28 marzo, 2024

Temas de Comentario

Existen muchos tópicos que comentar, eso incluye temas públicos y asuntos de orden más individual que no tienen ese carácter de colectivo que deben poseer los temas que los columnistas de ordinario tratan en beneficio de la sociedad. Los temas de orden político social, que son de eminente corte colectivo son los primeros en saltar a la palestra, pero inmediatamente concurren los otros.

Me gustaría tratar sobre la libertad de expresión, se me hace extraño hacerlo, porque realmente si vemos en el punto de vista legal, no hay ninguna restricción al respecto, salvo las que obligan, por estar inmersas en el cuidado lógico de no llegar al plano de la injuria, pero eso no sería de tener en cuenta si el poder judicial realmente garantizara los derechos de demandantes y demandados. Si este no estuviera en la difícil situación de hacer la venia al más fuerte, sin aclarar quién lo es ni porque. Pero, en el poder judicial se ventilan fuerzas en este momento, que se enrumban para responder al más fuerte, y no necesariamente admito que el más fuerte sea el gobierno, no nos olvidemos que existen otro tipo de fuerzas, políticas, económicas, compromisos, colas, rabos de paja, etc., no sabemos quién esta alineado con quien ni por dónde. Es impredecible en un país en donde el modus vivendi ha sido la corrupción.

Pienso que de una u otra forma la libertad de expresión siempre tuvo y tiene limitantes, incluso personales, se habla o se dice lo que no pone en peligro ni la corporación, ni la agrupación política o el interés político, no se dice lo que no conviene como grupo económico, social, ideológico. Se calla convenientemente el escandalo familiar, la vergüenza, siempre hay limitantes que parten de ciertos parámetros que encajan a la expresión en un condicionamiento. Hablar de libertad de expresión es hablar de tener la posibilidad de no callar y saber escoger el punto más conveniente, dependiendo de la óptica con la que se mire y se tome la afirmación. Para el gobierno es bueno aquello que le reconoce beneficios y es malo aquello que no. Al revés para quienes son detractores del gobierno es bueno aquello que merma la credibilidad del gobierno y minimiza lo positivo o no reconoce la posibilidad de que esto exista. Son puntos de vista que al final del día también se convierten en limitantes de la libertad de expresión porque son moldes a seguir según la cobija escogida.

Lo malo aquí no está en aceptar una u otra posición. El mal esta hecho, se creó una división profunda con una polarización que tiene que desencadenar una radicalización de posiciones y esas radicalizaciones siempre terminan con el propósito de erradicar definitivamente el punto de vista contrario y eso si es malo. Normalmente esas acciones acarrean muchos dolores y en algunas situaciones arrojan condiciones extremas que hacen derramar más que lágrimas.

Si, es verdad, existen disposiciones que se están incluyendo en las leyes que apuntan definitivamente a estrechar el ámbito de acción de la prensa no alineada gubernamentalmente, lo que es malo, porque en el Ecuador no tenemos prensa publica, sino prensa oficial, los periodistas de los llamados medios públicos aun no diferencian estado, de gobierno, pero eso es error de las mismas universidades que no han definido un pensum académico riguroso que otorgue un título de tercer nivel a estudiantes con conocimientos sociológicos, filosóficos, literarios, profundos que hayan permitido que el estudiante sepa discernir como buen comunicador entre el mensaje puro y el comprometido, con sesgo. Que le enseñen conscientemente a crear dicho mensaje, pero a sabiendas y con compromiso.

La libertad de expresión no puede estar supeditada a posiciones ideológicas partidistas, no puede depender de conveniencias de gobierno. Salvo que el gobierno admita la necesidad de crear una corriente de pensamiento dogmática que no admita la posibilidad de una tercera o segunda posición. Por considerar que su punto de vista es el único positivo, en ese caso el gobierno tiene que admitir que es partidario de una posición absolutista, que no admite las posiciones contrarias, pero tiene que decirlo, no tratar de crear nubes de ilusión que lleven inconscientemente a los ciudadanos a formas de estado que no son compartidas doctrinariamente, ni por efectos de costumbre social, religiosa, etc.

Realmente he tratado de ser comunicador por treinta y siete años, hasta ahora no encuentro el punto de equilibrio entre las razones particulares para determinar cuál es la verdad. Eso me ha llevado a pensar que tienen que darse dos tipos de elementos o formatos comunicacionales, en el uno tiene que trasmitirse los hechos puros y simples, sin apreciaciones personales y en el segundo, solamente los comentarios o criterios de lo que se conoció como hecho. Ambas circunstancias tienen que estar moldeadas por un reborde ético de no agresión a la honra, a la individualidad ni aún en el caso de contar con las pruebas puede el periodista agredir, así como tampoco lo puede hacer el ciudadano del estado llano. Peor aún las autoridades, cualquiera que sea su rango, no fueron elegidos para fustigarme, sino para llevar el país en una senda de trabajo y progreso, sin convertirme en ciudadano de segunda clase por no ser parte de los percentiles de pobreza extrema, media o baja. O por no ser parte de su proyecto político, que por suyo es excluyente de mi sentir y querer, lo contrario lo acreditaría como nuestro. Es claro que a los sectores pobres referidos tampoco pertenecen ni pertenecieron ni pertenecerán quienes gobiernan y conducen el estado, por lo que el discurso se transforma en vacío al ser impuesto, lo que ya es otra limitante a la libertad de expresión.

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  1. Exelente ensayo que nos regala. Las distinciones que hace entre el articulo de opinion y el reportaje, mas que adecuado.Lo mismo en cuanto a la autosensura ,aunque quizas en este respecto ,se le pueda haber quedado algo en el tintero .Como aunque formalmente siempre se tiene la «libertad» de expresion , aun en la peor de las dictaduras,es el miedo dosificado por los gobiernos a los ciudadanos,lo que nos hace autosensurarnos en el discurso publico. Saludos.

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