo de afuereños, aliados al partido gobernante y en unión del Instituto del Patrimonio Cultural, adujeron entre otras cosas que éste se quería colocar en un área considerada patrimonial. Soberbia ignorancia, típica de quienes desconocen la ciudad
Una inmensa amargura y frustración es lo que refleja el mural; alguien trasmitió dichos sentimientos al muralista de marras o tal vez es el resultado de su propia cosecha.
No obstante que en nuestra ciudad se han declarado en muchas ocasiones a personas como enemigas y no gratas por atentar en diferentes formas contra ella; valdría la pena de que sobre este tema que tiende a olvidarse exista un pronunciamiento más fuerte por parte de los verdaderos guayaquileños.
Prohibido olvidar