25 abril, 2024

El hastío

Es el cansancio absoluto, la desolación, las ganas de no tener ganas, la
inexistencia de la felicidad.

El cansancio por una cosa que ya no llena, no satisface, no agrada. Hastío de
vivir o angustia. A veces sucede. Y si sucede, suele seguir y vives hastiado;
solo quieres descansar, porque todo te repele.

Hastío es una palabra que proviene del latín fastidium, y está vinculada a la
repugnancia por la comida; cuando se ha comido hasta el hastío, justamente,
y ya no se desea comer un bocado más. Aunque el término se refiere
también al tedio y al disgusto, es decir al aburrimiento o cansancio y a la falta
de gusto.

Si algo en la vida causa molestias continuamente, si esa situación ya no
divierte, si todo se vuelve monotonía, si todo es una limitación continua,
¿cómo no sentir hastío? Es como estar encerrado en una habitación sin
ventanas, como haberse metido ahí, y haber mandado a clausurar las
puertas. Estar encerrado, preso, atrapado, sin libertad, eso es sentir hastío.

Sentir que el tiempo no transcurre…hasta deprimirse y dormir despiertos,
porque mejor es soñar que vivir.

Ya lo dijo el genial William Shakespeare:

“¡Ser o no ser: He aquí el problema!
¿Qué es más levantado para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la
insultante fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y,
haciéndoles frente, acabar con ellas? ¡Morir…, dormir; No más!

¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil
naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne!

¡He aquí un término devotamente apetecible!

¡Morir…, dormir! ¡Dormir!..¡Tal vez soñar!

Para los psicólogos, el hastío pude llegar a vincularse con el consumo de
drogas, las personas sienten que nada vale la pena y se vinculan con las
drogas, para escapar de la realidad.

Pero más allá de estas situaciones que causan daño y aniquilación del ser
física y mentalmente, quizá la resignación el espíritu, sea también un camino
tan nefasto y aniquilador como la alucinación que dan las drogas. Lo cierto es
que chocando contra la oscuridad, solo se logra sentir el golpe una y otra vez,
hasta caer abatidos por el cansancio y por el dolor. Sin ganas de nada más,
solo dormir… ¡tal vez soñar!

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Y hasta prescindiendo de ellos. Hay momentos en que una revolución cree poder hacer lo que le viene en gana. La oposición política , llamada a fiscalizar y enfrentarse al Poder para corregir tales entuertos , aún no decide agruparse y actuar. Prosigue en sus cálculos. Y la ciudadanía , como me decía un lector, se harta de que una misma noticia sea repetida cien y más veces , por espeluznante o inmoral que fuere , si las sanciones no sobrevienen .

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