23 abril, 2024

Te acordarás un día

Siguiendo la línea del romanticismo, vamos a presentar aquí otros versos de Buesa. Comenzando por “Ya sólo eres aquella…”, un tema de Guilherme de Almeida, que Buesa describe magistralmente:

Ya sólo eres aquella…

José Ángel Buesa, (sobre un tema de Guilherme de Almeida)

Ya sólo eres aquella
que tiene la costumbre de ser bella,
ya pasó la embriaguez.

Pero no olvido aquel deslumbramiento
aquella gloria del primer momento
al ver tus ojos por primera vez.

Y sé que aunque quisiera,
no he de volverte a ver de esa manera,
como en aquel instante de embriaguez.

Y siento celos al pensar que un día
alguien, que no te ha visto todavía,
¡verá tus ojos por primera vez!

Luego de esto, podemos disfrutar de su hermoso: “Te irás tal vez…”

Te irás tal vez…

José Ángel Buesa

Te irás tal vez, te irás como una barca,
buscando el mar, o huyendo de la tierra,
pero estarás en mí, como la marca
de un doblez en un libro que se cierra.

Te irás tal vez y como tantas cosas
que están presentes aunque se hayan ido,
serás en mí como un rosal sin rosas,
pero secretamente florecido.

Te irás tal vez, te irás calladamente,
mas si el humo se va, queda la brasa
y te parecerás a la corriente
que pasando y pasando, nunca pasa

Y así te irás sin irte, como un largo
rumor de agua cayendo noche y día,
porque deja de llover y sin embargo,
nos parece que llueve todavía.

Y terminemos con su melancólico: “Te acordarás un día…”

TE ACORDARÁS UN DÍA…

José Ángel Buesa

Te acordarás un día de aquel amante extraño
que te besó en la frente para no hacerte daño.
Aquel que iba en la sombra con la mano vacía,
porque te quiso tanto que no te lo decía.
Aquel amante loco, que era como un amigo,
y que se fue con otra, para soñar contigo.

Te acordarás un día de aquel extraño amante,
profesor de horas lentas, con alma de estudiante.
Aquel hombre lejano, que volvió del olvido
sólo para quererte como nadie ha querido.
Aquel que fue ceniza de todas las hogueras
y te cubrió de rosas sin que tú lo supieras.

Te acordarás un día del hombre indiferente
que en las tardes de lluvia te besaba en la frente.
Viajero silencioso de las noches de estío,
que sembraba en la arena su corazón tardío.
Te acordarás un día de aquel hombre lejano,
del que más te ha querido, porque te quiso en vano.

Quizás, así, de pronto, te acordarás un día,
de aquel hombre que a veces callaba y sonreía.
Tu rosal preferido se secará en el huerto
como para decirte que aquel hombre, se ha muerto.
Y el andará en la sombra, con su sonrisa triste
y únicamente entonces, sabrás que lo quisiste.

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