19 abril, 2024

El Bitcoin y el Rafo

Las palabras “Bitcoin” y “Rafo” todavía no aparecen en el diccionario.

Pero mucha gente y las publicaciones –no sólo de asuntos económicos– hasta en la puerta de algunos negocios, ya cuando menos una de ellas es conocida.

Esta moneda virtual, “Bitcoin” que a fines de noviembre superó por primera vez topo los 1.000 dólares de cotización, se encuentra también en Argentina, sirviendo a una gran comunidad que la usa como medio de pago y como inversión.

Sí, la misma Argentina, en dónde las provincias emitían bonos utilizables como dinero. (Uno de mis cuñados me regaló algunos de la Provincia de Córdoba que me trajeron a la memoria los “limber”).

“El Bitcoin es una moneda y es una tecnología”, explica Diego Gutiérrez Zaldivar, uno de los principales impulsores de la moneda a través de la Fundación Bitcoin Argentina. “Es una moneda porque se puede usar como medio de pago y también sirve para atesorar. Pero es también una tecnología. Yo siempre digo que no tiene mucho sentido entender cómo funciona la tecnología, de la misma manera que no entendemos del todo cómo funciona una central telefónica o una computadora. Pero sí sabemos que es una tecnología confiable”.

La idea apareció en 2009, cómo el abracadabra, en un ensayo apellidado “Bitcoin”. Que fue una instancia de “modelo Web de dinero electrónico”; firmado por un tal “Satoshi Nakamoto”.

Sin embargo, se cree que es un trabajo conjunto de varios programadores. A su inicio el caudal era sólo un par de dólares, pero hoy está en unos 900 a 1000 dólares; tal cual acciones de Sex and the City.

“Según Cristian Borghello, experto en seguridad informática, fue desarrollado por expertos con un “alto nivel de conocimiento en programación”, y es una tecnología que hasta ahora no ha podido ser vulnerada”. (Empero, si tuvo su resbalón fuerte que pudieron subsanar).

¿Por qué el Bitcoin ha logrado tanto éxito en Argentina? Por un lado, este siempre fue un país líder al que los malos Gobiernos han acostumbrado a las fluctuaciones económicas (devaluación, inflación, cambios de moneda), con lo cual hay muchos mandantes argentinos atentos a nuevas posibilidades de “Lleve en mano”.

Mientras que en algunos países el bitcoin es un modo de especulación de apenas una elite de jugadores y millonarios, ahí tiene un alcance mucho más extendido.

“Hay comercios que comenzaron a aceptar esta moneda virtual como parte de pago, entre ellos, los restaurantes de El Histórico San Telmo y Antidomingo en Saavedra. La lista incluye hoteles, alquileres de departamentos, venta de obras de arte y, sobre todo, servicios tecnológicos”, dice Mariano Gorodisch, autor de “60 Opciones para invertir en pesos y ahorrar en dólares”.

“Hay dos maneras de obtener Bitcoins. Una es a través de un procesamiento que hace la computadora de manera automática. Es un tipo de trabajo similar al que hacen las PC conectadas entre sí cuando intercambian música y películas”. Son recursos puestos al servicio de una red.

Es igual a los frejoles que usábamos imaginativamente para jugar naipes, aunque el sistema tiende a complejizarse a medida que hay más gente gestionando en su extracción (y así evitar que se devalúe).

Hasta ahora hay 11 millones de Bitcoins en circulación, y la emisión de moneda terminará cuando se llegue a los 21 millones, con lo cual se garantiza su valor. Se emite lo suficiente como para que pueda circular y sea deseado, pero no tanto como para que llegue a devaluarse.

Cada “Bitcoin” (Igual dicen del “El Rafo”) se almacena en una cuenta única –una especie de billetera virtual– que cada usuario puede administrar a través de sus dispositivos electrónicos: PC´s, tablets o teléfonos celulares.

La otra manera de hacerse de Bitcoins es comprarlo a alguien que ya los tiene, de la misma manera que se pueden comprar bonos o acciones; o como pudimos haber hecho ir a la alacena de mamá y coger un poco de porotos adicionales.

Esta moneda virtual, uno de los fenómenos globales de este año, ha generado que instituciones tradicionales, como el (in)gratamente conocido, por nuestro Gobierno actual, banco de inversión JP Morgan Chase, esté solicitando patentar una aplicación para comercio electrónico muy similar a las de la moneda “Bitcoin”, “Rafos” o frejolitos.

¡A mi mis profesores me enseñaron huye de lo que no puedas ver! Y por no saber robar, ni creer en fundir joyas para llevarlas escondidas a otros lares, ni comer cheques… ¡Estoy aprensivo!

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Nos domina una ciega irreflexión ciudadana o una estupidez colectiva. Lo cierto es que vivimos episodios que debieran causarnos perplejidad, indignación moral, resistencia cívica y hasta aparición de “forajidos”. Pero nada de esto se da. Se mira los hechos pasar, se los comenta y luego quedamos en espera de nuevos e insultantes acontecimientos que hagan olvidar los anteriores.

¿ Qué clase de castración mental y moral nos agobia ? La primera respuesta que nos damos es que hemos comenzado a experimentar los efectos de un sistema totalitario de gobierno, que cierra cada vez más las salidas democráticas a los problemas y que hace emerger cobardías que terminarán degradando nuestra dignidad y condición humanas. Cobardías que, como casi todas, germinan en el seno de nuestra propia estupidez.

1 comentario

  1. Mi tio Daniel me enseno este dicho: «Ver para creer dijo Santo Tomas y si lo ves nolo creas y si lo crees…ponlo en duda»!

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